domingo, 15 de agosto de 2021

Artículo: DE VUELTA AL TRABAJO

Llevo ya demasiado tiempo sin actualizar mi estado ni comentar por aquí nada relacionado con mi faceta como escritor. Es cierto que a las vacaciones veraniegas (que hoy mismo empiezo) se le ha sumado mi permiso de paternidad, lo que si bien me ha dado un montón de tiempo libre, a cambio… Bueno, soy padre primerizo, ¿qué os voy a contar?

Por si fuera poco, en este tiempo ha habido algún que otro sustito con ingreso hospitalario por medio, mudanzas, obras en casa… Eso por no contar con los retrasos en los quehaceres diversos provocados por los confinamientos comarcales de final de primavera.

Y luego está sacar algo de tiempo para el blog, por supuesto, que no os puedo dejar abandonados sin más…

Pero el que no hayáis tenido noticias mías desde el día de la presentación de Sanguijuelas no significa que no haya ido trabajando a mayor o menor ritmo. Los que me seguís por redes ya habéis tenido algún adelanto, pero prefiero resumir las novedades que hay (de momento) de cara a la próxima temporada en esta entrada para satisfacer a curiosos.

Por un lado, las ventas de Sanguijuelas van relativamente bien, teniendo en cuenta que se trataba de una reedición de una historia que ya auto publiqué en Amazon. Además, algunas bibliotecas de la zona (más concretamente de Badalona) me lo han comprado y parece que la acogida entre los lectores ha sido muy buena, teniendo incluso lista de espera de hasta dos meses para poderlo llevar en préstamo.

Será Sanguijuelas la novela principal a llevar a la Feria del Libro de Madrid, que se celebra entre el 10 y el 26 de setiembre. Célebre Editorial tendrá un stand compartido con la editorial Maluma, concretamente el 306, y yo no podía perdérmelo. Allí estaré, firmando libros, los días 23 de septiembre (jueves) de seis a siete de la tarde y 26 de septiembre (domingo), de dos a tres del mediodía. Como digo, allí me presentaré con Sanguijuelas bajo el brazo, pero por supuesto que también habrá ejemplares de Mundo Muerto por si alguien quiere recuperarlo, que con lo que se está alargando esta pandemia, sigue de rabiosa actualidad. ¿Habéis escuchado las teorías de los conspiranoicos americanos según la cual las vacunas van a derivar en un virus zombi? Ellos ponen como ejemplo la fabulosa historia de Richard Matherson (aunque en realidad se trata más bien de vampiros) Soy Leyenda, y hasta el guionista de la versión cinematográfica ha tenido que desmentir tal posibilidad a través de twitter. Sí, es algo muy ridículo, pero yo por si acaso me leería Mundo Muerto, no vaya a ser que…

Existe una tercera posibilidad, aunque a día de hoy es algo muy remoto. Se trata de mi nuevo trabajo, la primera novela completamente inédita publicada por Célebre Editorial que tiene el evocador título de El hombre de trapo mataba por amor. Ya están hechas las correcciones finales y solo falta ultimar un par de detalles de la portada para enviarla a imprenta. Si va a estar a tiempo para Madrid es una incógnita, aunque me consta que desde la editorial están haciendo todo lo posible. Sea como sea, cuando sí está previsto que esté recién salida del horno es el día Uno de Octubre, cuando se haga la presentación oficial de la obra, nada más u nada menos que en la librería Alibrí, en pleno corazón de la ciudad condal. Además, será una presentación especialmente emotiva, pero ya habrá tiempo para hablar de ello.

El caso es que una de las preguntas que más me hacéis es sobre la segunda entrega de Guerras de Sangre, la saga que inauguré con Sanguijuelas. Como ya he comentado muchas veces, El hombre de trapo mataba por amor no pertenece a esa saga, ni se engloba en el terreno más aterrador y sobrenatural de mis dos primeras obras, pero no os preocupéis. La continuación de la saga está más cerca de lo que podáis pensar.

Tanto, que ya puedo adelantaros que llevo bastante adelantada la novela, y espero que 2022 vuelva a ser un año vampírico. De regalo, os dejo una imagen de cómo me estoy documentando para la novela, para que podáis empezar a jugar a las especulaciones.

Y esas son todas las novedades por ahora. Pronto habrá cosas nuevas, como la edición de Mundo Muerto en formato eBook y otras iniciativas igualmente interesantes, pero ya os lo iré comentando a medida que llegue el momento.

