Entrados
ya de lleno en el calor de agosto, época de blockbusters estivales, se entrena
por estos lares (en los USA lleva ya más de un mesesito en cartel) Pacific Rim, la última creación de
Guillermo del Toro que para muchos es la película palomitera del año y para
otros muchos una chufla en toda regla. ¿En qué extremo me encuentro yo? Pues
como suele ser habitual en mí, esquivando los puntos más radicales y
concediéndole un merecido aprobado pero poco más.
Del
Toro es un gran creador (tanto como director, guionista o diseñador), y por eso
su implicación en el proyecto hace que el resultado final baje su nota, ya que
se espera mucho más del genial mejicano que deslumbró con El espinazo del Diablo, El
laberinto del Fauno o incluso en las dos Hellboys (la segunda claramente más personal que la primera). Y es
que la película, un proyecto suyo que lleva años tratando de llevar a la gran
pantalla (dicen que los bocetos en los que se basan los monstruos parten de
dibujos suyos que realizó con solo cinco años) es, de partida, una solemne
tontería. Los que la definían como un
Godzilla versus Transformers dieron en el clavo, con la salvedad de que Del
Toro filma mucho mejor que Michael Bay pero no destroza con tanta maestría como
Roland Emmerich. La película nos cuenta (muy vagamente) la invasión
extraterrestre de una raza a la que llaman Kaiju, cuya principal novedad es que
no vienen del espacio exterior, sino de un portal interdimensional que hay en
las profundidades marinas. La única solución que se les ocurre a los humanos
para hacerles frente es la construcción de los Jaeger, unos robots gigantescos
que interactúan en unión mental con sus pilotos (deben ser dos quienes lo
manejen, cada humano utilizando un lado del cerebro, sí, en serio). Pasan los años
y el gobierno decide cancelar el proyecto Jaeger, pero el almirante Stacker
Pentecost (Idris Elba, el Heimdall de Thor),
un tipo que creció viendo demasiados episodios de Mazinger Z (que eso son claramente los Jaeger, incluyendo el
popular “fuego de pecho”) ha mantenido el proyecto activo por su cuenta (¿y eso
quién lo paga?) y se prepara para una ofensiva final contra los aliens,
empleando para ello los últimos cuatro Jaeger útiles y reclutando al prota de
la peli, Raleigh Becket (Charlie Hunnam, al que creo que no conocen ni en su
casa), traumatizado por la muerte años atrás de su hermano y copiloto Yancy
(Diego Klattenhoff, el “amigo” del prota de Homeland
–y, sobretodo, de su mujer- y actor más reconocible del film, aunque la palma a
los diez minutos de peli) y a Mako Mori (Rinko Kikuchi, a la que parece que en
su casa sí conocen, pero de ahí no pasa), más traumatizada aún por los
fantasmas de su pasado con los Kiaju. Hasta aquí la historia, con un par de
toques dramáticos cuando se descubre el pasado de Mako y algún detallito muy
mal dramatizado de Pentecost y los apuntes de humor del dúo dinámico formado
por los científicos del equipo, Newton y Gottlieb (Charlie Day y un ridículo y
sobreactuado Burn Gorman) y la aparición obligada de los amiguetes de Del Toro,
a saber: Ron Perlman y Santiago Segura. El resto: más de hora y media de
puñetazos, golpes, destrucción y más puñetazos.
Del
Toro filma muy bien, ya lo he dejado claro, y esto es lo único que hace que se
pueda disfrutar de la película, además, claro está, de unos efectos especiales
increíbles. Solo por ello, y el hecho de que nos encontremos ante una película
de entretenimiento sin más pretensiones, ya debería bastarme, pero no es así. Y
es que demasiadas cosas chirrían aparte del guion como para dejarme seducir por
la simple espectacularidad. Y por encima de todas ellas la permanente sensación
del terrible “esto ya lo he visto”.
Intentaré
enumerar unas cuantas pegas:
Después
de todos los años que pasan de lucha, y con lo terribles que son los Kiaju, no
entiendo que la Tierra no esté totalmente destrozada ya. A ver si al final va a
resultar que es tremendamente fácil acabar con ellos, con Jaeger o sin ellos.
Con todo el dinero invertido en unos efectos
especiales de miedo (y una realización calmada, no alternando los movimientos
frenéticos y borrosos con la cámara lenta de Transformers), ¿por qué todos los combates son de noche o bajo el
agua? Al final el resultado es el de siempre, no se ve nada claro.
Como
me pasó con AfterEarth, me resulta
ridículo que se invierta en un proyecto tan mastodóntico como los Jaeger para
que al final la solución sea liarse a puñetazos (apenas hay un par de descargas
y los ya mencionados proyectiles de pecho).
Por
otro lado la historia podría haberse contado perfectamente con, al menos, media
hora menos. Tanta pelea y destrucción repetitiva, como en El hombre de Acero, termina por aburrir, y los elementos dramáticos
que hay por medio no son suficientes para empatizar con los protagonistas.
Y
por útimo, el final, simple y calcado al de otro blockbuster muy reciente. Y ya
os aviso que no puedo reprimirme de contároslo, así que aquí va un spoiler de los gordos.
Advertidos quedáis:
Para
vencer, la solución tomada es detonar una bomba nuclear al otro lado del portal
interdimensional (¿os suena?). Para ello un Jaeger lo atraviesa con la bomba a
cuestas y la hace detonar al otro lado, ante la mirada perpleja de los bichos
(¿seguro que no os suena?) y cerrando así el portal, pero en el último momento
el piloto logra escapar y volver a cruzar al lado terrestre (que sí, que os
tiene que sonar) –hago aquí un inciso: no lanzan antes la bomba porque no es
posible atravesar el portal si no van acompañados de un Kiaju, ya que la grieta
reconoce su ADN; ¿por qué entonces sí pueden los protagonistas atravesarlo sólos
de regreso?-, aunque nos hacen creer que está muerto para sorprendernos con su
recuperación milagrosa (pues no, no es Iron man en Los Vengadores, ¿de dónde sacáis esa idea?).
Poco
de Del Toro se reconoce al final, aparte del original diseño de los Kiaju que,
por otro lado, no terminan por resultar tan aterradores como deberían, ya que
les encuentro un punto grotesco e irreal, ese punto Del Toro que tan bien
funcionaba como los habitantes del fantástico mundo del Fauno o los extraños
seres de Hellboy II pero que aquí me
sobra totalmente, mientras que los Jaeger tienen demasiados referentes de cosas
ya vistas, desde los mencionados Mazinger
Z (incluso la acción transcurre en Kioto) o Transformers hasta Acero Puro
o El gigante de Acero, sin ir más
lejos.
¿¿La idea se la han copiado de los vengadores?? No me habia dado ni cuentaaa.... ¿¿Y por qué todos los portales se cierran a base de bomba atómica??
ResponderEliminarPara los amantes del Kaiju Eiga (como yo), un 10. Fantasía, acción y humor en sus márgenes.
ResponderEliminarHan seguido la linea de Evangelios, es la única que se han podido copiar
Evangelion
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