viernes, 28 de agosto de 2015

EXTINCIÓN (6d10)

No hay ninguna duda de que la novela de terror está en un momento muy fructífero en nuestro país. Y si hablamos del género apocalíptico (y más concretamente de la categoría zombie) la cosa es más que notable. Por ello, resultaba extraño que el cine hubiese tardado tanto en fijarse en alguno de estos autores que, educados bajo el manto del cine casposo de Romero y sus imitadores, beben los vientos por muertos vivientes que caminan por un planeta desolado sin más objetivo que hacerse una estupenda merienda a nuestra costa.
No ha sido Calos Sisi o Vicente García quienes han abierto la veda, sino el conocido aunque no tan mediático Juan de Dios Garduño, cuya novela  Y pese a todo… da pie a este film español que inicialmente iba a titularse Welcome to Harmony en referencia a la población donde tienen lugar los hechos, sustituyendo a la Bangor, Maine, de la obra literaria.
Dice Miguel Ángel Vivas, director y coguionista de la película, que el cambio de localidad es, precisamente, para evitar las influencias que el escritor haya podido tener de Stephen King, el autor por antonomasia de Maine, pero eso no evita que la película contenga un enorme guiño (me parecería lamentable que hubiese sido involuntario) con un “falso final” que parece calcado al de una de las películas que Frank Darabont ha adaptado basándose en un título del señor King.
Con algo de producción húngara, francesa y americana, la película –que viene apadrinada por Jaume Collet Serra- ha sido filmada en inglés con un breve pero interesante reparto internacional, encabezado por el “perdido” Matthew Fox, un secundario de lujo como Jeffrey Donovan, la niña Quinn McColgan y la aportación patria de Clara Lago.
Con un estilo intimista y pausado, Extinción quiere hablar más sobre las relaciones personales en momentos desesperados que de simple terror, por lo que la historia que nos presenta es la de un padre y una hija que malviven en un pueblo congelado sin tener contacto alguno (amistoso, al menos) con su vecino (y aparentemente único superviviente en todo el planeta) cuyos secretos del pasado han condenado a una enemistad eterna.
No voy a quejarme de que los zombies (que aparecen poco pero cuando lo hacen lucen muy bien) sean una mera excusa para hablar sobre la psique de nuestros dos protagonistas, del rencor y los fantasmas del pasado que los acechan y de la esperanza y única posibilidad de entendimiento que supone la niña (después de la segunda temporada de The Walking Dead uno ya está preparado para todo), el problema radica en que al final las diferencias entre los dos protagonistas no resultan tan interesantes para llevarse toda la atención de la película ni su pasado es tan grave como anteponer sus diferencias a la propia supervivencia. Y ahí, unto a alguna escena bastante irritante en la que algún personaje actúa de forma totalmente fuera de lugar, es donde la película más cojea.
A cambio, Vives consigue una atmosfera perturbadora, con escenas heladas bellamente filmadas y una caracterización zombie ciertamente interesante, logrando un producto que si bien no aporta nada novedoso al género si resulta un entretenimiento digno y sobrecogedor.
Extinción n o va a pasar a la historia de nuestro cine, como no lo hicieron otras historias postapocalípticas como Fin o Los últimos días, pero demuestran que hay vida (o mejor dicho, muerte) más allá de Balagueró y Plaza y que la epidemia zombie no ha hecho más que empezar.
Había historias zombies gore, historias zombies cómicas y ahora, también, historias zombies reflexivas.
Un buen aperitivo en espera de la aplaudida Maggie con Schwarzenegger.

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