domingo, 30 de octubre de 2016

DOCTOR STRANGE: Magia en estado puro.

Es evidente que en los últimos años el cine de superhéroes ha cogido una importancia vital en el cine. Tanto, que los más agoreros llevan años hablando de una gran burbuja que tarde o temprano va a estallar. Pues bien, no será Doctor Strange quien la haga estallar.
En Marvel han encontrado la clave del éxito y no piensan abandonar el sendero. Por ello, Doctor Strange sigue a pies juntillas la marca de la casa: héroe con pies de barro, acción espectacular y chascarrillos varios. Sin embargo, también han conseguido desde La Casa de las Ideas que cada personaje tenga una identidad propia y sea único en su especie, y en ese sentido Doctor Stranger tampoco decepciona.
TrasGuardianes de la Galaxia y Ant-Man, Doctor Strange es el nuevo icono que va a arrasar en taquilla pese a ser un personaje de los menos conocidos de Marvel, por más que haya pasado más de treinta años desde su creación y que en la última década haya pertenecido (en el comic) a Los Vengadores y a un grupo que ha revolucionado el mundo Marvel: los Illuminati.
Como en las películas anteriormente nombradas, Doctor Strange supone un paso más hacia el intento de agrandar el universo (los Universos) Marvel. Si en Guardianes de la Galaxia se expandía hacia el cosmos y en Ant-man se descubría el micro-verso, en Doctor Strange se habla por primera vez del multiverso y de las dimensiones paralelas, abriendo un enorme abanico de posibilidades a las futuras adaptaciones Marvel.
Ya de lleno en la fase tres, Doctor Strange supone, en cierta manera, un retorno a la Marvel más primigenia con una película origen de un personaje, Stephen Strange, que bien podría recordar al Tony Stark del primer Iron Man: egocéntrico, triunfador y egoísta que no cree en nada ni nadie más que en sí mismo hasta que el destino le da una mala mano y debe aprender a jugar con las cartas recibidas. Es entonces cuando deberá abrir su mente para poder conocerse a sí mismo y, de paso, conocer muchos secretos que desconocía y para los que no estaba siquiera preparado.
Doctor Strange es una película de superhéroes, desde luego, y por ello contiene peleas a cascoporro y espectacularidad sin límites, pero el trabajo de Scott Derrickson, director de películas oscuras como El exorcismo de Emily Rose, Sinister o Líbranos del mal, da una nueva orientación al personaje, enfrascándolo en mundos imposibles de imaginar que, aun recordando en parte a lo visto en Origen de Christopher Nolan sabe ir mucho más allá y no repetir el truco más de lo necesario, confeccionando una galería de colores y psicodelia deslumbrante.
Benedict Cumberbatch, al igual que lo hiciera en su momento Robert Downey Jr., sabe hacerse suyo el personaje, tomando algunos matices de la chulería de su Sherlock (o incluso de Khan) pero llevándolo al terreno Marvel, en una película divertida sin llegar a ser cómica que logra ser diferente a todo lo visto hasta ahora.
Curiosamente, la construcción del personaje se hace a ritmo lento y funciona de maravilla (imagino que algo así es lo que pretendían hacer en la horrible Cuatro Fantásticos), con un guion inteligente y unos personajes muy bien definidos y brillantemente interpretados (no creo que nadie se vaya a quejar, después del trabajo de Tilda Swinton, de que el Anciano sea ahora mujer). Es solo hacia el tramo final en el que se desborda la acción y el enfrentamiento entre los buenos y los malos debe producirse de manera inevitable, pero incluso entonces Doctor Strange consigue salir airosa de esa evolución del género para ofrecer un giro inesperado diferente a la destrucción gratuita y caótica que tanto se ha repetido desde el irrepetible (perdonen la redundancia) clímax final de Los Vengadores (a ver si aprendes, Zack Snyder) y ofrecer una alternativa final sorprendente e incluso rompedora.
Doctor Strange es una nueva visión del universo Marvel, apenas conectado a él en una frase aislada aunque de vital importancia, pero que formará indudablemente parte de un gran futuro tal y como se anuncia ya en una de las escenas postcréditos.
Marvel sigue creciendo y lo sigue haciendo maravillosamente bien. De momento, la fórmula no se agota. Y el mérito de hacer triunfar a los personajes “menores” (¿quién no está deseando la llegada de Black Panther?) no tiene precio.
Que siga la fiesta…

Valoración: Ocho sobre diez.

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