lunes, 3 de enero de 2022

Visto en Netflix: EL PODER DEL PERRO

Siguiendo con películas aspirantes a ser coronadas como lo mejor del año, El poder del perro, de Jane Campion, ha sido definida como una de las obras maestras del recientemente finiquitado 2021.

Planteada inicialmente como un western oscuro y muy reflexivo, la historia va mutando para tornarse más negra y desasosegante hasta invitar al desconcierto, girando siempre en torno a la masculinidad tóxica, desmontando la figura del vaquero macho y viril que tan bien representaban actores como John Wayne.

En este sentido, reconozco sus méritos, así como la inteligencia de un guion que se mueve siempre con una exquisita sutilidad, obligando a un ejercicio de concentración para no perderse detalle de su tramo final y ser capaces de componer correctamente la historia que nos propone Campion a partir de una novela de Thomas Savage. Además, contar con actores de la talla de Benedict Cumberbatch, Kirsten Dunst, Jesse Plemons o Kodi Smit-McPhee, es toda una garantía.

¿Cuál es el problema, pues? Ni más ni menos que la realización de Jane Campion, que es insufriblemente tediosa. Me parecen muy bien esos críticos que se han deleitado con su trabajo, pero a mi parecer conseguir llegar al final de la película es prácticamente una tortura, eligiendo la directora un ritmo tan intencionadamente contemplativo que, cuando se descubre el pastel, uno ha perdido ya todo el interés a lo que nos quieren contar.

Por lo tanto, no puedo aplaudir una propuesta que, más allá de un final apasionante en lo que cuenta pero no en el cómo, a lo único que invita no es a reflexionar o debatir, sino a pegarse una buena cabezada o utilizar la famosa (y odiosa) utilidad de Netflix que permite reproducir una película al doble de su velocidad normal.

 

Valoración: Cinco sobre diez.

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