Aquí lo dejo. Voy a regresar un rato a mi mundo de chupasangres durante los pocos momentos en los que sea capaz de renunciar a disfrutar de mi pequeñajo y mi preciosa mujer. Que al final, aunque no lo parezca, las vacaciones pasan en un suspiro…

sábado, 14 de agosto de 2021

Visto en Netflix: KINGDOM: LA HISTORIA DE ASHIN

Con tan solo dos cortas temporadas, Kingdom es una de las series más interesantes y prestigiosas de Netflix. Esa combinación entre la Corea feudal (concretamente durante la Dinastía de Joseon) y apocalipsis zombi, con intrigas palaciegas de por medio, es una garantía de éxito, y aunque la historia principal quedaba más o menos cerrada al finalizar la segunda temporada, la aparición de un nuevo personaje en el tramo final dejaba las puertas abiertas para más historias alrededor de las resurrecciones provocadas por la planta reminiscente con la aparición de un nuevo personaje femenino.

Ahora, a modo de regalo inesperado (y espero que anunciando la llegada de una tercera temporada), Netflix ha estrenado un episodio especial de más de hora y media de duración en la que se nos explicará toda la historia de esa muchacha, llamada Ashin.

Así, Kingdom: la historia de Ashim, es un spin-off que funciona casi como película independiente, donde durante mucho tiempo los conflictos políticos pesan más que la propia epidemia zombi, a la vez que el personaje de Ashim, al que conocemos desde que era niña, emprende una venganza personal que marcará, y mucho, los acontecimientos de esa ansiada tercera temporada.

Uno de los méritos principales de la propuesta consiste en que funciona de manera perfecta sin necesidad de haber visto la serie completa, mientras que el diseño de producción esta tan cuidado o más que en la serie principal.

Puede que en algún momento se pueda echar en falta algo más de acción, sobretodo en el primer tercio de película, pero es el peaje que se debe pagar por conocer con profundidad los entresijos de este mundo que aún no ha oído hablar de la epidemia provocada por la dichosa planta.

El resultado es una hora y media de entretenimiento de primer nivel, con Jun Ji-hyun llevando todo el peso de la acción y prometiendo muchas más sorpresas para el futuro.

Visto en Disney+: M.O.D.O.K.

Mientras los analistas más sesudos tratan de decidir si los resultados en taquilla de la exageradamente valorada El Escuadrón Suicida han sido buenos o malos, muchos son los que se preguntan si Disney/Marvel se atreverían alguna vez a hacer algún producto similar, con tacos, violencia extrema y chistes sexuales.

En realidad, más alá del ejemplo claro de Deadpool y su secuela, ya existe algo parecido: un producto Marvel alojado en Disney+ que es un compendio de todo lo políticamente incorrecto que podamos imaginar. Me estoy refiriendo a M.O.D.O.K., un villano clásico de Iron Man que tiene serie propia y reúne todas esas características. Eso sí, la cosa tiene trampa, pues no solo es un producto de animación (de una stop-motion de gran calidad) que, en realidad está alojada en Star, el departamento para adultos de Disney+ (es una producción original de Hulu), sino que ni siquiera pertenece al canon de MCU.

Así, este invento surgido delas mentes del actor Patton Oswalt (que da voz al personaje principal) y Jordan Blum que cuenta con diez episodios en su primera temporada, es una gamberrada para nada infantil que recorre algunos de los escenarios más reconocibles del Universo Marvel teniendo al líder de AIM como protagonista. Hay dos tramas que se extienden a lo largo de la serie: los esfuerzos de este peculiar personaje (que precisa de una aparatosa silla flotante para poder soportar el peso de su desproporcionada cabeza) por recuperar su influencia dentro de la organización terrorista y el difícil equilibrio entre sus pretensiones megalómanas y mantener a una familia.

Aquí hay hueco para todo: viajes en el tiempo, dobles malvados, invasiones extraterrestres… con un punto de locura muy fresco pero que, a lo largo de la primera temporada, termina por sentirse como algo ligeramente repetitivo. Es como un buen chiste que se estira demasiado, hasta llegar al punto en que el episodio final resulta algo decepcionante, poniendo en duda la existencia de una hipotética continuación.

En resumen, algo diferente, absurdo y demencial, que tiene sus momentos de gloria pero también sus bajadas de ritmo, que dado la corta duración de la temporada bien merece echarle un ojo y decidir cada uno por sí mismo.

