domingo, 27 de enero de 2019

CREED II

Después del buen sabor de boca que dejó Creed, de Ryan Coogler, perecía claro que íbamos a tener secuela y que el hijo pródigo de Apolo Creed estaba destinado a encabezar su propia saga, lejos ya de la sombra de Rocky.
 Sin embargo, lo primero que deja entrever esta secuela, ahora en las manos del director Stephen Caple Jr. (prácticamente un debutante) es que esa sombra es demasiado alargada. Si bien en España se sigue abusando del subtítulo “la leyenda de Rocky” para promocionar la película, lo cierto es que la historia no permite que nos olvidemos nunca del famoso púgil, estando en todo momento en el centro de la trama y evitando con ello que Adonis Creed pueda volar solo.
Tiene un cierto aroma de despedida, no sé si del personaje de Rocky solamente o de la propia saga (que está funcionando bien en taquilla, pero tampoco ha sido para echar cohetes), pero habría estado bien saber hasta donde el personaje encarnado por Michael B. Jordan con gran eficacia podría haber llegado por sí solo. Sin embargo, pese a que Creed II tiene un gran nivel desde el punto de vista emocional y goza de momentos de gran espectacularidad, la sensación de seguir arrastrando los fantasmas del pasado pesa demasiado para lograr ser todo lo épica que podría. Ya se suponía que Creed era el punto de partida y la despedida a la vez del personaje que hizo grande a Stallone, por lo que esta debía ser, tal y como prometía, una secuela de ese film, y no el octavo capítulo de la saga Rocky, una saga, por cierto, con más despedidas de las que uno pueda recordar.
Y no es el retorno de Ivan Drago (recurso fácil pero eficaz) el problema, sino esa sensación de estar viendo más de lo mismo. Allí donde Creed arriesgaba (incluyendo ese magnífico plano secuencia de su final), Creed II se limita a cumplir, y si bien el resultado final está por encima de la mayoría de secuelas del Rocky original termina sabiendo a poco, quizá más por lo que podría haber ofrecido que por lo que finalmente da.
Con todo, se agradece el lujo de una producción que, pese a que no puede aspirar a sorprender en ningún momento, hace suficiente hincapié en las historias personales de sus protagonistas como para mantener la emoción y nervios en las escenas de lucha, elegantemente filmadas. Aunque predomine el sentido del espectáculo, el retorno de unos fantasmas del pasado (hay que recordar que fue Drago quien mató a Apollo Creed en combate en la lejana Rocky IV y es su hijo quien ahora pretende enfrentarse al hijo de aquel) ayudan a dar trasfondo a una historia quizá demasiado trillada y esquemática.
Lo mejor, de nuevo, las interpretaciones. Quizá Stallone esté un poco con el piloto automático (no en vano es la octava vez que da vida al personaje, nueve si incluimos a esa versión apócrifa que fue La gran revancha), pero tanto Jordan como Thessa Thompson están a un gran nivel, mientras que Dolph Lundgren (que después de su participación en Aquaman cierra un 2018 de ensueño) es todo carisma, haciendo lamentar que quizá fuese el gran desaprovechado e toda esa galería de actores hipermusculados que reinó en los ochenta, siempre a la sombra de Stallone y Schwarzenegger).
Es esta Creed II, en fin, una buena continuación de la saga, que parece una despedida sin llegar a serlo (de nuevo la fanfarria de Rocky suena tras un combate), con ecos del pasado y un Stallone que ha llegado a cerrar las puertas a un futuro retorno en twitter, pero que pierde fuerza en comparación a su predecesora y que hace que se añore la cámara virtuosa de Coogler y un guion algo menos acomodativo.

Valoración: Siete sobre diez.

THE OLD MAN & THE GUN

Una de las películas mejor valoradas del año pasado fue la intimista A Ghost History, de David Lowery, con Casey Affleck y Rooney Mara. Ahora, director y actor vuelven a colaborar juntos en The old man & the gun, una conmovedora historia de atracos que sigue el mismo camino que la mencionada película de fantasmas y que será recordada por ser la despedida como actor de un grande como Robert Redford.
No podía tener mejor epílogo la carrera del actor (que ya había estado a las órdenes de Lowery en Peter y el dragón) que este título que parece filmado con una exquisitez propia de hace varias décadas, como si con ella Redford regresara a la época que vio sus mejores trabajos. La historia, con un tono crepuscular pero alejado del ruido visual de otros films del estilo como Sin perdón o Logan, gira alrededor de Forrest Tucker, un hombre que ha pasado su vida atracando bancos, pero siempre con un estilo y una elegancia dignas del Johnny Hooker de El golpe. Con un buen nombre de ilustres veteranos rodeando a Redford (ahí están Sissy Spacek, Danny Glover o Tom Waits), la película es una especie de juego del gato y el ratón entre un policía empeñado en desarticular esta peculiar banda de atracadores de la tercera edad y el protagonista (inspirado en un personaje real), que podría evocar a la excelente Comanchería. Sin embargo, de la mano de Lowery, el film se aleja del previsible tono de thriller para ser una obra plenamente intimista, cargada de miradas y silencios, un resumen de lo que ha sido Robert Redford en el mundo del cine y que compone, al film, la mejor despedida para un grande.
Muchos actores se despiden de la interpretación a la fuerza, siendo su última aportación una película más dentro de una extensa filmografía. En el caso de Redford, este es un adiós inteligentemente buscado, una película que pese a su condición de pequeña, casi indie, rezuma grandeza por todas partes, siendo a la vez un catálogo de emociones y una carta de amor. Tantas son las virtudes de este film, que insisto, parece sacado de otra época, que la única pega es que esa condición de despedida pueda empañar el resto de sus méritos, como los momentos que comparten Redford y Spacek o el trabajo interpretativo de un Affleck al que poco parece importarle su actual condición de maldito.
The old man & the gun (otro título cuya falta de traducción al español es un misterio) es más que una historia sobre un atracador: es la imagen de Redford a caballo recortado por el sol, es su sonrisa pícara mientras consuela a la cajera durante el robo, es la imagen de un Gatsby cargado en años y sabiduría, es la huida hacia delante de su Sundace Kid, y esto por no mencionar ese flashback que rememora el pasado del protagonista a la vez que rememora el pasado del actor, o ese juego metalingüístico del hombre que no ha sabido renunciar a lo que mejor se le daba (atracar y escapar de la cárcel en un caso, hacer cine con mayúsculas en el otro).
Definitivamente, todo tiene un final. Y el de Redford, como el del Forrest Tucker, viene acompañado de una sonrisa.

