Una
joven argentina de origen vasco recibe una inquietante llamada: ha aparecido el
cadáver de su padre, que aparentemente la había abandonado a ella y a su madre
hace treinta y cinco años.
Tras
este arranque, Cuando dejes de quererme
es la historia de como Laura, acompañada por su padrastro, regresa a la tierra
en la que nació dispuesta a remover los secretos de un misterioso pasado y a enfrentarse
a sus propios fantasmas.
Dirigida
por Igor Lagarreta en su primera película como director después de haber
trabajado como director de segunda unidad en films como Zipi y Zape y la isla del Capitán o Autómata (de la que también fue autor del guion), la película
alterna el drama familiar con el thriller criminal en una atmosfera
perturbadora, logrando que los misterios se adentren en los paisajes boscosos
de los alrededores de Durango con mucha más efectividad que películas de corte
similar del año anterior como La niebla y la doncella o El guardián invisible.
Se hecha en falta, sin embargo, un poco más de carga política en un relato que,
por su localización y fecha, debería presentar los conflictos euskeras con más
contundencia. La presencia de ETA sobrevuela la historia en todo momento, y hay
escenas que incluso llegan a evocar al aroma de Patria, la afamada novela de Francisco Aramburu que está adaptando
HBO, pero no son detalles suficientes como para reflejar la realidad de un país
que, sin duda, deberían haber marcado mucho más la historia.
En
lugar de ello, Lagarreta prefiere contentarse con contar una fábula de hallazgos
detectivescos como excusa para desnudar el dolor de la protagonista al
descubrir que no conocía nada de su pasado familiar y atreverse, después de
mucho tiempo encerrada en sí misma, a volver a sentir, ya sea odio hacia todo
lo que rodea la muerte de su padre, afecto por el hombre que ha sustituido
durante tantos años esa figura paterna o incluso amor, permitiendo así que la
película coquetee también con la subtrama romántica.
Bien
narrada, con giros interesantes y buenas interpretaciones (resulta curioso ver
al catalán Miki Esparbé haciendo de vasco, aunque con orígenes argentinos,
aunque el personaje de Eduardo Blanco pueda llegar a resultar algo cargante), Cuando dejes de quererme es una
interesante y triste película que, sin llegar a inventar nada, logra entretener
y mantener el interés hasta el final, sin llegar a resentirse de los diversos
saltos temporales (hay presentes tres épocas diferentes) que la componen.
Valoración:
seis sobre diez.
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