Aunque
soy un reconocido Marvel Zombie y no voy a renegar ahora de ello, siempre trato
de enfrentarme a una película con la mente lo más abierta posible y dejando en
casa cualquier atisbo de prejuicio que pueda tener.
Y aunque bien es cierto que
he dicho muchas veces lo poco que me apetecía este Batman v. Superman: el amanecer de la Justicia (para compensar,
confesaré que la de Suicide Squad,
también de DC, me apetece mucho) no es menos cierto que a medida que se iba
acercando el día del estreno me empezaba a emocionar con el mismo. Al fin y al
cabo, es una peli más de superhéroes, Y me encantan los superhéroes.
Así
pues, animado ante lo que prometía ser un buen espectáculo, me he entregado a
la sinfonía de Zimmer (nada que ver con la gloriosa fanfarria de Williams)
esperanzado con superar el nivel de El hombre de Acero.
Dentro
de esta guerra entre Marvel y DC en el que unos (y los seguidores de unos)
parecen denostar todo lo que hace el otro, resulta curioso cómo, tras las críticas
sufridas por “la distinguida competencia” por el abuso destructivo del final de
El hombre de acero, donde parecía que
no moría nadie ni se preocupaban siquiera por los habitantes de la ciudad,
Batman v. Superman comienza precisamente corrigiendo ese error, arrancando
precisamente con la batalla final de El hombre de acero y dándonos el punto de
vita del conflicto “a pie de calle”, consiguiendo las mejores escenas del film,
donde el dolor y el miedo casi se puede oler personalizado, sobre todo, en la
figura de Bruce Wayne, un Bruce Wayne –por cierto- del que vamos a volver a ver
por enésima vez la muerte de sus padres y que andaba por ahí no está muy claro
por qué.
Esa
experiencia en primera persona de la destrucción de Metropolis es la que motiva
su temor/odio hacia Superman, una sensación que parece extenderse entre la
clase política que pone en tela de juicio la conveniencia o peligrosidad de
tener a un alienígena del poder destructivo de Superman paseando por ahí. Y con
este arranque (y tranquilos, que no voy a revelar más del argumento, aunque
quien conozca los dos comics principales en los que se han basado para esta película
no debe preocuparse mucho por los spoilers, sucede todo lo que se sabe que va a
suceder) uno ya puede hacerse una idea de por dónde van a ir los tiros: acción
muy espectacular y un guion muy confuso.
Y
efectivamente, la mejor baza de este Batman
v. Superman son sus escenas de lucha, por más que Zack Snyder no esté
especialmente brillante en algunos momentos y abuse de un montaje precipitado
con demasiados primeros planos que tiende a la confusión (con lo bien que lo
hacía en 300 y Watchmen…). Sin embargo, toda la carga emocional que se le pretende
dar con el conflicto de intereses entre los dos héroes se pierde en la nula
profundidad de unos personajes de los que sabemos más por lo que se les supone
(y es que al fin y al cabo los conocemos por otras películas y comics) que por
lo que nos cuentan. Y eso teniendo en cuenta que este Batman (que a la postre
es el que lleva el peso del film) no es el mismo de Nolan, aunque bien podría
serlo (y esa decisión es algo que nunca entenderé).
El
nivel interpretativo es bueno, sobre todo por la parte del murciélago, con un
Ben Affleck convincente y un Jeremy Irons que, si bien no supera al Alfred de Michael
Caine, sí es de lo mejor de la película. En el lado del kriptoniano, Henry
Cavill cumple con su rol, pero sigue demasiado encorsetado con un guion
empeñado en oscurecer a Superman y volverlo un amargado (eso funciona bien con
el taciturno Batman, como bien sabe Nolan, pero no con él), pareciendo peor
actor de lo que es (ya comenté en su momento que en Operación U.N.C.L.E. demuestra un gran carisma y magnetismo del que
carece su Superman), mientras que Jesse Eisenberg hace lo que le pide su
director con brillantez, pero componiendo un Lex Luthor que nada tiene de Lex
Luthor, siendo más bien una copia barata del Jocker y su locura.
Eso
sí, cuando entra en escena Gal Gadot la película nota un toque de aire fresco,
hasta el punto que las escenas que mejor funcionan son las que carecen de tipos
disfrazados.
Sin
llegar a merecer la calificación R que han prometido para la edición en DVD, Batman v. Superman es violenta y, de
nuevo, destructiva, con los dos héroes dándose de tortas a lo bestia en cada
encuentro hasta llegar al último giro de guion, donde la aparición de un nuevo
villano estropea totalmente la película. De nuevo se cae en los errores de El hombre de acero, demostrando que el
prólogo no es una muestra de que han aprendido la lección, y la destrucción sin
sentido coge protagonismo, con un derroche de CGI en ocasiones no demasiado convincente
y un exceso de explosiones y llamaradas que ya hace rato que han dejado de
sorprender.
Recuerdo
la sensación con la que salí de ver El
hombre de acero y algo similar me sucede con esta. Es muy disfrutable
durante su visionado, aceptando todas las paranoias (esos sueños evocadores,
esas apariciones fantasmales…) que nos han querido hacer tragar, pero apenas
salir de la sala del cine y dejarla enfriar un poco en la memoria la decepción
vuelve a florecer y las irregularidades de la historia y debilidad de sus
personajes toman importancia sobre la acción y el espectáculo, que desde luego
va de más a menos. Hay momentos, incluso, que hasta parece que el propio Snyder
pierde el interés por lo que está contando y prefiere tomarse esto como una
simple carta de presentación de La Liga
de la Justicia (por cierto, para los que no hemos leído los comics… ¿de verdad
piensan que pueden poner a Wonder Woman a entrechocar brazaletes y lanzar su
lazo sin una mínima explicación de quién es o qué poderes tiene?).
En
fin, una película de esas que apenas verla habría puntuado con un siete. Al
terminar mi comentario decidí quedarme con el seis y, tras verla por segunda vez, la he bajado al cinco raspado. De nuevo
Snyder demuestra que a la que debe versionar un comic en lugar de poderlo
adaptar casi textualmente la cosa se le va de las manos y quizá en Warner
deberían plantearse si él sigue siendo el director más adecuado para las dos
partes que nos esperan de La Liga de la Justicia. Y si Nolan y Goyer siguen por
medio, ya para qué hablar…
Valoración:
cinco sobre diez.
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