Valoración: Ocho sobre diez.

FAMILIA AL INSTANTE

Dentro del género de la comedia existe una ramificación que a mi me gusta llamar “comedia de llorar”, es decir, esas historias cargadas de chistes y gracietas pero que al final rocían al espectador con una empalagosa dosis de sentimentalidad que buscan conmover más que divertir abusando, generalmente, de un buenrollismo disfrazado de falsa realidad.
Familia al instante se inspira en historias reales para adentrarse en el mundo de las familias de acogida siguiendo las peripecias de un matrimonio que, dudosos sobre si deberían tener hijos propios debido a su edad, deciden acoger a un niño, terminando con un lote conformado por tres hermanos, para descubrir que el mundo de la paternidad no es el camino de rosas que ellos imaginaban.
Más allá de ser esta una comedia sobre la paternidad, hay un momento en que deriva hacia el debate entre el conflicto entre padres (solamente madre en este caso) biológicos y padres “postizos”, algo que podría recordar, por ejemplo, a la película española Marsella, aunque mientras aquella era un drama centrado en los diferentes puntos de vista entre las dos madres, invitando a la reflexión y el debate sobre quien debe tener la custodia de un hijo, aquí el tema es una simple excusa para apretar un poco el corazoncito de los espectadores y desembocar en un final que se adivina desde el primer minuto y que redunda en la condición de comedia ligera y muy blanca que es de lo que en realidad se trata.
Teniendo claro, pues, que no estamos ante una película de gran profundidad (a habidas cuentas el director es Sean Anders, responsable de títulos como Como acabar sin tu jefe 2 y Padres por desigual y su secuela), podemos conformarnos con una comedia simpática, bienintencionada y que funciona gracias a la potenciación de la vis cómica de Mark Wahlberg (la aportación del personaje de Rose Byrne me parece lo más flojo del film) y la simpatía que puedan llegar a despertar en el espectador los tres hermanos acogidos.
Es previsible, irreal y empalagosa, pero efectiva y cumplidora con sus aspiraciones, fiel a una fórmula casi matemática de hacer cine y que con ver el tráiler ya casi es suficiente para desgranar todo lo que hay en su fondo.


Valoración: Seis sobre diez.

martes, 22 de enero de 2019

NOMINACIONES A LOS OSCAR 2019

Ya queda menos para el evento por excelencia del mundo del cine, dándose hoy el pistoletazo de salida con la presentación de todas las candidatas nominadas para hacer historia el próximo día 24 de febrero (aquí en España la madrugada del 24 al 25), una gala que, cabe recordar, no contará con un maestro de ceremonias tras el fiasco de Kevin Hart (tras ser anunciado tuvo que dimitir por la aparición de unos twits suyos de mal gusto) y las infructuosas negociaciones con los intérpretes al completo de las películas de Los Vengadores. 
Lo que más llama la atención, por encima incluso de los posibles favoritos, es la lectura que se puede hacer de estas nominaciones y el juego que van a dar en los próximos días. No en vano Roma y La favorita son las que parten con más nominaciones (diez cada una), dándose el curioso caso de que ninguna de ellas tiene un director americano (ni siquiera anglosajón). Yagos Lanthimos es griego, aunque su película sí es americana, mientras que el mejicano Alfonso Cuaron se siente como en casa en los USA, pero eso no le ha impedido que su aclamada película sea producción mejicana y encima en español y mixteco. Y, por si fuera poco, de Netflix. Podría ser la primera vez que una producción que no es de cine se lleva el Oscar a la mejor película (además de contar con la posibilidad de hacer doblete y ganar dos Oscar como mejor película al estar nominada también al premio de habla no inglesa).
Y hablando de primeras veces, esta es también la primera vez en la que una película de superhéroes aspira a ganar el Oscar a la mejor película. No va a suceder, pero las siete nominaciones de Black Panther ya son todo un premio para Marvel, que también ve como Infinity War aspira a llevarse los mejores efectos especiales mientras que Spiderman: un nuevo universo es la favorita como película de animación. Puede que el factor racial haya empujado a una película que, a mi entender, es muy inferior a, por ejemplo, la propia Infinity War, habiéndose premiado el mérito de apostar por un blockbuster con un héroe negro, un director negro y, además, resaltando sus raíces étnicas. Eso puede jugar en contra de otras apuestas raciales como Infiltrado en el Kkklan o Green Book.
También podría ser que la poca presencia de Infinity War (una gran injusticia a mi entender) se deba a que la academia considere que esto es solo parte de una historia y, como sucediera con El señor de los Anillos, esperen al año que viene a ver si la epopeya de Los Vengadores merece o no más atención.
Volviendo al cine más “premiable”, hay que destacar la imposición de las tres actrices de La favorita, todas ellas nominadas, aunque Glen Close, reciente ganadora del Globo de Oro, parece partir con ventaja.  
En el apartado masculino el duelo parece que va a estar entre Christian Bale y Rami Malek. En el computo global, El vicio del poder ha cosechado ocho nominaciones, las mismas que Ha nacido una estrella (llama la atención la ausencia de Bradley Cooper como mejor director), mientras que Bohemian Rhapsody se ha debido conformar con cinco. Cinco son las que tiene también Green Book, pero su reciente triunfo en los Premios de Productores la sitúan como ligeramente favorita. Del director Bryan Singer, por supuesto, ni rastro.
Me gustaría destacar también a Cold War, con tres nominaciones, que si no hubiese tenido la mala suerte de coincidir con Roma seguro que se habría llevado el premio a la mejor película de habla no inglesa.
Por cierto, una vez más hay presencia española, en esta ocasión de la mano de Sorogoyen y su corto Madre.
Finalizo comentando una curiosidad: ¿Podrás perdonarme algún día? tiene tres nominaciones, mientras que ¿Quién está matando a los moñecos? ha sido nominada a seis razzies, con lo que Melissa McCarthy ha protagonizado este año dos películas que están entre lo mejor y lo peor del año, pudiendo ella misma ganar los premios a mejor y peor actriz. ¡Qué cosas!