Visto en Netflix: MUDANZA MORTAL

Desde que existen las plataformas de streming con lanzamientos directos de películas, hay dos conceptos que han pasado ya al olvido, pues son difíciles de catalogar. Por un lado, están las películas de videoclub, esos títulos que no tenían calidad suficiente para ser estrenados en cine pero se ganaban una segunda vida en su formato doméstico. Por el otro, tenemos los telefilmes, películas directas para televisión que, en el subgénero de «películas de sobremesa de Antena3», tiene un público muy específico más allá de la calidad (generalmente dudosa) de los mismos.

De no haberse metido Netflix por medio, Mudanza mortal merecería haber terminado dentro de este segundo grupo, resultando un melodrama plano de nula intensidad al que han querido disfrazar, mal, de misterio sobrenatural propio de los Warren.

La película arranca con una pareja en crisis que, con el fin de empezar de cero, compran na casa donde ha habido un macabro asesinato de género. Pronto empezarán a suceder cosas extrañas y las semillas del concepto de casa encantada se plantan con cierta torpeza, pero no se tarda demasiado en intuir que no es por ahí por donde van los tiros.

Con dos caras mínimamente reconocibles en los roles protagonistas: Shawn Ashmore (la saga de X-Men) y Ashley Greene (la saga Crepúsculo), la película es un compendio de situaciones absurdas que derivan, como no podía ser de otra manera, en resoluciones ridículas. No consigue impactar durante su visionado y mucho menos soporta segundas lecturas o análisis posteriores un poco profundos.

Con situaciones forzadas y personajes poco inteligentes, podría resultar más interesante como melodrama sobre una pareja con problemas en su relación que como el thriller de terror que pretende ser, y cuando la acción al fin se decide a arrancar, la cosa no hace más que ir a peor.

En fin, una completa pérdida de tiempo que sin duda contentará a un público muy concreto, pero que hará huir al resto.

 

Valoración: Tres sobre diez.

sábado, 7 de agosto de 2021

Cine: EL ESCUADRÓN SUICIDA

En el mundo de los cómics es muy habitual que cuando una colección no funciona esta termine más o menos olvidada, dejándola en manos de guionistas considerados menores a los que se les da manga ancha para que hagan con ella lo que les venga en gana. Eso no siempre funciona, pero algunas veces ha dado sus frutos, consiguiéndose verdaderas joyas, como el Born again de Frank Miller o la Hulka de John Byrne, por poner solo un par de ejemplos.

Algo parecido ha sucedido con El Escuadrón Suicida, por más que algunos lo quieran vender como una jugada maestra de la Warner. Con el DCEU en caída libre, el desbarajuste con Zack Snyder y su futuro en la compañía y las críticas de David Ayer, director del primer Escuadrón Suicida, poco parecía ya cual fuese el siguiente paso de la compañía, por lo que aprovechando las aguas revueltas en la acera de enfrente para traerse a su bando a James Gunn y darle carta blanca para que reinvente la franquicia como le parezca.

No digo que la apuesta no sea buena. James Gunn es un excelente director y no cabe duda que en Guardianes de la Galaxia Vol.1 y Vol. 2 está mucho más comedido de lo que a él le gustaría, así que el lujo de poder hacer una película sin presiones ni condiciones (al parecer, lo único que le impusieron fue la presencia de Harley Quinn) era algo difícil de rechazar.

Con un amplio abanico de personajes a su alcance y una ingente cantidad de dinero, Gunn ha reinventado la saga a su manera, con una película para adultos, con un humor grueso pero efectivo, golpes de efecto muy contundentes y más sangre que en la saga Saw. Si sus Guardianes de la Galaxia eran un punto macarras y Deadpool subía la apuesta, El Escuadrón Suicida está un peldaño más allá dentro del género de superhéroes, aunque otra cosa sería analizar si esto realmente es una película de superhéroes, lo cual dejo para otro día.

