Cuando
en 2011, la Sony estrenó Los Pitufos la película de los pequeños seres azules
no sólo fue un gran éxito de taquilla, sino que superó a todos los blockbusters
que la Sony estrenó ese mismo año, convirtiéndose en la cinta más rentable de
la productora. Era lógico, por lo tanto, que más pronto que tarde llegase una
secuela (ya está en preparación la tercera pitufopelícula) con el fin de volver
a llenar las arcas de la propietaria de los derechos de, por ejemplo, Spiderman.
Y
como dice la máxima: si algo funciona, ¿para qué cambiarlo?
Así
pues Los Pitufos 2 es la lógica continuación de aquella amena aventura en Nueva
York, con los mismos protagonistas y cambiando esta vez el escenario a la
ciudad de las luces: París.
La
historia no es un derroche de originalidad, pero tampoco habría que
esperárselo. Gargamel (Hank Azaria)continúa obsesionado con robar la esencia de
Pitufo que da poder a su magia y para ello, siguiendo el proceso con el que
creó a la Pitufina, da vida a unos seres my similares a los Pitufos a los que
llama Malotes, pero que al no ser azules carecen de la preciada esencia. Por
ello abre un nuevo portal al reino mágico de los Pitufos y logra secuestrar a
la Pitufina, tratando de convertirla al lado oscuro. Naturalmente, los Pitufos
no se quedarán de brazos cruzados y acudirán a su rescate, ayudados de nuevo
por Patrick y Grace (Neil Patrick Harris, Barney de Cómo conocí a vuestra madre, y Jayma Mays, actriz acomodada en
comedias que también se ha dejado ver por la susodicha serie), a los que se le
une el veterano Brendan Gleeson como
padrastro de Patrick, dando el toque de moraleja familiar que toda buena película
infantil necesita. Pero, como en la anterior, los verdaderos protagonistas son
los efectos digitales capaces de dar vida a los Pitufos (Katy Perry repite como
dobladora de Pitufina a la que se le une Christina Ricci como la voz de la
Malota Vexy) y a Azrael, el inquieto gato del brujo.
No
estamos, como hace dos años, ante una película que merezca pasar a la historia,
pero sin duda volverá a hacer las delicias de los niños, que es a quien va
destinada, alternando emoción y diversión con momentos de reflexión, la clásica
historia del bien venciendo sobre el mal y la recompensa que recibe quién hace
lo correcto, recordando la importancia de la familia y la amistad.
No
estamos, recordemos, ante una de las grandes películas de Pixar o Dreamworks,
con una serie de guiños y chistes destinados a los más adultos. Esto es un
producto infantil, muy infantil, y quién acuda al cine a verla esperando otra
cosa sufrirá las consecuencias de tener que aguantar hora y media de gags
sencillos, diálogos simples y los típicos porrazos y payasadas. Pero es que…
son Los Pitufos, ¿qué esperaban?Eso
sí, a quien esto no le parezca aliciente suficiente, cabe avisar que la
magnífica fotografía del film nos ofrece una bella estampa de Paris, un
recorrido turístico por la ciudad que la convierten en un personaje más de la
historia.
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