A continuación, el listado completo para que podáis ir haciendo vuestras quinielas, aunque recordad que algunos títulos importantes, como Green Book¿Podrás perdonarme algún día?Van Gogh, a las puertas de la eternidad o El blues de Beale Street aún no se han estrenado en España:

Mejor película:
  • Black Panther
  • Infiltrado en el KKKlan (BlacKkKlansman)
  • Bohemian Rhapsody
  • La favorita
  • Green Book
  • Roma
  • Ha nacido una estrella
  • El vicio del poder (Vice)
Mejor dirección:
  • Spike Lee - Infiltrado en el KKKlan (BlacKkKlansman)
  • Pawel Pawlikowski - Cold War
  • Yorgos Lanthimos - La favorita
  • Alfonso Cuarón - Roma
  • Adam McKay - El vicio del poder (Vice)
Mejor actriz protagonista:
  • Yalitza Aparicio - Roma
  • Glenn Close - La buena esposa (The Wife)
  • Olivia Colman - La favorita
  • Lady Gaga - Ha nacido una estrella
  • Melissa McCarthy - ¿Podrás perdonarme algún día?
Mejor actor protagonista:
  • Christian Bale - El vicio del poder (Vice)
  • Bradley Cooper - Ha nacido una estrella
  • Willem Dafoe - Van Gogh, a las puertas de la eternidad (At Eternity's Gate)
  • Rami Malek - Bohemian Rhapsody
  • Viggo Mortensen - Green Book
Mejor actriz de reparto:
  • Amy Adams - El vicio del poder (Vice)
  • Marina de Tavira - Roma
  • Regina King - El blues de Beale Street
  • Emma Stone - La favorita
  • Rachel Weisz - La favorita
Mejor actor de reparto:
  • Mahershala Ali - Green Book
  • Adam Driver - Infiltrado en el KKKlan (BlacKkKlansman)
  • Sam Elliott - Ha nacido una estrella
  • Richard E. Grant - ¿Podrás perdonarme algún día?
  • Sam Rockwell - El vicio del poder (Vice)
Mejor guion original:
  • Deborah Davis y Tony McNamara - La favorita
  • Paul Schrader - El reverendo
  • Nick Vallelonga, Brian Currie y Peter Farrelly - Green Book
  • Alfonso Cuarón - Roma
  • Adam McKay - El vicio del poder (Vice)
Mejor guion adaptado:
  • Joel & Ethan Coen - La balada de Buster Scruggs
  • Spike Lee, Kevin Willmott, David Rabinowitz y Charlie Wachtel - Infiltrado en el KKKlan (BlacKkKlansman)
  • Nicole Holofcener y Jeff Whitty - ¿Podrás perdonarme algún día?
  • Barry Jenkins - El blues de Beale Street
  • Eric Roth, Bradley Cooper y Will Fetters - Ha nacido una estrella
Mejor película de habla no inglesa:
  • Cafarnaúm - Líbano
  • Cold War - Polonia
  • Obra sin autor - Alemania
  • Roma - México
  • Un asunto de familia - Japón
Mejor película animada:
Mejor fotografía:
  • Lukasz Zal - Cold War
  • Robbie Ryan - La favorita
  • Caleb Deschanel - Obra sin autor
  • Alfonso Cuarón - Roma
  • Matthew Libatique - Ha nacido una estrella
Mejor banda sonora:
  • Ludwig Goransson - Black Panther
  • Terence Blanchard - Infiltrado en el KKKlan (BlacKkKlansman)
  • Nicholas Britell - El blues de Beale Street
  • Alexandre Desplat - Isla de perros
  • Marc Shaiman - El regreso de Mary Poppins
Mejor canción:
  • 'All the Stars' - Black Panther
  • 'I´ll fight' - RBG
  • 'The place where lost things go' - El regreso de Mary Poppins
  • 'Shallow' - Ha nacido una estrella
  • 'When a cowboy trades his spurs for wings' - La balada de Buster Scruggs
Mejor montaje:
  • Infiltrado en el KKKlan (BlacKkKlansman)
  • Bohemian Rhapsody
  • La favorita
  • Green Book
  • El vicio del poder (Vice)
Mejor mezcla de sonido:
Mejor montaje de sonido:
Mejor documental:
  • Free Solo
  • Hale County This Morning, This Evening
  • Minding the Gap
  • Of Fathers and Sons
  • RBG
Mejor cortometraje documental:
  • Black Sheep
  • End Game
  • Lifeboat
  • A Night at the Garden
  • Period. End Of Sentence
Mejor cortometraje de ficción, acción real:
  • Detainment
  • Fauve
  • Marguerite
  • Madre
  • Skin
Mejor cortometraje animado:
  • Animal Behavior
  • Bao
  • Late Afternoon
  • One Small Step
  • Weekends
Mejor vestuario:
  • La balada de Buster Scruggs
  • Black Panther
  • La favorita
  • El regreso de Mary Poppins
  • María, reina de Escocia
Mejor diseño de producción:
  • Black Panther
  • La favorita
  • First Man: El primer hombre
  • El regreso de Mary Poppins
  • Roma
Mejor maquillaje y peluquería:
  • Border
  • María, reina de Escocia
  • El vicio del poder (Vice)
Mejores efectos visuales:

