Si bien para algunos la Nochevieja es sinónimo de hacer balance de lo bueno y malo, como diría Mecano, otros se centran más en planificar su fiesta de después de las Campanadas (si las restricciones locales lo permiten) y no pocos centran todo su interés en el vestidito de la Pedroche, para muchos este Fin de Año ha sido motivo de celebración por la llegada de una nueva temporada (y ya parece claro que no será la última) de Cobra Kai.
Siempre
he disfrutado mucho de esta serie, que por su formato es ideal para devorar
casi de una sentada, pero tras la temporada 3 noté cierto agotamiento, llegando
a desear un final digno para la misma y que se dejasen de exprimir tanto a la
gallina de los huevos de oro. Sin embargo, visto esta nueva tanda de capítulos,
debo decir que he quedado francamente impresionado por el trabajo de sus
guionistas, Josh Heald y Jon Hurwitz, que han sabido remontar la situación y,
sin giros demasiado rocambolescos, mantener el interés en el campeonato de este
año, anunciado ya en el último episodio de la temporada anterior, en la que los
dojos de Miyagi-Do y el Colmillo del águila de juegan el todo por el todo para
no desaparecer ante el nuevo Cobra Kai, comandados por un John Kreese cada vez
más cómodo en su rol de villano al que acompañará en esta aventura otro
rescatado de las películas, Terry Silver (aunque su participación en la saga no
llegó hasta la tercera parte, la última con Ralph Macchio.
Parecía
cantado que la alianza entre Daniel LaRusso y Johnny Lawrence no iba a ser muy
duradera y que los egos de los dos senseis, totalmente opuestos en su
filosofía, iba a provocar un nuevo distanciamiento, pero Heald y Hurwitz
consiguen evitar caer en la repetición y conseguir que los personajes
evolucionen y crezcan, mejorándolos en todos los sentidos. Lo mismo sucede con
los secundarios, a los que incluso se hace un ligero blanqueamiento para que
empecemos a verlos con otros ojos y no todo sea blanco o negro.
En
resumen, que la temporada es muy disfrutable y su final deja las cosas muy difíciles
para el futuro de los dos senseis, aunque el acercamiento, mucho más sincero
que el provocado por intereses comunes de la temporada 3, imprime una gotita de
esperanza.
No
me lo esperaba, pero ahora mismo me he quedado con ganas de más. Al final, si
puede haber una larga vida para este Cobra Kai que nació como un juguete para nostálgicos de duración limitada.
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