Si fuese la primera vez que nos enfrentásemos a una película de Toy Story, no se podrían poner muchas pegas a una película que visualmente en asombrosa y cuya historia resulta divertida, emocionante y emotiva a partes iguales. El problema es que no se trata de una simple película, sino de la continuación de la que probablemente sea una de las trilogías más redondas de la historia del cine, un conjunto de películas que rozaba la perfección sin altibajos ni imposturas y cuya conclusión era un broche de oro a la historia de Woody y Buzz, así como de Andy, que no precisaba de más añadidos.
Es por ello que, a priori, parecía una mala idea realizar esta Toy Story 4, y aunque para nada resulta ser una película fallida ni desmerece a la saga a la que pertenece, sí es cierto que parte de la magia se ha perdido en el camino, y mientras que en su aspecto visual (muy notable el debut de Josh Cooley tras las cámaras) es inmejorable, es en su guion donde se pueden encontrar las principales flaquezas.
Por un lado, porque la sensación de que los juguetes son un equipo compacto y unido se desvanece al centrar el protagonismo básicamente en Woody, que -junto a su relación con Forky, el recién llegado a la pandilla- es el que canaliza todo el peso argumental, en detrimento sobre todo de Buzz, que aquí es simple reclamo cómico, desmereciendo en parte su personalidad. Por otro, porque el argumento parece más una aventurilla aislada, como si fuese un episodio rutinario en lugar de una gran final de saga.
Por eso, junto a grandes hallazgos en cuestión de personajes (Forky es de lo más divertido que ha pasado por la franquicia) y reencuentros emotivos (el regreso de Bo Peep), la emoción aparece en momentos muy puntuales con cierta artificiosidad, de manera forzada. Eso sí, la despedida, no ya de los juguetes sino de la historia personal de Woody, sí logra ser coherente y tierna, sin alcanzar nunca las cotas de Toy Story 3 pero sin que se le puedan poner tampoco demasiadas pegas.
En resumen, Toy Story 4 está por debajo de las tres anteriores, pero sigue siendo una gran película, quizá más un colofón a un final ya anunciado que otra cosa, y que demuestra, ahora sí, que una hipotética Toy Story 5 seria un grave error.
Valoración: Siete sobre diez.
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