El
pasado viernes el sol apretaba cuando salí de mi casa, recién comido, camino al
cine. Todavía adaptándome a la rutina tras una escapada de nueve días a una de
las islas más bonitas del país decidí acercarme a una frutería que hay junto a
mi cine preferido para comprarme un vasito de fruta troceada con la que
refrescarme durante la peli. Elegí uno que llevaba melón, piña, kiwi y algún
higo.
Explico
esto porque ese delicioso surtido de fruta fue, de largo, lo mejor de Cuatro Fantásticos. Con eso creo que
está dicho todo.
Conocedor
de los problemas de rodaje que había tenido el film y sin poder evitar escuchar
las primeras y catastróficas críticas que provenían del otro lado del charco,
traté de acercarme a la película con la máxima objetividad posible, concentrado
durante sus primeros minutos en conseguir diferenciar entre la mirada crítica
del cinéfilo y las ansias apasionadas del Marvel zombie. No me hizo falta
demasiado esfuerzo. La película es desastrosa tanto desde un punto de vista
como bajo el otro.
Dirigida
(o no) por Josh Trank, ese tipo que se hizo famoso primero por una peliculilla
de superhéroes cámara en mano llamada Chronicle
que por lo visto gustó a todo el mundo menos a mí, más tarde por que lo han echado
de todo proyecto en el que estaba vinculado, desde la secuela de Cuatro Fantásticos a uno de los Spin Off
de Star Wars (uy, perdón, que no son
ellos los que lo echan, que es él el que se va), y recientemente por haber
puesto a parir su propia obra, culpando del desastre a la productora,
Cuatro Fantásticos parece tan empeñada
en querer diferenciarse del tono humorístico y casi infantil de las dos
películas anteriores de la Fox (al final mucho más interesantes que esto) que
se rodea en sus primeros minutos de una oscuridad y una seriedad que obligan a
recordar al estilo de Nolan (no en vano el propio tráiler se ha comparado hasta
la saciedad con Interstellar), como
si quisieran convencernos de que estamos ante una película reflexiva y profunda
antes que ante un aspirante a blockbuster palomitero de verano. Trank fracasa
en esa primera mitad de película, con un tono lento y aburrido y unas
relaciones entre los protagonistas tan mal definidas que no logran transmitir
en ningún momento la sensación de familiaridad y camaradería que se le supone
al grupo, pero por lo menos consigue emprender un camino suficientemente
interesante como para que nos preguntemos por el desenlace de la película y
sintamos algo de curiosidad hacia un grupito de jóvenes cerebritos y su futuro,
totalmente desvinculado del que conociéramos de antemano gracias a los comics.
Es a partir de la transformación de los héroes cuando todo pierde sentido y la
película deriva en una sucesión de estupideces y situaciones totalmente
absurdas en donde nada tiene sentido, los autores renuncian por completo a
plantearse siguiera las motivaciones de sus protagonistas y se limitan a ofrecernos
una serie de explosiones ruidosas y para nada vistosas que no hacen más que invitar al espectador a
consultar constantemente el reloj y preguntarse qué diablos hace perdiendo una
bonita tarde de verano con semejante despropósito.
Como
ven, no he hablado nada hasta ahora de las diferencias entre la película y el
comic, diferencias que a muchos indignaron antes del estreno del film (y es que
no es para menos) pero que no son lo que hacen que esta película sea tan mala. Sí,
de acuerdo, los cambios que hay (y eso teniendo en cuenta que la fuente de inspiración,
una vez más, es la versión Ultimate de los héroes de Marvel, no su vertiente
más clásica y madura) son totalmente gratuitos (y no me limito al cambio de
raza de Johnny) y eso es lo primero que descoloca de la película. Y no porque
la base sobre la que se sustenta sea sagrada sino porque son cambios que a la
postre no conducen a nada. ¿O tiene alguna importancia en el resultado final
que Sue sea adoptada y de diferente nacionalidad, por poner un simple ejemplo?
Dicho de otra manera: se puede hacer una película de amor trágico y juzgarla
simplemente por su calidad, pero si se le pone el nombre de Romeo y Julieta
habrá que exigirle que sea algo responsable con los escritos de Shakespeare,
¿no?
Los
Cuatro Fantásticos son definidos como la Primera Familia de Marvel. En
pantalla, la sensación de familia desaparece por completo. No hay más que un
apunte mínimo del futuro romance entre Reed y Susan, la amistad entre el
primero y Ben es forzada y casual y Victor es el malo de la función porque así
lo exige el guion, sin motivación ni justificación alguna. Y Johnny… Bueno,
Johnny simplemente no aporta nada a la historia.
Algunos
cambios, como el que motiva el accidente que les da los poderes, puede ser incluso
acertado, mejorando con respecto a los comics la justificación que se le da al
mismo, pero eso no compensa la completa sarta de estupideces que rodean al
film. Johnny Storm es una versión cutre del Torete de Fast & Furious que como castigo por ser tan malote debe
trabajar en el proyecto más importante de la compañía Baxter (!!), Ben es invitado a la expedición como quien va de
cañas con un viejo colega, sin tener ni idea de lo que se está haciendo (!!!) y
Susan adquiere sus poderes sin ni siquiera tomar partido de la dichosa expedición
(!!!!!). Y de Muerte, mejor ni hablar, uno de los peores villanos que he visto
en cine y que consigue superar en ridiculez el diseño que lució en el film de 2005.
Y
todo esto sin llegar todavía al final desastroso, incoherente y precipitado,
sin duda lo peor de la película. Nada tiene sentido. Nada está justificado.
Nada tiene gracia ni épica.
Y,
encima, con unos efectos digitales de verdadera pena. Ni siquiera en eso se
salva este despropósito que tiene más aspecto de piloto televisivo malo que de
superproducción de cine.
Los
fans no podemos más que gritar con fuerza a la Fox que devuelva los derechos de
los personajes a Marvel.
Los
no fans… Bueno, ¿en serio alguien que no sea fan se ha atrevido a ver este
truño?
Puede
que no sea la peor película de superhéroes que he visto (y es que Elektra o Motorista Fantasma 2 son muy duros de digerir, y a cosas como CatWoman o Barb Wire ni me he acercado), pero poco le faltará.
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