Estamos ya recibiendo muchos de los títulos que deben ser importantes de cara a la temporada de premios (más si contamos con los estrenos de plataformas), y Aaron Sorkin no podía faltar en el listado. Sin embargo, viendo sus últimos trabajos daba la sensación de que sus deseos de ser director han terminado por mermar su brillantez como guionista, y su último trabajo, Being the Ricardos, no hace más que confirmarlo.
No
voy a hacer demasiada leña con su trabajo como realizador, ciertamente muy
pobre y poco inspirado, quizá el peor de sus intentos. Y no es que el guion sea
malo, pero si uno piensa en las obras maestras que Sorkin ha parido, ciertamente
la decepción hace mella, siendo también inferior al de Molly’s game y, sobretodo, El juicio de los 7 de Chicago.
Sorkin
se basa en la historia de Lucille Ball y Desi Arnaz para hacer una
deconstrucción del Hollywood de los años 50’ para reflexionar sobre las persecuciones
sociales y de los medios a raíz de la tristemente célebre Caza de brujas, las
dificultades de mantener un matrimonio en medio del caos de la meca del cine y
la televisión y las interioridades de una sir-com americana tan exitosa como
fue I love Lucy.
Sin
embargo, todo eso en el fondo importa bien poco, a raíz de cuenta de que todo
el trasfondo argumental se centra en una simple anécdota que no paso a mayores.
Lo que finalmente tenemos es una historia de amor y amistad narrada mediante flashbacks y (lamentables) flashforwars a los que Sorkin nunca
logra tomar el ritmo de manera adecuada.
Sin
entrar en debates sobre la idoneidad de la elección de Javier Bardem para dar
vida a un cubano, son sus actores los que elevan el nivel de la película, pese
a las capas de maquillaje que limitan a Nicole Kidman en un ridículo deseo de
que la caracterización física se imponga sobre la interpretación.
Al
final, lo que tenemos es una película entretenida donde lo mejor son las
escenas de preparación del episodio de la serie (toda la película se centra en
la semana en la que se prepara un capítulo hasta el momento del estreno), pero
que deja la sensación de que un guionista como Sorkin debería saber sacarle
mucho más partido.
Valoración:
Cinco sobre diez.
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