martes, 12 de agosto de 2014

MACHETE KILLS * (4d10)

En 2007 Robert Rodriguez y Quentin Tarantino dieron rienda suelta a sus fantasías más frikis con ese homenaje al cine de serie B de los años 70 llamado Grindhouse (que aquí en España, ¿cómo no?, tuvimos que ver mutilado y alargado en forma de dos películas independientes). 
El invento consistía en una especie de “sesión doble” de cine casposo con Planet Zombie y Death Proof como platos fuertes y una colección de falsos tráilers dirigidos por ellos mismos y sus amiguetes más íntimos entre título y título. Uno de ellos fue Machete, una marcianada protagonizada por el primo de Rodriguez, Danny Trejo que gustó lo suficiente como para convertirse, en 2010, en película real.
Ese Machete era una frikada de órdago que homenajeaba a todos los elementos casposos de aquella época de cines de barrio en sesión continua, totalmente pasada de vueltas, generosa en sangre, sexo y violencia y que tenía su gracia por lo novedoso del invento y lo excesivo que era todo en pantalla (aún recuerdo mis carcajadas viendo a Trejo saltar por la ventana de un hospital agarrado, cual liana de Tarzán, a los intestinos de uno de sus enemigos). Además, Rodriguez, como su mentor Tarantino, sabe rodearse de buena compañía y la cosa no funcionó del todo mal. Por eso, y viendo el espectacular reparto de su secuela, me sorprendió (aunque tampoco demasiado, ya sabéis lo que opino de las distribuidoras españolas) que no se estrenara comercialmente en cines y hayamos tenido que recurrir al DVD para… ¿disfrutarla?
Entrando ya de lleno a valorar la película, la primera conclusión es que Robert Rodriguez comienza a desgastarse peligrosamente. Demasiado acostumbrado a malvivir de sus éxitos del pasado (El Mariachi tuvo dos secuelas, Spy Kids dos más y una especia de spin off y, aunque él no participara como director, Abierto hasta el amanecer cuenta con dos continuaciones y una serie de televisión), Machete Kills es una fotocopia de aquella gamberrada, algo más suavizada (no hay desnudos en esta secuela y las escenas de gore son bastante burdas) y donde el único aliciente es disfrutar de la colección de grandes figuras del cine que pasean por ahí como quien va a una fiesta de celebritys que lucen palmito pero poco más ninguno de ellos parece esforzarse especialmente en sus personajes (la mayoría apenas garabateados) a excepción de ese gran actor injustamente apaleado y olvidado por la industria como es Mel Gibson, capaz de hacer con su mera presencia que la película suba enteros cada vez que aparece en plano. 
En el lado opuesto, ese armario viejo y feo que es Danny Trejo parece en esta ocasión peor actor aún que de costumbre, que no quiere (o puede) aprovechar una de las escasas oportunidades de ser centro de atención y que ni siquiera tiene la oportunidad de provocar las carcajadas como el Machete original al convertirse en una especie de sex simbol irresistible para las damas más explosivas.
Rodriguez es un cachondo, y ello implica que algún momento de cachondeo destacable hay en su película, como los pechos ametralladora de Sofía Vergara o el presidente de los Estados Unidos crápula y fascista al que pone rostro Charlie Sheen (otro gag ingenioso es presentar al actor como un debutante al utilizar su nombre real: Carlos Estevez), pero no es suficiente como para salvar esta absurda historia en la que Machete parece ser inmortal y la única esperanza para evitar el fin del mundo.
Con la colaboración de nombres como Lady Gaga, Antonio Banderas, Amber Heard, Michelle Rodriguez, Cuba Gooding Jr., Vanessa Hudgens, el inevitable Tom Savini o la breve aparición de Jessica Alba, Robert Rodriguez no hace más que copiarse a sí mismo en un film que, perdida la capacidad de sorprender de su antecesora, resulta flojo e insuficientemente divertido y que, desde luego, no invita a ver esa anunciada continuación que se llamará Machete mata… en el espacio. Incluso sirve para sembrar las dudas sobre otra secuela inminente, la de Sin City, que posiblemente se limite de nuevo a repetir los tics de la primera otra vez con un impagable reparto.







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