Después del tremendo éxito que fue, en 2017, It, de Andy Muschietti (es hasta la fecha la película de terror más taquillera de la historia), era previsible que más pronto que tarde llegaría una secuela, algo que ya parecía anunciar Warner desde el mismo día del estreno cuando se reveló, al final de la película, que el verdadero título de la película era It: Chapter one.
Además, por una vez, y sin que sirva de precedente, la secuela estaba justificada. Al fin y al cabo, el film era una adaptación de la gigantesca novela homónima de Stephen King pero solo se centraba en la mitad de su trama, la que ocurría a finales de los años ochenta (finales de los cincuenta en la obra literaria).
De nuevo con Muschietti a los mandos, y con un reparto de lujo donde destacan Jessica Chastain, James McAvoy y, sobre todo, Bill Haden, tanto los niños protagonistas de la primera entrega como el aterrador Bill Skarsgård repiten roles en la que, ahora sí, debería ser la conclusión definitiva de la sala.
Estamos ante un nuevo ejemplo de película que, a fuerza de haber levantado tanto hype puede acabar por decepcionar un poco. Y es que no es poca cosa ser la película más esperada del verano, capaz de aunar el concepto del blockbuster con el del terror. Además, parecía difícil superar las virtudes de la primera entrega, por lo que el director a optado por repetir la jugada, repitiendo con ello esos aciertos, pero cayendo también en los mismos errores.
It, Capítulo 2 no es, por tanto, una película perfecta, y durante gran parte de su metraje se la podría considerar incluso algo inferior a la de 2017. Esto se debe, sobre todo, porque hace dos años se jugaba muy bien con el factor nostálgico a la vez que se creaba a unos personajes entrañables encarnados por unos actores, en su mayoría desconocidos, que brillaban con luz propia. Sin embargo, y pese a la inusual duración del film (se queda a diez minutos escasos de las tres horas), sus contrapartidas adultas no están igual de bien definidos, funcionando bastante peor. Hay cierta precipitación en su presentación (lo cual, permite, por otra parte, una mayor presencia del terrorífico Pennywise), lo cual no es sino una herencia de la propia novela, donde los niños eran siempre mucho más interesantes que los adultos. Allí eso no era un problema, pues las dos líneas temporales se iban entremezclando, de manera que la historia infantil servía para conocer a los protagonistas mientras que en la adulta debían centrarse más en la resolución del conflicto. Sin embargo, al tener Muschietti que lidiar con una película centrada en cada época, la desigualdad se hace más evidente. Por ello, la necesidad de recurrir de nuevo a los niños, a modo flashback, se me antoja casi indispensable, aunque el peaje a pagar sea el de alargar, quizá innecesariamente, la película.
No quiero decir con esto que It: Capítulo 2 sea una película insuficiente, pues disfruté realmente con ella, pero si es cierto que sus carencias destacan más que en la anterior, y los sustos a base de golpes de efecto algo mañidos rechinan más. Por fortuna, todo ello se compensa con un final por todo lo alto, mucho más acertado que ese momento casi bochornoso que proponía la miniserie de 1990 y que supone un gran cierre a la saga. Eso y el esfuerzo de sus actores (cuando se tiene a figuras de la altura de Chastain y McAvoy todo resulta más sencillo) hace que sus defectos sean más fáciles de olvidar y que el resultado de sumar ambas películas continúe mereciendo una nota más que notable para la que ya es, posiblemente, la adaptación más importante de una novela de King.
Sí, el Capítulo 2 está un pasito por debajo del Capítulo 1, pero no lo suficiente como para empañarlo, logrando el colofón que un mal bicho como Pennywise se merecía.
Valoración: Siete sobre diez.
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