lunes, 7 de abril de 2014

KAMIKAZE (6d10)

Interesante reflexión sobre el ser humano y la capacidad para la amistad y el perdón en las condiciones más adversas. Así se resume esta comedia dramática (o drama cómico, no lo tengo muy claro) salida de la pluma de los televisivos Iván Escobar y Álex Pina (este segundo también director) y con un reparto coral encabezado por un sorprendente Álex García que da el pego en el papel de un oriundo de Karadjistán, una ficticia región rusa sometida por el gobierno comunista.
Slatan, un hombre torturado por su dramático pasado, sube a bordo de un avión que va de Moscú a Madrid con intención de estallar en  pleno vuelo para llamar la atención de la extrema situación de su país. Una fuerte tormenta, sin embargo, impedirá el despegue y Slatan y el resto de pasajeros (muchos de ellos españoles) deberán convivir varios días en un perdido hotel aislado del mundo esperando a que cambien las condiciones climatológicas.
Con esta intensa historia como eje central, Slatan –inicialmente reservado y callado- terminará interactuando con el resto de pasajeros, descubriéndose entonces pequeñas historias individuales: una mujer (Carmen Machi) que regresa a su casa con sus tres hijos después del funeral de su marido ruso maltratador, una pareja (Leticia Dolera y Iván Massagué) en luna de miel que no parece que se conozcan tanto como creían, un anciano (Héctor Alterio) superviviente de un campo de concentración, una joven (Verónica Echegui) con tendencias suicidas, un vendedor de zapatos argentino (Eduardo Blanco) con mala suerte en el amor…
Momentos de gran dureza se intercambian con un humor simpático y, a veces, absurdo con peligroso equilibrio, coqueteando en ocasiones entre dos aguas de forma algo confusa que restan algo de brillantez a una película de buenas intenciones con la moraleja de que por mal que uno esté siempre habrá alguien peor. La unión hace la fuerza, podría ser otra conclusión, de manera que todos unidos pueden hacer que un retraso por una tormenta se convierta en unas breves vacaciones que desnudarán los sentimientos de mucho de los protagonistas y con situaciones que incluso pueden cambiar sus vidas.
Emotiva, divertida, sensible y entretenida, la principal baza del film es la calidad interpretativa de sus actores, con una Carmen Machi en estado de gracia tras su aparición en Ocho apellidos vascos, y un Eduardo Blanco soberbio, aunque personalmente empiezo a estar algo cansado de ver a Alterio repitiendo constantemente el mismo personaje de anciano entrañable cargado de sabiduría que, ya que estamos hablando de Escobar y Pina, bien podría haber salido de su paso por El Barco.
Al final, abundan las situaciones inverosímiles y la mezcla entre comedia y drama no siempre está bien medido, como si los autores no terminaran por decidirse entre un género y otro, pero creo que todo se le puede perdonar a una película con mensaje optimista y cargada de buenas intenciones.

No están los tiempos que vivimos para despreciar estos actos de buena fe, ¿no?

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