El resultado final es una película bestial, muy cachonda, con un ritmo frenético y bastante rompedora. Sin embargo, no estamos hablando tampoco de la panacea, y por eso me sorprenden mucho las críticas que se leen por ahí calificándola como obra maestra absoluta. ¿Es esta la mejor película del DCEU? Posiblemente, aunque tampoco lo tenía muy difícil. ¿Es la mejor película de superhéroes de la historia y la que va a romper moldes y cambiar la forma de entender el género? Para nada. Dudo mucho que ni en Warner se estén planteando hacer otra locura como esta. De hecho, y sin que esto sea un comentario negativo hacia El Escuadrón Suicida, ni siquiera creo que sea la mejor película del director. Puede que Guardianes de la Galaxia no se pudiese permitir esa mala baba que tiene El Escuadrón Suicida, pero ganaba en frescura al ser unos personajes que Gunn se sacó prácticamente de la manga. No es que El Escuadrón Suicida no pueda presumir de romper con la anterior película (sin llegar a renegar de ella), pero a fin de cuentas volvemos a contar con Harley Quinn como reina del espectáculo (aunque no me parece que actúe igual que la Harley Quinn ya conocida de la otra película y Aves de Presa) y su dinámica con Idris Elba es muy similar a la que ya tenía con Will Smith (por cierto, aquí se hace burla de las similitudes entre Bloodsport y el Pacificador, pero me gustaría que me explicasen las diferencias entre el primero y Deadshot), Viola Davis y Joel Kinnaman repiten sus roles sin salirse mucho de las directrices y entre las novedades, la más impactante que es la de Nanaue (el Rey Tiburón), que tiene rasgos de personalidad a medio camino entre la estupidez de Drax el Destructor y la ingenuidad de Baby Groot. Y, a fin de cuentas, el tono bestia y sangriento del film tampoco es tan diferente al de la estupenda serie de The Boys

El caso es que la película quiere ser tan divertida, tan loca y tan radicalmente opuesta a lo que en Disney considerarían lo «políticamente correcto» (parece como si Gunn se pasara todo el tiempo de escritura de guion buscando como vénganse de los que lo habían echado por la puerta de atrás) que eso se termina notando en la película. Es como si, sabiendo que mola, se gustase demasiado a sí mismo, consiguiendo que por momentos la molancia quede como algo impostado.

Con todo, la película es estupenda, divertida y salvaje. Y pese a uno de los villanos más ridículos de la historia del cine (que demuestra lo poco en serio que Gunn se toma a sí mismo), cumple con buena nota en su intento de ofrecer algo refrescante y distinto a lo habitual.

Que sea una película que rompe la norma o el nuevo camino a seguir, solo el tiempo lo dirá (aunque algo parecido comenté a raíz de Deadpool y luego ya vieron como siguió todo). Por lo pronto, Gunn vuelve a casa para Guardianes de la Galaxia, Vol. 3, y ahí la corrección deberá volver. Lo cual no es necesariamente malo.

 

Valoración: Seis sobre diez.

Cine: DESPIERTA LA FURIA

Guy Ritchie siempre ha sido un tipo peculiar. Considerado un director de autor tras su contundente arranque en el mundo del cine con Lock & Stock y Snatch: Cerdos y diamantes, pero dio un paso atrás en su carrera con ese regalo envenenado hacia su por entonces esposa, Madonna, con el título de Barridos por la marea. Pero supo redimirse con una vuelta a sus raíces mediante Revolver y RocknRolla, lo que le abrió las puertas del Hollywood más comercial para ofrecernos su versión de Sherlock Holmes en dos interesantes pero poco rompedoras entregas. El niño malo británico estaba siendo domado, lo que no impedía que siguiera haciendo buenas películas, como la divertida y menospreciada Operación U.N.C.L.E., pero tras eso un nuevo descenso, primero con la flojita Rey Arturo: la leyenda de Excalibur y a continuación con la insulsa Aladdin, donde no había rastro alguno de su personalidad como cineasta.

Y de nuevo, la remontada. The Gentlemen aunaba su fuerza visual con el Hollywood más comercial, dando pie a una notable obra que nos permite volver a creer en él, siendo Despierta la furia la confirmación de que ha encontrado la senda del buen camino, aunque veo nuevos nubarrones en el horizonte al saber que está trabajando en una secuela de Aladdin. Supongo que le gustará comer bien, como a todo el mundo, pero no deja de ser dolorosamente triste verle hacer según qué trabajos.

El caso es que Despierta la furia no llega a ser un Guy Ritchie al 100%, pues no es un guion original, sino un remake del film francés Le Convoyeur, y en ciertos momentos parece un tanto suavizado, apartando la mirada de los momentos más descarnados y violentos que antaño no le importaba mostrarnos en todo su esplendor. Pero eso no quita que se pueda reconocer su mano en la película, recuperando algunos de sus mejores tics y moviendo la cámara con una diligencia y soltura que enriquecen mucho el resultado final.

