sábado, 30 de abril de 2016

CAPITÁN AMÉRICA: CIVIL WAR. Rozando la perfección.

Apenas un mes más tarde del estreno de Batman v.Superman: El amanecer de la Justicia, y con el debate entre sus seguidores y detractores todavía vigente, nos llega la otra cara de la moneda, la apuesta de Marvel por reflejarnos el conflicto internos entre los héroes abanderados en sus días más oscuros.
Como si de vasos comunicantes se tratara, mientras en Warner intentan poner algo más de humor en sus producciones (al menos en comparación con la oscuridad de la trilogía de Nolan y El hombre de acero) en la acera de enfrente se están poniendo cada vez más serios. Parece inevitable hacer comparaciones entre ambas compañías, más cuando sus últimas apuestas parten de la misma base (un conflicto entre dos grandes héroes que termina en una lucha sin cuartel debido a las manipulaciones del villano de turno), pero aunque parece innegable que en Warner tratan de construir su propio universo mirando de reojo a la competencia en Marvel tienen los cimientos bien construidos y no se preocupan más que por seguir adelante por su propio camino.
Efectivamente, Capitán América: Civil War (una película tan impresionante que podría ser el colofón de cualquier saga pero que sin embargo no es más que la primera piedra de la fase tres que culminará con La guerra del Infinito) es la lógica consecuencia de los hechos descritos en Capitán América: El Soldado de Invierno y Los Vengadores: la era de Ultrón.
Tras el impecable trabajo realizado por Joss Whedon, los hermanos Anthony y Joe Russo se han coronado como los grandes constructores de Marvel tomando el relevo del neoyorquino. Después de los acontecimientos vistos en películas anteriores en las ciudades de Nueva York, Washington y, sobre todo, en la nación de Sokovia, las muertes de inocentes pesan sobre las conciencias de los Vengadores y el gobierno decide tomar cartas en el asunto. Los tratados de Sokovia son un acuerdo por el cual el equipo pasará a ser un grupo gubernamental, pero ello significaría regirse por los intereses particulares de una entidad concreta, algo que va contra los ideales que siempre ha defendido Steve Rogers.
Durante toda la saga las diferencias entre Iron Man y el Capitán América han sido recurrentes, pero será ahora cuando sus posiciones serán más enfrentadas, obligando al resto de héroes a tomar partido por uno de los dos.
Los Russo han creado una historia compleja e inteligente, con un villano de gran nivel sin necesidad de grandes artificios ni mascaradas de opereta, y que sin pretender buscar un debate profundo y pretensioso sí invita a posicionarse en favor de uno u otro bando. Necesariamente alejada de su contrapartida en los comics, Civil War es una película donde se refleja el peor momento de los superhéroes, en la que se crearán diferencias irreconciliables y para la que no puede haber vencedores, sólo derrotados.
Los Russo consiguen además dos grandes méritos: por un lado manejar un reparto impresionantemente extenso sin que se les escape de las manos, con momentos de brillo para cada uno de los personajes pero sin olvidar que en todo momento es el Capitán América y solo él quien está en el centro de la historia (junto a su relación con Iron Man por un lado y con el Soldado de Invierno por otro), mientras que por otro consiguen presentar nuevos personajes con coherencia y eficacia. 
Tenemos aquí a Pantera Negra y al nuevo Spiderman brillando con luz propia, provocando aplausos en la gradería, y  de los que, sin perder más tiempo del necesario,  se cuenta lo justo para entender los personajes y sus motivaciones.
Todo ello, con escenas espectacularmente bien filmadas, quizá no tan plásticas como las de Whedon pero con grandes coreografías, creíbles y sin la sobrecarga de CGI que amenazan con deformar películas similares.
Todo en Civil War rezuma grandeza. Hay mil guiños para los fans que no entorpecen al argumento para los profanos, tiene el toque justo de humor, la grandeza de Spider-man (y el cachondeo autoreferencial con tía May), una sorpresa enorme, apuntes para posibles romances futuros, el recuerdo justo y necesario a los ausentes y, sobre todo, dolor, mucho dolor.
Y aunque pueda parecer un tópico, en este caso no lo es: a partir de ahora las cosas ya no volverán a ser iguales.
Posiblemente, la mejor película de superhéroes hecha hasta la fecha. No es perfecta, como ninguna película lo es, pero difícilmente puede mejorarse.
Pura grandeza…

Valoración: Nueve y medio sobre diez.

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