jueves, 2 de febrero de 2023

ACTUALIZANDO ESTADO

Después de la última entrada en el blog en el que no echaba el cierre pero casi, renunciando a dejar un poco de lado las opiniones sobre cine y televisión que me obligaban a seguir un ritmo algo frenético para lo que me podía permitir y provocando unos retrasos totalmente insatisfactorios, muchos me estáis preguntando en qué punto exacto se encuentra mi faceta de escritor, ya que es cierto que hace tiempo que no actualizo mi estado y hasta la cuenta de Instagram acumula más telarañas que likes.

Bueno, pues tranquilos todos, que si bien es cierto que he sufrido una pequeña crisis existencial, mis ánimos e intenciones artísticas siguen intactos. No se ha tratado de la clásica crisis creativa o el temor al folio en blanco, ni mucho menos. Se ha tratado más de una cuestión de fe. No hay nada peor que la pérdida de fe, que irremediablemente conduce al abandono espiritual y, por tanto, anímico. Y no ha sido una pérdida de confianza en mi trabajo, pues mi ego, para bien o para mal, continúa intacto. Es más bien una mezcolanza entre la decepción y la insatisfacción hacia mi actual editorial, a la que ya me he cansado de justificar y me he arrancado la venda que voluntariamente cubrían mis ojos.

Ya sabía, en el momento de firmar contrato con ellos, que su trabajo se limitaba a editar mis novelas en las mejores condiciones posibles y poco más, y que el trabajo duro lo debía hacer yo mismo. Y aunque siempre he dicho que yo soy escritor, no vendedor (¿acaso no es eso lo que decimos todos?), he hecho lo que he podido. Sin embargo, eso no justifica que me sienta completamente abandonado por la editorial, y me consta que no soy el único autor en tal situación. Aún conociendo, como ya expliqué por aquí en alguna ocasión, los problemas de salud, la pandemia y el encarecimiento del papel provocado por la guerra que son un cúmulo de fatalidades que afectan a cualquier negocio, no puedo ni quiero seguir justificando el mutismo sufrido, la falta de claridad en las cuentas, las promesas incumplidas y, sobre todo, la total falta de transparencia que me hace dudar del futuro de nuestra colaboración.

No es esta entrada una excusa para echar mierda, con perdón, sobre nadie, y espero que haya alguna explicación que haga que en un futuro me tenga que tragar mis palabras, pero mientras, es inevitable que se me quiten las ganas de hacer cualquier tipo de promoción de unas novelas que, más allá de las que pueda entregar yo personalmente (y apenas tengo ejemplares) no tengo la seguridad de que se vayan a entregar a aquel que las compre (y pague) directamente en la web de la editorial, que era hasta ahora el método más aconsejable.

Es esto, junto a la falta de tiempo libre, las ganas de disfrutar de la familia, bla, bla, bla… que parece que tenga el motor en punto muerto, y aunque es cierto que llevo un tiempo sin escribir (demasiado, a decir verdad), mi cabeza (que es la verdadera responsable de mis historias, no mis sobrevaloradas manos, que se limitan a teclear lo que les dictan) sigue en plena ebullición, y apenas con dejar volar un poco la imaginación, me recuerda lo mucho que disfruto con esto de escribir. Tanto es así que, aunque no lo parezca, tengo hasta tres novelas cociéndose a la vez, de las que pronto os pondré al día.

No sé cuál será mi futuro, y en este momento ni siquiera rechazó totalmente seguir vinculado en Célebre Editorial, con la que tengo contrato y que, a fin de cuentas, fue la que me dio mi primera oportunidad, pero si debo buscarme la vida en otros lares lo haré sin problemas, sin descartar siquiera la opción de regresar a la autoedición, que tampoco es que me fuese tan mal.

Bueno, pues ya está, sólo quería que supieseis cómo estaban las cosas y que no tuvieseis dudas de que, de una manera u otra, seguiré dando guerra.

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