sábado, 19 de enero de 2019

GLASS

Después de tocar techo con su película más redonda, El Protegido, y volver a saborear las mieles del éxito tras una etapa sombría con Múltiple, el director M. Night Shyamalan se decidió para su próximo proyecto por la apuesta segura que era unir ambas historias (como ya apuntaba en el epílogo de Múltiple), conformando así una trilogía que, aunque en la desasosegante intriga psicológica de James McAvoy no se llegaba a adivinar todavía, supone en realidad una carta de amor hacia el noveno arte.
Efectivamente, hablar de Glass es hablar de comic, y Shyamalan demuestra ser un gran aficionado con esta radiografía exhaustiva sobre el mundo de las viñetas en papel que, en muchos momentos, se sitúa por encima de las adaptaciones más o menos simplistas de los dos referentes esenciales, Marvel y DC.
Puede que no esté dispuesto a rendir pleitesía a Glass de manera infinita como algunas críticas que estoy leyendo por ahí, pero reconozco los méritos de su autor para saber transmitir esa pasión y completar una historia con coherencia, sin traicionar a sus dos precedentes y logrando que la conjugación entre tipos tan dispares como David Dunn y Kevin Wendell Crumb (o cualquiera de las diversas personalidades que lo poseen) sea efectiva y muy razonable. En este sentido, la puesta en escena es impecable, dividiendo la historia en tres actos: uno para situar a los personajes en la trama, todo un capítulo centrado en el internamiento en un psiquiátrico y la confrontación final. Es toda la parte central la verdadera declaración de intenciones de la película y donde Shyamalan hace su apuesta más arriesgada: desmitificar a los héroes, especular con que todo sea una farsa, un producto de sus propias psiques y que en realidad ni David, ni Kevin ni, por supuesto, Elijah (más conocido como el Señor Cristal al que hace referencia el título) tienen poder especial alguno.
Aunque quizá flaquea en las escenas de más acción, recordando que a Shyamalan lo que de verdad se le da bien es la intriga, Glass cuenta con tres protagonistas de lujo que se toman muy en serio sus personajes, lo cual ya de por sí es una estupenda noticia, sobre todo en el caso de un Bruce Willis que (quizá a excepción de El justiciero) lleva años trabajando con el piloto automático puesto. Además, recupera a secundarios imprescindibles, como el hijo de David o Casey, la única a la que La bestia ha dejado vivir en el pasado, para terminar de elaborar una telaraña en el centro de la cual se encuentra el personaje de Sarah Paulson, la única cara nueva de la película. Con sus giros de guion y las maniobras para despistar al público, pero sin alejarse de los arquetipos del lenguaje del comic, Glass es casi más un ensayo sobre el noveno arte que una película de acción, y ahí es donde radica su mayor mérito que es, a la vez, su principal debilidad. Glass es, sin duda, una delicia para los amantes del mundo del comic en general y de los superhéroes en particular (muchos aplaudirán al reconocer la mano de Alex Ross en la portada que ojea en cierto momento Joseph Dunn), pero que puede terminar por decepcionar a los que busquen una película de acción más, esos que sin duda no comprenderán dónde demonios está ese gran clímax final que se viene anunciando desde mitad del metraje y que nunca termina de llegar.
Puede que no esté a la altura de El protegido, y que la historia ni siquiera sorprenda tanto como El sexto sentido, pero sin duda confirma definitivamente la recuperación de un Shyamalan que se encuentra cómodo entre los presupuestos más bajos de la industria y cuyo talento parece tener cuerda para rato, aunque su saga sobre superhéroes parece definitivamente culminada.

Valoración: Siete sobre diez.

GENTE QUE VIENE Y BAH

Aunque debo confesar no haber leído nunca nada de la escritora Laura Norton, basta ver la película Gente que viene y bah para intuir por donde van los tiros de su obra. Y es que la segunda adaptación que Norton ha visto de su trabajo en poco tiempo tiene las mismas señas de identidad que No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas. Se trata de historias románticas con apuntes de comedia enfocabas a un público joven y, esto es importante, femenino. No es casualidad que ambas películas estén dirigidas por mujeres, María Ripoll la primera y Patricia Font la que ahora nos ocupa.
Quizá se deba a mi condición masculina, o a un guion demasiado complaciente con la comedia ligera propia de las producciones de Atresmedia, pero en ningún momento conecté con la desdichada protagonista, una arquitecta que tira su carrera por la borda tras protagonizar un bochornoso espectáculo en una importante presentación tras descubrir la infidelidad de su novio (una infidelidad, por cierto, propiciada por ella misma). Desde ese momento, todo lo que vamos a conocer de la protagonista a la que da vida Clara lago es que es autocomplaciente, alcohólica y cobarde y que prefiere ir siempre por el camino de lo fácil que tomar decisiones de adulto. No es esto lo que nos dice la película, ojo, es lo que yo entiendo al verla.
Además, para seguir con los típicos de estas comedias de gente que pasa más tiempo llorando que diciendo cosas graciosas (ahí está otro ejemplo con Señor, dame paciencia, curiosamente también de Atresmedia), la muchacha regresa al amparo de la protección familiar, escondiéndose de la gran ciudad en un pueblo rural muy pequeño y bucólico, donde deberá lidiar con los problemas del resto de la parentela y donde, mire usted que casualidad, el primer día se tropezará con el tipo más guapo y simpático de la zona que, además (más casualidades de la vida) está sin pareja.
Todo un despliegue de clichés donde destaca un personaje, si cabe, más odioso aún que el de Clara Lago, y es el de la madre, interpretado ni más ni menos que por Carmen Maura. Dotada de una (supuesta) sabiduría absoluta, la mujer es de esas que siempre tiene una sonrisa amable, la palabra adecuada o el consejo más sabio. No importa que en la vida real fuese considerada odiosa y que todos sus consejos o acciones llevaran al desastre más absoluto. Esto es una película happy y todo va a tener final feliz, poco importa lo creíble que pueda suceder.
Patricia Font no se complica la vida y, en lugar de tratar de dotar de personalidad propia a su película, se acomoda en las reglas no escritas del género forzando el empalague con canciones de esas que parecen sacadas de anuncios de compresas (ya saben, ¿a qué huelen las nubes? y cosas así) y con una banda sonora de Arnau Bataller que se empeña en querer resaltar las situaciones cómicas y poco más. 
Quizá lo peor es esa colección de problemas familiares (la inminente muerte de la madre, un hijo bastardo, una alcaldesa señalada…) que deberían hacer que los problemas de la protagonista fuesen secundarios. Pero no, esto no es Los amigos de Peter. Esto va de comedia romántica y punto. Y por eso todo debe girar alrededor del personaje de Clara Lago aunque sea la que menos tenga que aportar a la trama.
Al final, esto se limita a ser una de esas películas buenrolleras, que tratan de alegrar el alma sin importar el precio a pagar y que, si dejas de lado cota coherencia argumental es sacar se sacarte alguna sonrisa que otra. Una película alegre de final (o finales) tan imposibles de creer como felices que seguramente gustará precisamente por eso. Poco más tiene a ofrecer.

Valoración: Cinco sobre diez.

LA FAVORITA

Hablar del cine de Yorgos Lanthimos es hablar de cine con mayúsculas, pero también es hablar de una forma de entender el arte diferente, dado a un lenguaje complicado y retorcido y con una puesta en escena peculiar que no puede ser del agrado de todos.
Aficionado a historias enfermizas, es La favorita quizá su película más convencional (si es que se le puede llamar así), aunque también la más extraña en su filmografía, no solo por ser la primera que hace sin la ayuda de su guionista Efthymis Filippou, sino por tratarse de una película de época, algo que a priori podría resultar extraño para los mundos de pesadilla del realizador griego.
Sin embargo, tras un arranque algo titubeante, con una presentación de personajes que se me antoja algo lenta y pesada, Lanthimos demuestra su maestría como director de actores consiguiendo que el triángulo conformado por Olivia Colman, Emma Stone y Rachel Weisz roce la perfección, consiguiendo hacer patente los constantes intercambio de roles y consiguiendo que empaticemos con personajes odiosos, que los odiemos cuando más sonrientes parecen y que los compadezcamos en sus descensos a los infiernos.
En manos de otro director, la historia de La Favorita podría haber resultado burla e incluso desagradable, una simple metáfora sobre las envidias entre aquellos que aspiran al poder y su rivalidad descarnada, pero la construcción de personajes que hace Lanthimos es tan perfecta como el mecanismo de un reloj y, pese a la parte de ficción que hay en esta recreación de unos sucesos históricos reales (de hecho, el punto sexual hay que agradecérselo a la inventiva de Churchill como medida para desacreditar al personaje interpretado por Emma Stone.
Con toques de intrigas palaciegas, muy aferrada al esperpento y un sentido del humor muy ácido, la película no solo juega a mostrar la dificultad para llegar a alcanzar un puesto de poder (en el caso que nos ocupa, llegar a ser la favorita de la Reina), sino el vértigo y la paranoia que ocupa semejante posición y el temor a perderlo, casi más cruel que la lucha por conseguirlo.
Además de conseguir un gran trabajo de sus tres intérpretes, Lanthimos hace gala de su maestría con la cámara, jugando con los grandes angulares para deformar los decorados de un palacio laberíntico y en ocasiones claustrofóbico.
La favorita es, sin duda, la película más comedida de su autor, lo cual le otorga unas serias posibilidades de cara a los Oscar, pero no por ello pierde su huella habitual, siendo tan divertida como despiadada, tan esperpéntica como apasionante, con una historia que va de menos a más y que, quizá sin llegar a ser tan enigmática como El sacrificio de un ciervo sagrado, me resulta más enriquecedora que Langosta, por hacer una rápida comparativa entre sus tres películas americanas.

Valoración: Siete sobre diez.

jueves, 17 de enero de 2019

EL GRAN BAÑO

Apenas acabamos de empezar el año y ya nos ha llegado el primer gran éxito del cine francés, la película que está arrasando en el país vecino. Vamos, una de esos cientos de récords que al parecer se baten como si nada cada año.
El gran baño supone la dirección en solitario del actor Gilles Lellouche después de codirigir Narcos con Tristan Aurouet, y su argumento es una especie de mezcla entre títulos como Full Monty, con una serie de marginados sociales buscando demostrar que tienen un lugar en el mundo (tanto para los demás como para sí mismos), y Campeones, dando una nueva vuelta de tuerca a la historia de un equipo deportivo sin posibilidades para ganar que gracias a la aptitud de un entrenador con sus propios fantasmas consigue lo imposible.
Con un reparto bastante bien nutrido de caras reconocibles de la cinematografía del país vecino, la película cuenta con dos problemas esenciales. Por un lado, que, pese a pretender ser una comedia, tiene un arranque cantante poco acertado, teniendo poco tino Lellouche a la hora de presentar a los personajes de su historia coral (de hecho, alguno de los protagonistas ni siquiera tiene historia), con lo que se acerca más al drama simplista que al humor, mientras que por el otro termina resultando inverosímil, previsible y, lo que es peor, aburrida.
Aunque soy conocedor de que el humor francés tiene unos rasgos distintivos que no lo hacen accesible para todo tipo de público, no estando yo entre los más entregados a la causa, la realidad es que poco lucimiento hay en una historia vista mil veces, torpemente contada y que resulta más simpática (no como sus protagonistas) que divertida, con un montaje final, además, demasiado alargado para un film de estas características.
Es, en resumen, una muestra más de que en Francia muchas películas parecen hechas con una fotocopiadora y al público parece darle igual. A veces, la fórmula es la correcta. En este caso, no.


Valoración: Cuatro sobre diez.

