Desde hace ya algunos años, el nombre de Steven Moffat es sinónimo de calidad. Aunque su nombre esté siempre asociado al del Dr. Who, es con Sherlock, creada a medias con Mark Gatiss, con la que su nombre saltó a la palestra, habiéndose atrevido a adaptar a otros clásicos de la literatura, como Jekyll, Drácula y la malograda saga sobre Tintín que al final se quedó en una única película dirigida por Spielberg.
De
la mano de Netflix, con quien ya se
unió para adaptar libremente la novela de Bram Stoker, Moffat presenta ahora Desde dentro, una miniserie original de
tan solo cuatro episodios con Paul McGuigan (realizador de títulos como Victor Frankenstein, Lucky 7 o El caso Slevin y colaborador habitual de Moffat)
responsabilizándose de la dirección.
Desde
dentro es una serie soberbia, contenida en su ritmo, que narra dos historias
paralelas aparentemente bien diferenciadas pero que, obviamente, van a terminar
confluyendo en algún momento. Por un lado tenemos el drama de un vicario que,
pese a sus buenas intenciones y moral cristalina, acaba envuelto en una turbia
acusación de pedofilia ante la que, buscando una salida desesperada para su
familia, cometerá error tras error hasta quedar atrapado en un callejón sin
salida. Por otro, Jefferson Grieff es un brillante criminalista en el corredor
de la muerte que se entretiene, mientras espera la fecha de la ejecución por el
asesinato de su esposa, resolviendo casos detectivescos siempre que estos sean
afines a su escala moral. Dos personajes, a priori, sin nada en común que
protagonizan dos historias que no podían ser más opuestas entre sí. Es por ello
que el gran mérito de Moffat es conseguir crear un universo propio en el que
ambas tramas confluyan con naturalidad, sin que las trampas de guion resulten
ridículas ni forzadas y consiguiendo enganchar de tal manera que es casi
imposible no devorar los cuatro episodios del tirón, estando casi más ante una
película de cuatro horas que ante una miniserie.
Es
importante señalar también el acierto del reparto. David Tennant, uno de los
Dr. Who más populares, hace una interpretación soberbia, mucho más pausada y
dramática que los papeles histriónicos a los que nos tiene acostumbrados
últimamente (como por ejemplo, en Jessica
Jones o Good Omens), mientras que
Stanley Tucci no puede estar más brillante como el psicópata capaz de asesinar
y decapitar a su esposa con una elegancia y sobriedad que recuerda, por
momentos, al Hannibal Lecter de Anthony Hopkins.
En
Desde dentro se combinan muy bien el
drama, angustiante y desgarrador, con un humor muy negro que es el contrapunto
británico de series como Fargo,
cerrando a la perfección las tramas y dejando las mínimas preguntas sin
responder como para que una segunda temporada sea no ya una necesidad sino un
deseo arrebatador.
Una
pequeña joya televisiva con dos grandes intérpretes dando lo mejor de sí.
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