Siendo justos, a la hora de ponerme a hablar sobre la quinta temporada de Cobra Kai prácticamente podría hacer un copia y pega de lo que dije referente a la cuarta temporada. Y es que si entre la segunda y la tercera había cierta sensación de que quedaba poco que rascar y ya se estaba estirando demasiado el chicle de la nostalgia ochentera, lo cierto es que en esa temporada anterior, como en esta, las apuestas han subido, consiguiendo que la serie luzca tan bien, sino mejor, que en su arranque, cuando parecía una locura conceptual transformada en serie por caprichos de unos señores que, por aquel entonces, pensaban que iban a arrasar con su propuesta de un YouTube de pago.
Cobra kai sigue adolecido del mismo problema que arrastra desde
el principio, la escasa personalidad de sus protagonistas, que cambian de bando
con una facilidad pasmosa. Sin embargo, más que ser un error, sus responsables
han conseguido convertirlo en virtud, casi hasta riéndose de ello,
intercambiando peones y moviendo las piezas hasta que todos quedan repartidos
sobre el tablero en alineaciones que parecían imposibles mirando atrás en el
tiempo.
Cierto
es que, pese a la violencia no explícita, la serie sigue siendo muy light y que las escenas de lucha continúan
sin brillar como debería, pero al menos se ha compensado definitivamente ese desequilibrio
que había entre los jóvenes y los veteranos, consiguiendo que las tramas de
ambas generaciones resulten igual de interesantes.
El
gran acierto de la temporada es su ritmo, sabiendo ir de menos a más (al
arrancar parecía que la trama del padre de Miguel iba a amenazar con quedarse
muchos capítulos con nosotros y luego ha sido liquidada de manera
sorprendentemente rápida) y encontrando en la figura de Terry Silver el villano
que la serie necesitaba para seguir creciendo.
Como
comentaba al respecto de la segunda temporada de Solo asesinatos en el edifico, queda la duda de saber si pueden
seguir manteniendo la función a este nivel mucho más tiempo, pero al menos hay
que reconocerle que las tramas quedan muy bien cerradas y el único hilo que
invita a estirar en siguientes temporadas no es tan rotundo como para que no
podamos quedarnos más que satisfechos si la cosa acabara aquí.
Sería
un final redondo. Ahora, toca esperar si les quedan cosas por contar y si Netflix quiere seguir apostando por
ello. Aunque ya les digo yo que sí…
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