Después
de la última entrada en el blog en el que no echaba el cierre pero casi, renunciando
a dejar un poco de lado las opiniones sobre cine y televisión que me obligaban
a seguir un ritmo algo frenético para lo que me podía permitir y provocando
unos retrasos totalmente insatisfactorios, muchos me estáis preguntando en qué
punto exacto se encuentra mi faceta de escritor, ya que es cierto que hace
tiempo que no actualizo mi estado y hasta la cuenta de Instagram acumula más telarañas que likes.
Ya
sabía, en el momento de firmar contrato con ellos, que su trabajo se limitaba a
editar mis novelas en las mejores condiciones posibles y poco más, y que el
trabajo duro lo debía hacer yo mismo. Y aunque siempre he dicho que yo soy
escritor, no vendedor (¿acaso no es eso lo que decimos todos?), he hecho lo que
he podido. Sin embargo, eso no justifica que me sienta completamente abandonado
por la editorial, y me consta que no soy el único autor en tal situación. Aún conociendo,
como ya expliqué por aquí en alguna ocasión, los problemas de salud, la
pandemia y el encarecimiento del papel provocado por la guerra que son un
cúmulo de fatalidades que afectan a cualquier negocio, no puedo ni quiero
seguir justificando el mutismo sufrido, la falta de claridad en las cuentas,
las promesas incumplidas y, sobre todo, la total falta de transparencia que me
hace dudar del futuro de nuestra colaboración.
No
es esta entrada una excusa para echar mierda, con perdón, sobre nadie, y espero
que haya alguna explicación que haga que en un futuro me tenga que tragar mis
palabras, pero mientras, es inevitable que se me quiten las ganas de hacer
cualquier tipo de promoción de unas novelas que, más allá de las que pueda entregar
yo personalmente (y apenas tengo ejemplares) no tengo la seguridad de que se
vayan a entregar a aquel que las compre (y pague) directamente en la web de la
editorial, que era hasta ahora el método más aconsejable.
Es
esto, junto a la falta de tiempo libre, las ganas de disfrutar de la familia,
bla, bla, bla… que parece que tenga el motor en punto muerto, y aunque es
cierto que llevo un tiempo sin escribir (demasiado, a decir verdad), mi cabeza
(que es la verdadera responsable de mis historias, no mis sobrevaloradas manos,
que se limitan a teclear lo que les dictan) sigue en plena ebullición, y apenas
con dejar volar un poco la imaginación, me recuerda lo mucho que disfruto con
esto de escribir. Tanto es así que, aunque no lo parezca, tengo hasta tres
novelas cociéndose a la vez, de las que pronto os pondré al día.
No
sé cuál será mi futuro, y en este momento ni siquiera rechazó totalmente seguir
vinculado en Célebre Editorial, con
la que tengo contrato y que, a fin de cuentas, fue la que me dio mi primera oportunidad,
pero si debo buscarme la vida en otros lares lo haré sin problemas, sin
descartar siquiera la opción de regresar a la autoedición, que tampoco es que
me fuese tan mal.
Bueno,
pues ya está, sólo quería que supieseis cómo estaban las cosas y que no tuvieseis
dudas de que, de una manera u otra, seguiré dando guerra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario