domingo, 11 de febrero de 2018

EL CUADERNO DE SARA

Realizada con gran despliegue de medios como corresponde a una producción de Mediaset (en la que también se ha metido Netflix por medio), El cuaderno de Sara es el último gran éxito del cine españo9l, una epopeya en la que Laura (brillante Belén Rueda) se aventura por la África más salvaje y peligrosa en busca de su hermana Laura, a la que creían fallecida y que las fotografías de unos reporteros la muestran con vida.
La película tiene un claro carácter de denuncia, mostrándonos la corrupción y la violencia que se desarrolla en el Congo alrededor de las minas de Cortán (material del que es muy rico e indispensable para el funcionamiento de móviles y tablets), pero lo hace desde la distancia, sin pretender implicarse emocionalmente. Norberto López Amado, el director, plantea una visión muy europea del conflicto, casi como si mirase, sin pretenderlo realmente, a los africanos por encima del hombro. No llega a penetrar de lleno en el conflicto, como lo hiciera, en el mismo estilo Diamantes de sangre, y se acerca más a la bienintencionada pero mediocre Diré tu nombre. En el fondo, la problemática de África no es la historia, sino la excusa para hacer sufrir a Belén Rueda en una peli que parece más de aventuras pero que tampoco llega a serlo.
No obstante, su flaqueza como propuesta, la película funciona bastante bien gracias a su lujosa producción y a lo bien que se le da eso de sufrir a la pobre Belén. El conflicto familiar que arrastra (por más que hacia el final de la trama amenace con convertirse en su remiendo de Salvar al soldado Ryan) cumple con la carga dramática necesaria y permite entender las motivaciones de su personaje, pudiéndola acompañar en un viaje por otra parte algo inverosímil y de incómoda narración. López amado está correcto tras las cámaras, pero no atina con el ritmo debido, una vez más, a las deficiencias de un guion que más que plantear un viaje con sus consecuentes obstáculos parece una sucesión de pequeños capítulos aislados, sin que ellos lleguen a afectar en la evolución del propio personaje.
Al final, lo que queda es un entretenimiento que dibuja con pequeños trazos un conflicto que no tiene visos de terminar y una transmutación de la clásica “madre coraje” reconvertida para la situación en hermana que contagia con su dolor haciendo que el espectador pueda llegar a odiar y amar África a partes iguales.

Valoración: Seis sobre diez.

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