Son
tiempos de guerra, de eso no hay la menor duda. Las dos principales editoriales
de comics, Marvel y DC, enfrentadas en los escaparates de las librerías
especializadas desde hace décadas por conseguir las mejores historias y las
mayores ventas, se baten también en duelo en las taquillas de los cines,
amparadas bajo los sellos de Fox y Disney una y bajo Warner la otra.
Pero
no contentos con eso, los propios superhéroes se lían a tortas entre ellos
mismos dentro de sus propias películas. Son tiempos oscuros para la justicia:
Batman pretende pararle los pies a Superman mientras en el escaparate de
enfrente se cuece una Guerra Civil entre el Capi e Iron Man en la que todos los
héroes deberán elegir bando.
No
tardaremos mucho en saber quién ganará los combates ficticios: Batman versus Superman se estrena este
mismo miércoles y Capitán América: CivilWar en apenas un mes, pero ¿qué pasara con la guerra auténtica, la que
enfrenta a los grandes titanes de la industria?
Aunque
hace años el dominio en cine de Warner/DC era total, sobre todo con el Superman de Richard Donner y el Batman de Tim Burton que fueron derivando
en secuelas cada vez más mediocres (en el olvido quedan cosas como Supergirl, Steel o Catwoman), desde
Marvel tenían que conformarse con mirar desde la barrera y que tras fracasos
como Howard, un nuevo héroe su máxima
representación cinematográfica estuviese en los videoclubs con películas como El Vengador (título inexplicable para Punisher), El Capitán América o la conversión en tres películas de la serie de
Spiderman. Por fuerza se tenía que
notar que DC perteneciera a un gigante
empresarial como Warner. Pero cuando llegó el momento de repartir los derechos
de las estrellas Marvelitas las cosas empezaron a cambiar. Blade sentó un precedente pese a rozar la serie B, X-Men demostró que se podían contar
grandes historias con tipos disfrazados y poderes raros y Spider-Man de Sam Raimi… ¿Qué vamos a decir del Spider-Man de Sam Raimi?
Y mientras,
Marvel empezó a comerse el mundo cinematográfico (incluso sus películas más
fallidas como Daredevil, Los Cuatro Fantásticos o Punisher -esta vez sí- no llegaban a ser
verdaderos fracasos), diversificando su imagen. Ahora eran los otros los que
miraban desde la barrera, con SupermanReturns decepcionando, Green Lantern
haciendo el ridículo y solo la trilogía de Nolan sobre Batman (sobrevalorada a
mi entender y con una culminación ciertamente pobre) mantenían el nivel. Y en
eso que Marvel empezó a hacer sus propias películas con los pocos personajes de
los que conservaban los derechos. Y lo hizo a lo grande, tal y como sucedía en
los comics, haciendo algo que en DC nunca se habían atrevido a hacer: crear un
universo propio. Cierto es que sin el inesperado taquillazo de Iron Man quién sabe hasta donde habrían
llegado esos ambiciosos planes que culminaron con Los Vengadores de Joss Whedon, pero solo por intentarlo ya merecían
lo mejor. En Warner se seguía viviendo a base de dos únicos personajes.
No
todo había sido un camino de rosas para Marvel (Man thing, Motorista Fantasma,
Elektra…) pero al fin habían logrado
crear un universo compartido y cohesionado que rompía taquillas y atravesaba
las fronteras del medio, expandiéndose además a la televisión. Pero 2016 puede
ser el año que lo cambie todo. 2016 puede ser el año en que DC tome la
delantera e inaugure una época de gloria. ¿O no?
Pues
posiblemente durante las navidades eso debían pensar sus directivos, que sin
duda brindaron por el estrepitoso fracaso de Cuatro Fantásticos, el fallido reboot por parte de la Fox de la
Primera Familia. También aquellos que auguraban que la gran burbuja de los
superhéroes estaba a punto de explotar comenzaron a flotarse las manos con el
aroma del cadáver. La película (por llamarlo de alguna manera) de Josh Trank
era una de las peores películas del año, motivo de escarnio público y ruina económica
para la Fox, que se apresuraba a cancelar el prematuro anuncio de su propio
Universo compartido por el cuarteto y los X-Men que iba a supervisar Mark
Millar (el nombre detrás de los pocos comics –junto a Hellboy y algún puñado más- que triunfaban fuera de esas dos
megacorporaciones). Y aunque El hombre deAcero no había contentado a todos, su secuela (reconvertida después en Superman versus Batman, luego en Batman versus Superman y finalmente Batman versus Superman: el amanecer de la
justicia, con hueco para Wonder Woman, Aquaman y vaya usted a saber quién
más). El momento parecía propicio para dar una estocada mortal a Marvel, que
tras la cancelación de la también fallida trilogía del nuevo The amazing Spider-Man (al final quedó
en un par de películas con trama inconclusa) sólo podían confiar en sus propios
proyectos para aguantar el tirón.