miércoles, 16 de enero de 2019

EL VICIO DEL PODER

Después de dejar atrás un currículo plagado de comedias tontas, con La gran apuesta Adam Mckay se ganó el derecho de ser considerado un autor serio y políticamente comprometido. Esa podría ser una buena definición de su siguiente película, El vicio del poder, una sátira sobre los tejemanejes de Dick Cheney desde que es un simple becario en la era Nixon hasta llegar a ser el amo del cotarro como vicepresidente de George Bush Jr. 
Para ello, McKay juega a mezclar el batiburrillo de estilos narrativos que hicieran grande a El lobo de Wall Street de Scorsese (hay mucho de Scorsese en la película) con la crítica política antirrepublicana de Michael Moore. Incluso repite trucos que él mismo había inventado para tratar de hacer comprensible la reciente crisis económica en La gran apuesta, con personajes hablando directamente a cámara y metáforas visuales acompañando a la historia (en esta ocasión, una pila formada por tazas de café en precario equilibrio). Sin embargo, la principal diferencia entre ambas películas es su sentido del humor. Pese a tratar temas tan dramáticos como el 11S o la Guerra de Irak, McKay se las apaña para construir unos personajes que rozan la caricatura sin llegar nunca a traspasar la línea de la verosimilitud y compone, a base de resaltar la parte más terriblemente surrealista de la propia realidad, una comedia que, sin ser tan disparatada como ojos ejemplos de historias reales como la que se narraba en Dolor y dinero, de Michael Bay, o la ya mencionada El lobo de Wall Street, suponen un alivio muy refrescante anta la gran cantidad de datos y referentes políticos que ofrece, que pueden llegar a agotar (e incluso despistar) al espectador no estadounidense.
Con una caracterización impresionante y una gran labor actoral, los cuatro principales cómplices de Mckay (Christian Bale, Amy Adams, Steve Carrell y Sam Rockwell), junto a Brad Pitt como productor, ayudan al director (que también firma en solitario el guion) a narrar la descabellada ascensión al poder de Cheney, logrando incluso que empaticemos con personajes totalmente negativos sobre el papel y que lleguemos a sentir incluso cierta admiración. No es descabellado, de hecho, considerar que sus metas, por detestables que puedan llegar a ser, son a la vez muy meritorias.
El tono de la película viene marcado desde el primer momento, tanto con el propio título del film (un chista, el doble juego con la palabra Vice que se pierde en su traducción al español) como con el rótulo inicial advirtiendo que esto es una aproximación a la realidad, pese a lo hermético que ha sido siempre Cheney, por lo cual han tenido que “currárselo como cabrones”.
Más allá de la supuesta fidelidad ante los hechos reales descritos, no hay duda de que la película no puede considerarse imparcial, aprovechando la ocasión para dar un rapapolvo a la américa más republicana, ridiculizando a Bush hijo y convirtiendo a Cheney en un genio de la manipulación y un conspirador en las sombras. Pero esa imparcialidad la aborda McKay con un ejercicio de sinceridad tan brutal que no se puede más que perdonarlo por ello. Incluso cede al protagonista, en una entrevista final que recuerda ligeramente a la que cierra el film El reino, de Rodrigo Sorogoyen, la oportunidad de justificar sus actos mirando directamente a la cámara y dirigiéndose al propio espectador, al cual convierte en juez y parte de la historia.
Es, quizá, ese toque de árbitro moral, que se permite incluso burlarse del propio público al acusarlo de ponerse una venda en los ojos y mirar hacia otro lado más trivial en lugar de preocuparse por las cosas verdaderamente importantes, lo que más me chirría de la película, en un ejercicio de ligera soberbia por parte de McKay, creedor de tener en su poder la verdad absoluta.
Esta es, en definitiva, la primera gran película del año y una firme candidata a los Oscar del mes que viene, un ejercicio imprescindible para comprender el porqué de algunos acontecimientos de la historia más reciente, mínimamente manipuladora, que resulta tan educativa como divertida.
Es una gran película, señor McKay, desde luego. Pero decir esto no me impide decir también que espero con muchas ganas la nueva de Fast&Furious. Y quien se quede hasta la brillante escena postcréditos entenderá mis palabras.

Valoración: Ocho sobre diez.

LOS GLOBOS DE ORO

El pasado fin de semana se celebró la entrega de Los Globos de Oro, el primer gran evento que abre la temporada de premios y empieza a clarificar el camino hacia los Oscar.
En realidad, ya ha pasado mucho desde que se consideraba “la antesala de los Oscar”, por más que algunos medios sigan usando ese calificativo, y no es previsible que las películas que han triunfado aquí repitan (para eso son más fiables los premios de los sindicatos). Recordemos que aquí quien vota es la prensa extranjera, mientras que en los Oscar son los propios académicos. Además, hay otras dos importantes diferencias: por un lado, la división en dos de las categorías de película, actor y actriz, pudiendo optar por un lado representando el drama y por el otro la comedia o Musical (y hay que señalar que son las propias productoras las que deciden en que género se presentan, lo cual da pie a curiosas confusiones, como las de este mismo año), y por otro, que en la categoría a mejor película solo se aceptan películas filmadas en inglés, a diferencia de en los Oscar, que no hay limitaciones, lo cual afecta directamente a Roma, de Alfonso Cuarón.
Sí puede servir para dudar sobre el duelo que a priori se intuía para ser la mejor película del año entre El vicio del poder (Vice) de Adam McKay y Green Book, de Peter Farrelly, pero mientras la primera se ha desinflado bastante, consiguiendo solo el premio al mejor actor de comedia para Christian Bale, Green Book se llevaba a casa los premios a Mejor película de comedia, mejor actor de reparto y mejor guion, pero las polémicas en las que se ha visto envuelta con críticas por parte de los familiares del protagonista real le pueden restar también bastantes puntos.
La sorprendente ganadora de la noche fue Bohemian Rhapsody, que se coronó como mejor película dramática y cuyo protagonista, Rami Malek, fue designado como el mejor actor de drama, aunque no parece que esto sea garantía de cara al Oscar. Quienes no fallaron fueron las dos apuestas más seguras: Spiderman: un nuevo Universo es la mejor película de animación y Roma la mejor película de habla no inglesa, que también consiguió la de mejor director. La pregunta está clara: ¿se atreverán los académicos a premiar a una película hablada en español y de Netflix?
Sobre el resto de supuestas favoritas, la mayoría rascaron algo: La favorita, de Yorgos Lanthimos, se llevó el premio a la mejor actriz de comedia para Olivia Colman, Ha nacido una estrella, de Bradley Cooper, el de mejor canción, First man ganó con su banda sonora y Regina King consiguió el premio a la mejor actriz de reparto para El blues de Beale Street, del director de Moonlight.
La última película premiada fue La buena esposa, que pese al reconocimiento a Glenn Close como mejor actriz de drama no parece que cuente con muchas más virtudes de cara a los grandes premios. Hay muchas películas (recordemos también que aquí no hay premios técnicos ni de diseño) que no rascaron nada pero que sin duda tendrán una destacada presencia en los Oscar, como Black PantherEl regreso de Mary PoppinsInfiltrado en el Kkklan o ¿Podrás perdonarme algún día?
Parece que el duelo está, una vez más, muy igualado, lo cual no es sinónimo de emocionante. Cada vez da más la sensación de que los Oscar no importan a casi nadie, y la escasa taquilla de las nominadas (aparte de la sorpresa que ha sido Bohemian Rhapsody) es parte del motivo de la caída en audiencia de una gala que, a estas horas, ni siquiera tiene un presentador anunciado.
¿Se confirmarán los rumores y serán los propios Vengadores los que tratarán de salvar la situación? En breve sabremos la respuesta, así como las nominadas definitivas, entre las que ya sabemos que no estará (¿de verdad le ha sorprendido a alguien?) la española Campeones.
Seguiremos informando…