Hay quien prefiere definir Despierta la furia más que como un film de Guy Ritchie, como una película de Jason Statham, y tampoco irían muy errados los tiros. Pese a contar un un reparto relativamente coral y con muchas caras conocidas, es Statham, que llevaba dieciséis años sin colaborar con el realizador, quien lleva todo el peso del film. Convertido en estrella sobre todo tras su paso por la franquicia Fast&Furious, el actor se siente cómodo en su rol de tipo duro y vengativo, pero hay algo en esta película que lo diferencia de sus otros títulos de acción, algunos innegablemente rutinarios, como Redención, El Protector, Parker, etc. Y esa diferencia es, simple y llanamente, Guy Ritchie.

La película, una combinación de film de atracos y venganzas, navega sobre unos giros sorprendentes que, ayudado por un montaje no lineal, mantiene al espectador enganchado a la trama, expectante ante lo que está ocurriendo. Bien es cierto que no es el guion más redondo del mundo y que se apoya en muchos lugares ya conocidos del género, pero todas esas miradas las hace con una calidad y un buen hacer que es fácil perdonárselo. Por eso, una acción contundente, unos diálogos de nivel y el poderío del tándem Richie/Statham hacen de la película un producto de gran calidad, duro y desagradable por momentos, que me temo que no pasará a la historia por ser otra más de las películas estrenadas y olvidadas en la época post-covid.

Yo, por mi parte, la he disfrutado mucho. Y espero, aunque no confío, que sea un paso más para recuperar al mejor Ritchie. Habrá que esperar…

 

Valoración: Ocho sobre diez.

miércoles, 4 de agosto de 2021

Cine: JUNGLE CRUISE

En una cartelera necesitada de blockbusters, Jungle Cruise tenía la obligación de arrasar. Pero en medio de la polémica que envuelve a Disney por su decisión de estrenar simultáneamente en cines y Disney+ (lo que ha originado  la denuncia de Scarlett Johansson por Viuda Negra a la que se le podría seguir Emma Stone por Cruella y Emily Blunt por la propia Jungle Cruise), la cosa parece que tampoco ha funcionado tan bien como se esperaba.

Jungle Cruise peca de ser una película prefabricada, y la verdad es que en ese sentido se le ve el cartón. Aunque la premisa podría recordar ligeramente a la mítica La reina de África, pero a la hora de la verdad estamos ante una versión femenina de Indiana Jones (a la cual hasta le plagia algún chiste de manera directa), sobretodo en las secuencias iniciales en el Royan Society (hay aventuras en la selva, elementos místicos sobrenaturales y alemanes malvados) mezclada con el espíritu socarrón de La Momia y su secuela (incluyendo el hermano de la protagonista como elemento puramente cómico), aunque también hay toques de Piratas del Caribe, sobretodo en su tramo final, cuando los FX toman el control de la situación.

Con un guion bastante plano, las grandes bazas de la película están en el trabajo del director y la química entre los protagonistas. Sin desmerecer las buenas labores de Edgar Ramirez, Jack Whitehall, Jesse Plemons o Paul Giamatti (lo de Quim Gutierrez y Dani Rovira es otra cosa), lo cierto es que Dwayne Johnson y Emily Blunt se echan la película a la espalda y sostienen, con su humor y carisma, una construcción de personajes algo aleatoria. Jaume Collet-Serra, por su parte, cumple a la perfección a la hora de mantener el ritmo trepidante en todo momento, sin permitir que la película sufra bajones incómodos ni dejarse desbordar por los momentos de humor. Cierto es que es una película de encargo algo que le impide dejar una imprenta personal propia de sus colaboraciones con Liam Neeson o su impecable Infierno Azul, pero cumple con excelente nota y nos deja con muchas ganas de verlo, de nuevo junto a Johnson, en Black Adam. Sin duda, el barcelonés es ya el realizador español que más ha triunfado en Hollywood, con permiso del bueno de Bayona.

En resumen, que estamos ante una película emocionante, trepidante y divertida, a la que no hay que pedirle nada más que lo que es: un intento de crear una nueva franquicia, publicitar los parques Disney (recordemos que la película se inspira en una atracción de Disneyland) y recaudar una buena taquilla tras los consecutivos fracasos de Disney desde la época de El Llanero Solitario.

