sábado, 24 de octubre de 2020

Visto en Amazon Prime: THE BOYS

Emborronada por la polémica entre creadores y fans por la forma en que ha sido emitida, al fin ha concluido la segunda temporada de The Boys, posiblemente la serie más gamberra y transgresora del panorama televisivo actual.

Imaginada como una versión oscura y retorcida de los clásicos héroes de Marvel y DC (esta segunda temporada tiene algunos guiños muy directos a sus referentes cinematográficos), The Boys arrancó en su primera temporada planteando un mundo donde los súper héroes no sólo son reales, sino que están controlados por una corporación más interesada en el lucro que en el bienestar de la sociedad.

Con los personajes bien presentados y los dos bandos más o menos organizados (aunque a lo largo de esta tanda de diez episodios habrá tradiciones y cambios de chaqueta), esta segunda temporada se beneficia de la incursión de algún personaje nuevo, en especial la nueva componente de Los Siete, el grupo de héroes que, a imagen y semejanza (al menos de puertas para afuera) de Los Vengadores o La Liga de la Justicia, forman la élite del mundo superheroico. Se podría pensar que el peso de la narrativa recae siempre sobre el enterramiento entre Billy Carnicero y Patriota (brutales Karl Urban y Antony Starr), con permiso de la siempre complicada relación entre Hughie y Luz Estelar, pero esta nueva Stormfront amenaza con hacerse con el control de la temporada en muchos e impactantes momentos.

Hay que reconocer que se puede acusar a la temporada de una cierta irregularidad, más cuando se pierde excesivo tiempo en reincidir en ciertos personajes de manera innecesaria. Esto motiva que, personalmente, piense que es más adecuado un visualizado seguido (no soy muy partidario de los atracones maratoniano, pero sí del episodio diario) que no esperar al capítulo semanal, que además puede tener un efecto contrario al buscado por las mentes pensantes y hacer que el impacto entre el fandom sea muy inferior al de la primera temporada.

Por otro lado, es especie de descenso a los infiernos al que se lleva a Patriota, ese análisis político aterrador por lo real que es y esa sátira sobre la manipulación de los medios, que es lo más interesante de la serie por más que lo que perdure en la memoria sean los impactantes momentos de casquería y brutalidad. Por eso, Erik Kripke sale airoso en conseguir una mezcla muy acertada entre la diversión más salvaje y la denuncia más ácida (algo heredado del cómic de Garth Ennis), evitando repetir esquemas y dejándolo todo preparado para una tercera temporada ya confirmada que promete nuevos derroteros.

Despiadada y cruel con la América actual, un ritmo algo irregular y alguna trama previsible (junto a la inevitable pérdida del factor sorpresa) no son suficientes para enturbiar una segunda temporada a la altura de lo esperado, confirmando a The Boys como la mejor serie de superhéroes con la etiqueta de «para adultos» (algo a lo que aspira sin conseguirlo títulos como Doom Patrol, por ejemplo).

Genialidad no apta para todos los estómagos...

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