martes, 1 de enero de 2019

MI LISTA DE DESEOS PARA EL 2019

Como dice el refrán, cuando una puerta se cierra, se abre una ventana. Esto es lo que se podría pensar del año cinematográfico, y sin tiempo para lamentar el 2018 que ya hemos dejado atrás, toca mirar al futuro y hacer un repaso de todas las películas que quiero hay que ver en este 2019.
A simple vista, cabría decir que solo van a existir dos films que de los que valga la pena hablar en este futuro inmediato que se nos presenta hoy: Vengadores: End Game y Star Wars IX, de la que ni siquiera sabemos el título definitivo. Pero no, el año viene cargado de novedades, y haciendo un rápido resumen (y teniendo en cuenta el inevitable baile de fechas de estrenos que habrá que soportar con resignación), me han salido hasta cincuenta títulos confirmados de vista obligada más otros veinticinco que se supone caerán en algún momento del año. Eso sí, Disney amenaza con colapsar parte de ese panorama, lo cual garantiza algún batacazo sonoro. Veremos a ver.
 
Esta es mi lista de propósitos para el año nuevo y los motivos por lo que me siento seducido:
El vicio del poder (11 de enero): Porque es ya una de las que más fuerte suenan de cara a los próximos Oscars, y parece que con motivo.
Glass (18 de enero). Porque cuando está en estado de gracia, Shyamalan es único. Y de la secuela de El protegido y Múltiple solo espero cosas buenas.
Mula (18 de enero): Porque pese a sus cada vez más frecuentes tropiezos, Eastwood siempre es alguien a seguir, y más si además regresa como actor.
La favorita (18 de enero): Porque el inclasificable Lanthimos es una de mis debilidades. Y si viene de la mano de Emma Stone y Rachel Weisz, ya está todo dicho.
Creed 2 (25 de enero): Porque Creed dio un aire fresco a la saga y hay ganas de ver por donde van los tiros ahora, aunque el cambio de director me de mala espina.
La casa de Jack (25 de enero): Porque tengo ganas de ver a Matt Dillon desatado de la mano de un Lars von Trier que ha revolucionado por los Festivales por los que se ha paseado.
The old man and the gun (25 de enero): Porque un monstruo como Robert Redford bien merece una despedida de la interpretación por todo lo alto.
Green Book (1 de febrero): Porque esta historia interpretada por Viggo Mortensen y Mahershala Ali promete ser la segunda en discordia en la pugna por los Oscar.
La Lego Película 2 (8 de febrero): Porque no soy rencoroso, y aunque la primera no me entusiasmó, si todo el mundo dice que fue tan buena habrá que dar una oportunidad a su secuela.
Venganza bajo cero (8 de febrero): Liam Neeson en una película con la palabra Venganza en el título. ¿Hay que pedir más?
María, reina de Escocia (8 de febrero): Porque saliendo Margot Robbie, no hacen falta más motivos, pero por si los queréis, por ahí anda también Saoirse Ronan.
Alita, ángel de combate (15 de febrero): Porque hay ganas de ver qué han hecho Robert Rodriguez y James Cameron con el famoso anime. Y por el morbo de los ojos, claro.
Como entrenar a tu dragón 3 (22 de febrero): porque promete ser en final de una entrañable saga.
Feliz día de tu muerte 2 (febrero, día sin confirmar): porque la primera moló bastante. Y en esta, además homenajean a Regreso al futuro.
Bienvenidos a Marwen (1 de marzo): Porque, aunque todos la estén poniendo a parir, Zemeckis siempre se merece el beneficio de la duda.
Capitana Marvel (8 de marzo): Por Brie Larson, por los Skrulls, por saber si nos adelanta algo de Vengadores. Porque es Marvel. Y punto.
Dolor y gloria (22 de marzo): Almodóvar dirige, Antonio Banderas y Penélope Cruz interpretan. ¿Qué podría salir mal?
Nosotros (22 de marzo): Porque lo nuevo de Jordan Peele tiene muy buena pinta, aunque yo no es que sea un enamorado de su Déjame salir.
Dumbo (29 de marzo): Porque todo lo que hace mal Disney en sus productos originales lo hace bien en sus fotocopias de clásicos animados. Y por Tim Burton. Todavía…
Shazam (5 de abril): Para ver como en DC abrazan definitivamente el humor y el desenfado.
Cementerio de animales (5 de abril): Porque es gran novela de Stephen King y ya hay mono de ver una adaptación suya (aunque la buena llegará en septiembre).
Vengadores: End game (26 de abril): ¿En serio debo justificarlo?
La llorona (abril, día sin confirmar): Porque todo lo que sale del Universo Warren es un éxito, aunque luego resulte una basurilla.
Hellboy (17 de mayo): Para ver si la sombra de Guillermo del Toro es tan larga como parece…
Aladdin (24 de mayo): Porque es de Guy Ritchie. Poco más…
Rocketman (31 de mayo): Porque después de ver como lo ha petado Bohemian Rhapsody hay cierto morbo para ver como responderá el público al biopic de Elton John.
John Wick: Parabellum (mayo, día sin determinar): porque John Wick mola mazo. ¿O no?
Godzilla: Rey de los monstruos (31 de mayo): Por ver a bichos gigantes dándose de tortas (otra vez).
Shaft (14 de junio): Porque Samuel L. Jackson parece haber nacido para interpretar a Shaft. Y punto.
Men In black International (14 de junio): Porque apetece ver a los MIB de siempre con caras nuevas tras la descafeinada tercera parte.
Toy Story 4 (21 de junio): Porque pese a que huele a estirar el chicle, la trilogía de Toy Story es hasta ahora una de las mejores sagas de la historia del cine.
X-men: Fénix oscura (junio, día sin determinar): Para ver si la presunta última historia de los X-men pre-Marvel deja un buen sabor de boca.
Mascotas 2 (5 de julio): Porque también los niños tienen derecho a disfrutar de películas sin demasiada profundidad detrás. Y la primera tenía su gracia.
Spider-man: lejos de casa (5 de julio): Sí, lo sé. Otra vez Spider-man. Pero vas a ir a verla y la vas a disfrutar. ¡Y lo sabes!
El Rey León (19 de julio): Tercera versión en imagen real (o no) de un clásico animado Disney en lo que va de año. Se me empiezan a acabar los argumentos…
Los nuevos mutantes: Porque promete ser una de mutantes diferente.
Once upon a time in Hollywood (9 de agosto): Porque es lo nuevo de Tarantino. Por Margot Robbie. Por ver a Leo y Brad juntos. Y por Al Pacino. Y por Kurt Russell. Y por…
Artemis Fowl (30 de agosto): Porque Disney ya no lo puede hacer peor que con Un pliegue en el tiempo en esto de tratar de crear una nueva franquicia. Y porque Kenneth Branagh está tras las cámaras, por supuesto.
Playmovil, la película (31 de agosto): Porque si nos vamos a tragar otra película de Lego, ¿porqué no darle una oportunidad a Playmovil?
It, Capítulo 2 (6 de septiembre): Porque son los mismos que hicieron la primera, con lo que la fidelidad al espíritu de King está garantizada.
Downton Abbey (20 de septiembre): Porque es la adaptación de una gran serie que promete seguir por el mismo camino.
Gemini man (4 de octubre): Porque algún día Ang Lee tiene que volver al buen camino. Y lo mismo vale para Will Smith.
Jocker (4 de octubre): Porque ya que en DC han decidido pasar de la coherencia interna y hacer películas fuera de su DCEU, al menos habrán tratado de hacer algo potable, ¿no?
Zombieland 2 (11 de octubre): Porque si con lo que ha crecido el caché de los protagonistas de la primera película han conseguido que repitan los cuatro, algo bueno tendrá…
La familia Addams (25 de octubre): Porque es una versión animada que no pinta nada mal.
Terminator 6 (noviembre, día sin confirmar): Porque ahora que Cameron ha recuperado el control de la franquicia, parece que quiera hacerla entrar en vereda. Y, además, dirige el de Deadpool. Y, además, vuelve Linda Hamilton. Y además…
Kingsman 3 (8 de noviembre): Porque a modo de precuela tratará de ampliar aún más el universo propio de los Kingsman. Y mientras Vaughn esté tras las cámaras, yo compro.
Frozen 2 (22 de noviembre): Porque sigue siendo Disney viviendo del pasado, pero Frozen era una gran película y vale la pena volver a ella. Espero…
Star Wars IX (20 de diciembre): Porque, aunque no sepamos aún el título, ni el argumento, ni nada… los fans más fervientes sabemos que apenas salir del cine de ver Vengadores: End game habremos tenido ocho largos meses para hacer teorías y especulaciones sobre el desenlace del culebrón más apasionante de la galaxia.
The Irishman (cuando Netflix crea conveniente): Porque es Scorsese reuniendo a De Niro y Pacino.

