domingo, 21 de julio de 2013

EXPEDIENTE WARREN: THE CONJURING (5d10)

Dicen por ahí que James Wan es el nuevo rey del terror americano. Narices no le faltan, desde luego, a este realizador nacido en Malasia que en lugar de buscar el acomodo fácil de los remakes ochenteros que tanto pululan por ahí últimamente prefirió buscarse las habichuelas por su cuenta y, partiendo de sus propios guiones, crear una nueva saga que iba a convertirse casi de inmediato en un clásico. Me estoy refiriendo, por supuesto, a Saw, que escribió y dirigió en 2004 y cuyas continuaciones dejó en manos de otros (aunque se mantuvo como productor desde la 2 a la 7), aunque se encargó de escribir también el argumento de la tercera parte. Cuando todo el mundo se dio cuenta del nuevo filón y comenzó a copiarlo, abusando del kétchup en mil y unas producciones, él se desmarcó diciendo que el terror del futuro debía prescindir de la sangre, y se embarcó en una historia más clásica de fantasmas como Insidious, que volvió a dar en el clavo y de la que ya está rodando la secuela.
En este estilo habría que incluir a Expediente Warren, el relato verídico (cada uno que crea lo que quiera) de un matrimonio famoso por sus estudios parapsicológicos y su caso más aterrador (bueno, no sé si será realmente el más aterrador, pues están preparando ya el rodaje de una secuela que se basará en otro caso real investigado por estos señores). El matrimonio Warren, formado por Ed (Patrick Wilson, que ya estaba en Insidious y al que podemos recordar también como protagonista de Watchmen) y Lorraine (Vera Farmiga, la estupenda actriz de Up in the air, Infiltrados o Código fuente, por ejemplo) que deciden ayudar a la familia Perron (Lili Taylor, que ya lo pasaba mal en La Guarida y daba muy mal rollo en Rescate, es la única cara conocida de este matrimonio con cinco hijas) que se mudan a un caserón cercano a un lago poblado por diversos espíritus, uno de los cuales quiere poseer a la madre y obligarla a matar a su benjamina.
Lo mejor de la película, aparte de sus actores, de una calidad sorprendente en este tipo de producciones, es la construcción narrativa, que nos muestra las historias de los Warren y los Perron de forma paralela hasta que sus historias se unen definitivamente, en lugar de hacer que los investigadores (los verdaderos protagonistas del film) aparezcan en mitad de la trama, como sucedía en Poltergreist, por ejemplo.  Lo peor es que, pese a lo bien construida que está la atmósfera y lo efectivos que son los sustos no se puede evitar la sensación de haberlo visto todo con anterioridad. Fantasmas que se reflejan en espejos, sombras, pies de ahorcados, cajas de música, posesiones… si, vale, quizá no todo junto en una sola película (y que nos insisten en que es todo real, incluyendo en los títulos de crédito fotografías de los personajes originales) pero todo me resulta ya muy manido, muy conocido. Los sustos te podrán hacer saltar de la butaca, pero en ningún caso te acompañarán a casa y se meterán en tu cabeza a la hora de dormir, como debería hacer una buena película de terror. En este sentido Wan ha fallado, quizá lastrado por no poder manipular el guion a su antojo.
Y permitidme que me aleje por un momento de la película, pero no puedo evitar comentar un curioso dato sobre el director, ya que acaba de confirmarse cuál será su próximo proyecto una vez finalice Insidious 2 y antes de Expediente Warren 2… ¡¡¡Fast & Furious 7!!! Eso sí que puede dar miedo de verdad, más cuando en esta película demuestra que no es un virtuoso con la cámara, precisamente, buscando más los movimientos torpes con aire documental y planos largos y lentos, algunos demasiado, que el ritmo frenético adecuado para una película de acción.

En fin, miedo y mal rollo, pero no el suficiente. Solo Wilson y Farmiga permiten que la película esté algo por encima del montón de exorcismos que vemos en cine mes sí, mes no. Algo es algo.

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