El tiempo pasa pero algunas cosas no cambian. Ya he podido ver Shazam: la furia a los dioses en cine y debo decir que no es tan mala como me esperaba. Es un pasatiempo de lo más disfrutable, con buenos efectos visuales (al menos mucho mejor que los de la primera entrega) , una historia resultona y unos personajes a los que ya se les ha cogido un poco de cariño. Sin embargo, batacazo en taquilla.
Tres
son los elementos a los que se les puede reprochar el fracaso. Por un lado
tenemos la confirmación de que este Shazam pertenece a un universo caduco,
cuyas menciones a Wonder Woman son tan inconsistentes como ridículas. Shazam mira
hacia un futuro que ya no existe, sin Black Adam, sin JL y sin nadie de quien
poder ir de la mano. Y aunque la película se pueda disfrutar a la perfección de
manera independiente, tantas noticias negativas sobre el finiquitado universo
compartido de DC por parte de Safran y Gunn no le han hecho ningún bien.
La
segunda causa puede ser su extraña estructura, que ya se vislumbraba en los
trailers. Shazam II pretende ser muy épica
y espectacular, y por momentos lo consigue, pero ello cae en conflicto con su
sentido del humor. Algo parecido sucedía en Ant
Man y la Avispa: Quantumanía. Ambas son películas con demasiadas
pretensiones para unos personajes tan menores a los que les iría mejor una
cinéfila más de andar por casa.
Y
luego está el tercer factor, del que ya hablé al respecto del Hombre Hormiga. Y
es que más allá de la calidad del film, de sus aciertos y errores, de las
meteduras de pata de Gunn, Dwayne Johnson y compañía, el público está sufriendo
un claro síndrome de agotamiento. El cine de superhéroes se ha vuelto
previsible y cuesta encontrar propuestas originales y rompedoras. Las primeras
visualizaciones de Aquaman II la
definen cono un completo desate y parece que el destino de las dos grandes
compañías comiqueras pasan por Guardianes
de la Galaxia, vol. 3 y Flash
(que ya ha visto Tom Cruise y dice que es muy buena; y su Tom lo dice, habrá
que creerlo). Es decir, la despedida de James Gunn de Marvel y el cierre del DCEU
de DC antes del desembarco de James
Gunn allí.
Hay
una sensación general de hastío. Los superhéroes no enamoran como antes y si en
DC resulta más divertida la
intrahistoria que hay detrás de la editorial, en Marvel la Fase Cuatro no ha terminado de enganchar, siendo el
inicio de la Fase Cinco todo un descalabro.
A
riego de repetirme, es posible que esto sea tan sólo la punta del iceberg y que
sea el cine en general quien está en problemas. Sólo hay dos franquicias ahora
mismo post las que pondría la mano en el fuego de que va a seguir arrasando en
taquilla, y ambas inician este 2023 su despedida en un fin de fiesta doble. Me
refiero a Misión: Imposible y Fast & Furious. Sin ellos, y con Avatar 3 muy lejana en el horizonte,
quién sabe que película puede suplicar una garantía en taquilla.
Quizá
la guerra del streaming y el teórico
fin de las cuentas compartidas vuelva a llevar a la gente al cine (habrá que
estudiar bien las noticia que la pasada semana divulgó Cinesa sobre su tarifa plana), porque si no, auguro muy malos
tiempos para el séptimo arte.
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