A todo esto, cabe añadir otros títulos igual de interesantes pero que no se ha confirmado su fecha de estreno. Son:
Lighthouse: Por ser del director de La Bruja.
Domino: Porque, aunque veterano, De Palma es De Palma.
The devil all the time: Por su estupendo reparto (Tom Holland, Chris Evans, Robert Pattinson, Mia Wasikowska).
Legado en los huesos: Porque es la continuación de El guardián invisible y habrá que ver como avanza la cosa.
Fonzo: Por ver si Trank merece redención tras sus 4 fantásticos.
Quien a hierro mata: Porque yo, por Paco Plaza, mato.
Where’d you go, Bernadette: Richard Linklater + Cate Blanchett. Ustedes mismos.
J’Accuse: Porque es Polanski poniendo las cosas claras.
Pinocho: Porque al menos esta no es de Disney.
Madre: Porque es lo nuevo de Sorogoyen.
El hijo: Por ver a un Superman oscuro surgido de la imaginación de James Gunn.
Prisioners of the ghostland: Porque tiene al Nicolas Cage más salvaje y desatado.
The dead don’t die: Jim Jarmusch hacienda una de zombies… ¿Cómo no?
The woman in the window: Joe Wright dirigiendo a Amy Adams, Gary Oldman y Julianne Moore.
Parasite: Por lo mucho que mola su director, Bong Joon-ho.
Ad astra: El director de Z, la ciudad Perdida, reúne a Brad Pitt, Ruth Negga, Tommy Lee Jones y Donald Sutherland para resolver un misterio en el espacio.
Benedetta: Es de Paul Verhoeven. No hay más que añadir.
The Good Lear: Helen Mirren y Ian McKellen, dos monstrous del cine dirigidos por Bill Condon.
Jojo Rabbit: Lo nuevo de Taika Waititi va de nazis, con Sam Rockwell, Scarlett Johansson y el propio Waititi haciendo de Hitler.
El niño que pudo ser rey: Porque es de Joe Cornish en una aventura juvenil con Excalibur de por medio.
Knives out: Porque para demostrar que hay vida más allá de Star Wars, Rian Johnson se ha juntado con el mejor reparto del año (Daniel Craig, Chris Evans, Michael Shannon, Ana de Armas, Don Johnson, Jamie Lee Curtis, Toni Collette, Christopher Plummer…).
Mujercitas: Sí, otra vez. Pero es que es de Greta Gerwig y con Meryl Streep, Emma Stone, Laura Dern, Saoirse Ronan y Timothée Chalamet en el reparto.
All Is True: Porque entre tanto blockbuster, Kenneth Branagh aún tiene tiempo de dirigirse a sí mismo haciendo de Shakespeare.
Jumanji 2: Porque la primera parte (que en realidad era una secuela) lo petó en taquilla. Y ver a The Rock repartiendo leña siempre es estimulante.
A Rainy Day in New York: Porque podría ser la última película de Woody Allen. Si es que se llega a estrenar.
Pues ya lo veis. A priori, un año con muchos grandes títulos, a los que seguro se añadirán un montón más, éxitos sorpresa que nadie se esperaba y las nuevas apuestas (aparte de la mencionada The Irishman) de las plataformas digitales, con Netflix a la cabeza.
Ahora ya podéis sacar vuestras agendas y empezar a apuntar fechas.

¡¡¡Feliz año!!!