 

Valoración: Seis sobre diez.

Visto en Netflix: SKY ROJO. T2

Con muy poca diferencia con respecto a la primera temporada ha llegado ya a Netflix la segunda tanda de episodios de Sky Rojo, ocho capítulos de apenas veinte minutos que se ven casi del tirón.

Aunque el final es ligeramente abierto como para pensar en una continuación, no hay confirmación por parte de Netflix de que la serie vaya a continuar más allá de esta segunda emporada, lo que por mi parte me parece bien. No tenemos, al menos, un gran cliffhanger y el cierre me parece suficientemente satisfactorio.

A diferencia de la primera temporada, que fue de más a menos, en esta ocasión la situación es completamente al revés, y tras un inicio algo titubeante y repetitivo, la acción se desmadra hasta terminar por todo lo alto.

El principal problema de la serie es que no se toma nunca en serio a sí misma, con lo que los saltos de fe que hay quien hacer para tragar con ella son, en ocasiones, excesivos. Y es que es todo tan exagerado, tan excesivo, que en ocasiones se roza el ridículo. Personajes tiroteados, medio desangrados, lanzados de espaldas contra rocas afiladas… Ningún golpe ni herida parece durar más de diez minutos, y esa tendencia a la exageración invita a desconectar en cierto momento de la trama. Casi no importa lo que le suceda a los protagonistas, pues uno sabe que, de una manera u otra saldrán con vida del envite, así que solo queda disfrutar de la burrada de turno. Incluso los diálogos se apuntan a esa sensación de ridiculez, como el momento en que, refiriéndose a un personaje literalmente agónico, ordenan darle un café para que se despeje.

Es una de esas series que uno ve bajo el calificativo de «placer culpable», una serie tremendamente divertida que se permite ocultar que, en el fondo, es mala de narices. Misoginia total, personajes desagradables (empezando por una protagonista a la que le deseo lo peor desde el primer minuto), situaciones absurdas y rizos de guion imposibles. Y aun así, me funciona.

Otra cosa es que nos la queramos tomar un poco en serio y, bajo esa fachada de empoderamiento en la que todos los protagonistas masculinos son totalmente deleznables se encuentra una oda a la sexualización de la mujer. ¿O acaso las actrices desconocidas que aparecen sufriendo vejaciones en pantalla no son pedazos de carne que cobran por mostrarlo, precisamente lo mismo que se supone se pretende criticar?

En fin, que más cachondeo, más burradas y más descontrol bajo luces de neón, carreteras polvorientas y canciones de postureo. Un buen aperitivo de Álex Pina mientras esperamos lo que de verdad nos interesa, que es la temporada final de La casa de papel, que al menos se atreve a romper la dinámica en su final llegando a un punto de no retorno que obliga a que una posible continuación sea obligatoriamente diferente.

Visto en Amazon Prime: OTRA VUELTA DE TUERCA

Otra vuelta de tuerca es una de esas películas que se situaron (para bien o para mal) en el pistoletazo de salida de la reapertura de los cines tras el confinamiento por la pandemia. Eso, irremediablemente, provocó que fuese un estreno casi invisible, y es ahora, tras su paso a Amazon, cuando puedo hablar sobre ella.

Inspirada en el relato largo (o novela corta, según el gusto de cada cual) de Henry James, resulta difícil no caer en la comparación entre la película y la magnífica serie de La maldición de Bly Manor que también tenía la obra como referente, si bien en el caso de Mike Flanagan se adaptan diversos títulos diferentes de James, siendo más un homenaje que una adaptación. La directora Floria Sigismondi se centra solo en Otra vuelta de tuerca, consiguiendo una historia más comedida, pequeña e intimista, sin la riqueza de personajes de la serie de Netflix.

En la película, todo gira alrededor de tres principales personajes, la nueva profesora y los dos niños, haciendo que el peso de toda la función recaiga en sus tres protagonistas, todas caras bien reconocibles pero que quizá no tengan la suficiente fuerza para soportar el envite. Mackenzie Davis ya había fracasado en su intento de colaborar en el relanzamiento de Terminator, Brooklynn Prince mantiene el encanto mostrado en The Florida Project pero no tiene un libreto igual de potente para poderlo lucir, y Finn Wolfhard trata, sin demasiado acierto, de desmarcarse de sus personajes en Stranger Things e It y su secuela.

