domingo, 19 de junio de 2016

NINJA TURTLES: FUERA DE LAS SOMBRAS: Diversión sin pretensiones.

Apenas dos años después de que Jonathan Liebesman dirigiera, de la mano del productor Michael Bay, Ninja Turtles, la nueva adaptación al cine de los populares personajes reinventados por Nickelodeon, cosechando (como viene siendo habitual en este tipo de superproducciones; véase este mismo año Batman v. Superman o Warcraft) un gran éxito de taquilla pero unas críticas atroces, llega la lógica secuela con cambio de cromos en la silla de director. En este caso es el desconocido Dave Green quien toma las riendas de la producción y, aunque no consigue despojarse de la alargada mano de papá Bay, la cosa logra mejorar un poquito.
El problema principal de la película, y así lo está evidenciando las primeras cifras de recaudación, es que el film de Liebesman no te dejaba con ganas de ver más aventuras de los mutantes ninjas, de manera que (como se ha visto en la saga de otros mutantes, los X-men) la decepción que provocó en el público se ha visto reflejado en la secuela.
No es Ninja Turtles: Fuera de las sombras una buena película, pero al menos sí parece no ser tan pretensiosa como su antecesora y, consciente de que no puede aspirar a más que a entretenimiento pasajero, se limita a divertir con unos personajes más trabajados y cuyas personalidades tienen algo más de empaque que en la primera peli de la saga. Esto permite que, al menos, la película resulte distraída y que las imposibles escenas de acción funcionen algo mejor. Y lo mismo sucede con los secundarios humanos, donde la presencia de Stephen Amell, mucho menos acartonado que en su rancio papel de Oliver Queen de Arrow, ayuda a ampliar el universo de ficción con un personaje que se insinúa potente para futuras entregas. Incluso la prácticamente desaparecida Megan Fox (una muchacha que nunca me aportó nada desde que se hiciera más o menos popular en la inefable Transformers) parece mejorar levemente sus registros. Sigue siendo una actriz mediocre, pero al menos parece intuírsele algo más de carisma que en cualquier otro ejemplo de su marchita filmografía.
Dos son los principales puntos negativos de Ninja Turtles: Fuera de las sombras, y ambos me atrevería a achacárselos a su productor Michael Bay (uno de los tipos, junto a Christopher Nolan, que más negativamente ha influido en el cine de acción actual): por un lado sus enfarragosas escenas de acción, de nuevo precipitadas, confusas y mareantes, principalmente en esa escena inicial que casi invita a salir huyendo del cine a los cinco minutos de metraje. Por otro su descompensado clímax, aspirante a un derroche de espectacularidad que al final queda en nada, con una amenaza sorprendentemente fácil de derrotar y una total ausencia de emoción y frenesí. No es algo nuevo hoy en día, donde muchas películas siguen pretendiendo alcanzar la gloria de la magnífica epopeya de Los Vengadores de Joss Whedon sin conseguirlo. Hay aquí incluso referencias más o menos evidentes como las discusiones internas del equipo o la pretendida invasión extraterrestre a partir de un portal que se abre sobre Nueva York que invitan a la comparación.
El secreto consiste en olvidarse de que estamos ante una película de acción y aceptarla como lo que realmente es, una comedia. Así, las interacciones entre las tortugas nos funcionarán perfectamente y la película se podrá disfrutar como una propuesta palomitera de verano, deleitándonos con algunos hallazgos visuales como la presencia de Bebop y Rocksteady y, sobretodo, ese impresionante y grotesco Krang, que seguro hará las delicias de los fans del comic. También la mayor interacción con los humanos (dejando muy de lado a la rata Splinter) ayuda a implicarse en la historia, por más que lo de Tyler Perry sea de vergüenza ajena y Laura Linney solo preste su nombre y poco más. Es así como podremos disfrutar de una película pretendidamente absurda, con un amenazante villano rodeado de los secuaces más ridículos y estúpidos vistos en años y un cuarteto protagonista que funciona de maravilla como equipo de superhéroes a la par que como familia, con las dificultades que ello conlleva.
La película no ofrece mucho más, pero es que tampoco aspira a ello. Por eso es de agradecerle, al menos, su sinceridad en la propuesta.

Valoración: Cinco sobre diez.

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