Parecía…
Y
en esto que una película que nadie esperaba lo cambió todo. De nuevo en la Fox,
la que había insultado a los fans con esos Cuatro
Fantásticos que poco o nada tenían que ver con los del comic, haciendo
justo lo contrario: versionando un comic de manera más o menos fiel, dejando el
proyecto en manos de gente que sí sabían lo que el personaje significaba y
dándoles manga ancha para lo que les viniese en gana, llegando incluso a permitir
una clasificación R (para mayores de dieciocho años) teóricamente mortal para
conseguir una taquilla que se precie. Todo ello a cambio de hacer una producción
barata.
Y la jugada salió redonda. Deadpoolse ha convertido en el primer gran éxito del año y su recaudación ha batido
todos los records imaginables (lleva ya setecientos catorce millones en todo el
mundo, no está mal para na producción de cincuenta y ocho).
Tanto es así que
hasta podría sentar cátedra y convertirse en un ejemplo a seguir. Y si el ejemplo
consiste en respetar más a los personajes en que se basan las películas, me
parece bien. Si lo que se va a pretender ahora es que estas películas contengan
así porque sí más violencia, tacos y sexo, eso no tiene porqué ser
necesariamente bueno. De momento en la Fox misma han anunciado que la tercera
(y última) película de Lobezno en
solitario también será R, lo cual le puede venir bien al personaje, dicho sea
de paso, aunque se han apresurado a aclarar que la decisión estaba tomada antes
del estreno de Deadpool (cuya secuela
ya está en marcha, por cierto). Además, la película de Gambito que se iba a estrenar a finales de año se ha aplazado para
el 2017, imagino que con la idea de adaptar el guion a un estilo más cercano a
este sleeper (taquillazo sorpresa). En DC no han llegado a tanto pero casi,
pues antes incluso del estreno de Batman
versus Superman ya se ha anunciado una versión para adultos en la edición
doméstica de más de tres horas de duración.
En
la casa de las ideas, mientras tanto, la cosa parece que no vaya con ellos.
Pese a que la entrada de los hermanos Russo como cabezas pensantes dota a las
historias de un tono más serio sus películas siguen siendo desenfadadas y
divertidas, lo que se ha venido a denominar el estilo Marvel, en contraposición
del denominado “nolanismo” que desde el estreno de El Caballero Oscuro parece embargar a DC (sólo un chiste pude
contar en El hombre de acero y, la
verdad, se lo podían haber ahorrado).
En
fin, que tras ver lo sucedido en Deadpool
quizá los de Warner ya no lo tienen tan claro. Su esperado estreno ya no se intuye tan infalible, más cuando han
obligado a Snyder a recortar bastantes minutos de metraje (y ya vimos en Los Vengadores: la era de Ultron lo malo
que eso es para el resultado final del producto) y tras los gastos de promoción
se estima que será necesario llegar a los mil millones de recaudación para
hablar de beneficios, cifra alcanzable pero no garantizada. Además, que los
pases de prensa sean sólo un día antes el estreno oficial no demuestra mucha
confianza.
Para
colmo, cuando ya está todo preparado para el inminente estreno y se inunda la
prensa con carteles y nuevos trailers de esos que explican casi toda la
película (y que yo he conseguido evitar ver) llegan los de enfrente y se sacan
de la manga un nuevo tráiler de Civil War
que eclipsa totalmente al murciélago y el kriptoniano. A una semana del
estreno, todo el mundo habla (para bien o para mal) del nuevo traje de
Spider-Man y de su rol en la guerra superheróica.
Para
terminar de tocar las narices, se acaba de estrenar la segunda temporada de la
magnífica serie de Daredevil y ha
aparecido también un nuevo tráiler de X-Men:Apocalipsis que destilla épica y emoción a raudales (con mucha mejor pinta
que todo lo que se había visto hasta ahora de la nueva obra de Singer). Y no
olvidemos que este mismo año llegará también Doctor Extraño, película con la que Marvel expandirá más su
Universo entrando en el mundo de la magia.
La
guerra está servida. En unos días, el primer asalto (que la verdad es que me
apetece bien poco) y el mes que viene, el segundo round. Y en verano veremos
que nos ofrece la otra apuesta de Warner/DC para este año, la prometedora Suicide Squad que pinta muy bien pero su
tono algo más gamberro y colorista le puede acarrear comparaciones con Deadpool que no se esperaban. A esa, la
verdad, sí le tengo ganas.
Este
es el panorama bélico con el que nos encontramos este año. Como decían en la
promoción de los comics de Civil War: Y tú, ¿de qué lado estás?
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