Otra vuelta de tuerca funciona bastante bien como drama victoriano alrededor de la destrucción psicológica de una mujer, pero su ritmo lento y, por momentos, estancados, la hacen coquetear peligrosamente con el aburrimiento en varios momentos. No soy muy seguidor del exceso fantasmal de productos de la escuela de los Warren, pero ciertamente se echa en falta algún que otro susto más potente que nos recuerde que esto es, en el fondo, una historia de fantasmas.

Por otro lado, Sigismondi juega la carta de la doble lectura hasta unos extremos tales que el final, si bien puede ser más o menos interpretado tras una revisión profunda, no evita que quede un mal sabor de boca tras los títulos de crédito. Personalmente, soy de los que opinan que un film que te obligue a pensar es siempre algo positivo, y que no hay que poner las cosas demasiado fáciles al espectador, pero no es menos cierto que un final demasiado abierto puede acercarse demasiado a la tomadura de pelo. Que se lo digan, si no, a los detractores de Nolan.

Al final, con  lo que me quedo es con una historia que me aburre por momentos y cuya conclusión no me emocionó en absoluto, más cuando el referente cercano de Flanagan sirve, además, de spoiler de algunas situaciones, mientras que las que difieren se me antojan peor resueltas en la película. No puedo, por ello, aplaudir una película que, me temo, la mayor alegría que me ha dado es la de no haber ido a verla al cine. Eso que me he ahorrado.

 

Valoración: Tres sobre diez.

martes, 3 de agosto de 2021

Visto en Netflix: CIELO ROJO SANGRE

Es habitual escuchar críticas al catálogo de películas de Netflix, pero también es innegable que cada poco tiempo se sacan de la manga algún título que, por un motivo u otro, termina siendo todo un pelotazo.

Cielo rojo sangre es el último ejemplo, un film alemán que posiblemente en cine no habría arrasado (más allá de en festivales tipo Sitges, donde habría sido el deleite de los más fanáticos), pero que lleva copando el top de lo más visto en la plataforma desde su estreno. Es, además, un magnífico escaparate, pues para el realizador Peter Thorwarth, de extensa trayectoria, es una oportunidad única para que su trabajo sea visible más allá de su Alemania natal.

Cielo rojo sangre parte con un intrigante aterrizaje de un avión en Escocia. Rápidamente, el ejército se inmoviliza ante una más que posible amenaza terrorista, pero cuando las puertas del avión se abren solo un niño sale de él. Es entonces cuando, a través de los recuerdos del chaval, rememoramos todo lo sucedido, una odisea que arranca con él facturando las maletas para viajar desde Alemania hasta estados Unidos junto a su madre, afectada de una extraña enfermedad, en busca de un innovador tratamiento.

Poco más conviene desvelar de la trama, dejando que sea el propio espectador el que descubra (o averigüe, según lo avispado que cada uno sea), de qué va realmente todo esto. Lástima que es difícil mantener el factor sorpresa ante la multitud de críticos que no han dudado en desvelar el giro sorpresa incluso en los titulares en sus crónicas. En fin…

El caso es que estamos ante una película ligeramente claustrofóbica, pudiéndonos recordar casos como los de Serpientes en el avión o Sin escalas. Prácticamente la gran mayoría de la acción se concentra en el interior del avión, demostrando Thorwarth su pericia a la hora de marcar el ritmo del film, sabiendo ocultar con habilidad las diferentes sorpresas de la trama. Una vez descubierto el pastel, la cosa podría caer en el ridículo, pero se las apaña para mantener un tono serio, incluso dramático, consiguiendo una mezcla entre terror, acción y drama muy convincente.

Cielo rojo sangre va más allá del género al que podría quedar anclada, sabiendo transformarse a medida que avanza el metraje y funcionando siempre como un tiro. Con un puñado de personajes que, aun rozando el estereotipo, ayudan fácilmente a la identificación, la película cuenta con una impecable labor de maquillaje y efectos visuales que terminan de redondear la función. Es, con todo, una película sencilla, de pretensiones cortas, lo que hace que se le perdonen mejor los defectos que pueda tener (que alguno hay), generando una gran simpatía.

En resumidas cuentas, un reparto prácticamente desconocido (Graham McTavish y dominic Purcell son los rostros más reconocible) para protagonizar una estimulante, emotiva y muy fresca película de acción con dosis de terror y una sorprendente coherencia interna.

 

Valoración: Siete sobre diez.