Me
confieso bastante ajeno a la obra de Paul Thomas Anderson, director con el que
no conecto con facilidad y del que, pese a digerir más o menos bien Puro Vicio, siento algo de repulsa tras
la experiencia negativa que fue para mi la incomprensiblemente alabada The master.
El hilo invisible, sin embargo, pese a contener todas las virtudes de
este, reconozcámoslo, notable realizador, consigue llegar a buen puerto
esquivando sus defectos, siendo por ello la película menos arriesgada y experimental
de su filmografía, pero a la vez, quizá, la más completa.
Tampoco
es que Daniel Day Lewis y sus obsesiones sea santo de mi devoción, pero debo
condesar que en este caso el tándem que forman ambos artistas da un gran
resultado, y elevándola película a la categoría de clásico inmediato, siendo
una de esas extrañas obras que, a priori, tienen todo a su favor para resultar
pedantes y aburridas y al final, sin saber muy bien cómo i porque, terminan
siendo grandiosas.
Y
es que la historia de amor entre un diseñador de ropa (muy inspirado en la
figura de Cristóbal Balenciaga) no sonaba de entrada muy apetecible. Sin embargo,
Anderson logra dar una vuelta de tuerca a la historia, convirtiéndola en una
historia de amor propia de un cuento de hadas para acabar derivando en una
pesadilla gótica, enfermiza y desasosegante.
El hilo invisible es como una orquesta en la que todos los músicos
encajan a la perfección, con una música de Jonny Greenwood casi omnipresente,
una fotografía elegante y sutil y un gran trabajo interpretativo.
Pero
es Anderson quien más destaca en su labor de realizador, consiguiendo momentos
de tierna seducción como la de la toma de medidas, transformando al personaje
de Daniel Day Lewis a su antojo según convenga a la historia y moviendo al
espectador por el terreno que más le convenga, atrapándolo en un cuento turbio
al que se le podrían buscar muchas lecturas ocultas (mensajes feministas,
crítica al mundo de la moda), pero que realmente no son de lo que trata la película.
No
creo que se lleve ningún Oscar a casa, pero sin duda las nominaciones recibidas
son muy merecidas. Quizá voy a tener que replantearme mi relación con este
director…
Valoración:
Ocho sobre diez.
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