En 1982, un joven Sylvester Stallone trataba de conquistar a su público con personajes que fuesen más allá del mítico Rocky (ese fue el año de estreno de Rocky III), y el camino para conseguirlo sería con la adaptación de la novela Primera sangre de David Morrell, con la que su protagonista, un veterano de Vietnam acosado por los fantasmas de la guerra, se convertiría en un icono del cine.
Tras Acorralado (que es como se tradujo aquí lo de First blood) llegaría una secuela con guion de James Cameron y con un Stallone en plan estrella que elevaría el personaje a la condición de mito, algo que ni la inferior Rambo III logró estropear. Tuvo que haber un salto de veinte años para que alguien (el propio Stallone, ¿quién si no?) se animase a resucitar la saga con John Rambo y, no contentos con ello, llega ahora la que debería ser el colofón definitivo a la saga.
Rambo: last blood es la demostración de cómo muchos actores se conforman con malvivir de sus éxitos del pasado, y si bien a Stallone la jugada de estirar el chicle de Rocky con Creed (al menos en su estimable primera película), con el mercenario no está teniendo tanta suerte. La nueva Rambo es, sencillamente, mala y muchos son los problemas que impiden que se la pueda ver con buenos ojos, aun esforzándose por recurrir al cariño de unos años de glorias hipermusculadas.
Por un lado, este no es Rambo. Sí, se le parece (aunque la edad le ha hecho estragos), hace alguna mínima referencia a la guerra y en un momento dado dispara con un arco. Fin. Por lo que a la historia respecta, bien podría ser una secuela más de la saga Venganza o cualquier subproducto derivado. No se reconoce al personaje ni hay conexiones con el pasado (ni siquiera unos créditos finales con imágenes de películas anteriores consiguen evocar ese recuerdo) como para que esto sea la despedida que el icono se merece. Los años no pasan en balde y, por más que este Rambo parezca recuperarse de brutales palizas como por arte de magia, la verdad es que da la sensación de que en ningún momento debería poder lidiar con sus enemigos, pareciendo un abuelete de asilo al lado de tipos como John Wick o el Bryan Mills de Liam Neeson.
Por otro lado, nos encontramos con los peores villanos de la saga. Después de haberse enfrentado con ejércitos enteros, Rambo se encara ahora con una pandilla de proxenetas mexicanos que, ni de lejos, dan la sensación de ser un peligroso cartel. Dos idiotas (muy malos, eso sí) y un puñado de matones que controlan una red de prostitución de estar por casa.
Y, por último, y esto lo pongo en un pack porque son ya cuestiones puramente cinematográficas, la dirección y el propio guion. Mientras que el tal Adrian Grunberg (que en Vacaciones en el Infierno no me pareció tan malo) parece carecer del más mínimo concepto del ritmo narrativo y tiene afición por emborronar las escenas de acción para conseguir que no se entienda nada de lo que sucede en pantalla, el guion es tan plano y carente de un simple giro argumental que sorprenda (y despierte) al espectador que no puede más que provocar indiferencia ante lo que sucede en pantalla.
La historia es terriblemente limitada: Un familiar de Rambo es secuestrado, este intenta rescatarla, pero sin éxito y prepara unas trampas en su granja para matarlos a todos. Fin. Sí, en contra lo habitual os acabo de soltar un spoiler, pero si a estas alturas a alguien le preocupa conocer un spoiler de una película de Rambo es que la cosa se nos está yendo de las manos. El caso es que es todo exageradamente lineal. Las cosas van pasando en una apática continuidad y la película se reduce a más de una hora de aburrido dramón televisivo para desembocar en un aparente festival de violencia desmedida que, a la postre, tampoco es para tanto. Parece como si Grunberg quisiera hacer una orgía de sangre e higadillos, pero entre su cámara nerviosa y la oscuridad de las escenas, tampoco da ni para eso.
Desde luego, hay una violencia insana y hasta desagradable atufando toda la película, pero dudo que eso esté en el lado de las cosas positivas de un film que, si realmente es el colofón de la saga, supone un triste final para la leyenda de John Rambo, ya que por momentos se me antoja ridícula y, a la vez, sumamente desagradable, pues ni siquiera como festival gore me llega a funcionar.
Sly, pensaba que sabías hacerlo mejor, pero viendo las reacciones a tus últimos trabajos (ahí están las dos secuelas de Plan de escape estrenadas directamente en VOD) parece que no es así. Si hasta el propio Morrell ha renegado de su creación…
Lo dicho, una lástima.
Valoración: Tres sobre diez.
criticas por criticar, uno rambo es un anciano que toma pastillas de 73 años, no esta bien de la cabeza, es un exsoldado que sufrio mucho he intenta rehacer su vida, y con los traumas de la guerra quedo jodido, su unico alivio una hijastra que cuidó, el drama esta bien echo, no nesesita de giros argumentales, es pelicula de accion de ese estilo como otras, y pudo haber muerto en el primer encontronaso con los narcos, de que rambo no es imbencible, y la crueldad real es asi primero una aburrida esena familiar y pum el horror del asesinato, el secuestro, te dire que ya muchos latinos tienen muy alta esta ultima pelicula, va al grano no nesesita mas, ni menos
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