En
la década de los sesenta la NBC emitió una serie de televisión llamada The man from U.N.C.L.E. que en España
llegó bajo el título de El agente de
C.I.P.O.L.
Cincuenta
años después, Guy Richie antaño enfant terrible del cine de bajos fondos y en
la actualidad realizador consagrado gracias, sobre todo, a su saga de Sherlock Holmes, ha sido el encargado de
dar el salto a la pantalla en una película con claras pretensiones de ser el
inicio de una saga.
Habría
que preguntarse quién había sido el lumbreras que había decidido juntar en la
película a dos actores tan “potencialmente peligrosos” como son el protagonista
del último Superman (exitosa en
recaudación pero bastante vapuleada por buena parte de la crítica) con el infame
Llanero Solitario (esta sí que fue
vapuleada por todo quisqui, merecidamente, debo añadir). Podía ser una apuesta arriesgada,
más si tenemos en cuenta que tenemos a un californiano representando el papel
de un ruso (algo que ya sucedía en la serie original pero que en estos tiempos
se ve algo forzado). No será culpa de ellos (por más que Armie Hammer abusa de
rigidez, como si su modelo de ruso a imitar fuese el Danko de Schwarzenegger)
ni de su director la fría acogida que parece que está recibiendo en taquilla el
film, culpa posiblemente a la baja afluencia de público en los cines durante el
mes de agosto o por coincidir en cartel con otra película de espías como Misión Imposible: nación secreta.
Sea
como sea, el caso es que la película es magnífica. Richie, sin abusar de las
cámaras lentas que tanto le gustan aunque manteniendo sus señas de identidad en
un montaje atropellado pero efectivo, consigue una brillante película de
intriga ambientada durante la Guerra Fría sin renunciar a un sentido del humor
fresco e inteligente.
No
nos dejemos engañar, la película es una versión ligera de James Bond ambientada
en los años 70 combinada con el género de policías colegas (ya he nombrado a Danko, calor rojo, cuya sombra
sobrevuela el film constantemente). En este sentido, Henry Cavill (Napoleón Solo) se muestra como un agente
secreto perfecto, impoluto, seductor y con carisma, con el sentido del humor
del que carece el Bond de Daniel Craig o su propio Hombre de acero. Él es el verdadero protagonista del film, pese a
que comparta cartel con Hammer, mientras que Alicia Vikander, la bella androide
de Ex machina, es una Chica Bond
Solo perfecta.
No
le falta de nada a esta película repleta de acción, persecuciones
espectaculares, tiroteos, sensualidad, explosiones e intriga. E, insisto, mucho
humor.
Completada
en el reparto por Jared Harris, Hugh Grant y Elizabeth Debicki, la película
teinvita a disfrutar de principio a fin, haciendo que –independientemente de su
duración- no desees nunca que llegue su final y tras el mismo, deseando que
remonte en taquilla (Richie ha olvidado “colar” a típico actor asiático que
sirva de reclamo en el mercado nipón) para que se produzca la secuela que a
buen seguro sus productores tienen ya en mente.
Si
acaso, se echa en falta algún cameo de Robert Vaughn o David McCallum, los Napoleon
Solo e Illya Kuryakin originales.
Sin
duda junto a Misión Imposible: Nación
Secreta, lo mejor del verano.
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