martes, 27 de febrero de 2018

THE FLORIDA PROJECT

The Florida Project es la clásica película independiente (con permiso de Lady Bird) con presencia en los Oscars, aunque sin apenas posibilidades de ganar ninguno.
Dirigida por Sean Baker, autor de las también diminutas Tangerine y Prince of Broadway, aquí ha contado por lo menos con el apoyo de una estrella del nivel de Willem Dafoe para dar el necesario empujón al film que le permita tener un poco de visibilidad. Un poco o un mucho, a tenor de su nominación al Oscar a la mejor película, aunque no parece que esa nominación (junto a la del propio actor) le haya dado un gran impulso en pantalla.
The florida Project titubea constantemente entre la comedia y el drama. Es, en el fondo, una historia muy triste y desgarradora, la de una madre soltera que debe malvivir en un motel miserable junto a otros desarraigados como ella, teniendo que llegar a recurrir a la venta ilegal e incluso a la prostitución para salir adelante. Sin embargo, el hecho de que la historia esté vista desde los ojos de su hija de siete años, la sorprendente actriz Brooklyn Prince (nada que ver con la anterior película mencionada del director, curiosidades de la vida), reciente ganadora de un Critics’ Choice Awards en la categoría de mejor intérprete juvenil, le da ese necesario toque de candidez y simpatía. Prince se come la pantalla (y la historia) en todo momento con esa mezcla entre picardía e ingenuidad, logrando endulzar la dureza de la historia y permitiéndonos digerir la película con una sonrisa en el rostro.
The Florida Project es la cara más amarga y realista del sueño americano, una historia de perdedores, víctimas del capitalismo más consumista, que, como si de una broma de mal gusto se tratara, viven en moteles decadentes a los pies de la mismísima Disneyland.
No me atrevería a asegurar si The Florida Project merece estar entre las mejores películas del año (aunque en algún momento sacaré tiempo para meditar sobre otras películas que desde luego no merecerían estar en esa lista y sobre las notables ausencias), pero no cabe la menor duda de que se trata de una pequeña joyita, eso sí, no apta para cualquier estómago.

Valoración: siete sobre diez.

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