Los
tiempos están cambiando. Y pese a que en este país siguen existiendo canales
que malviven a base de refritos de series que programan sin orden ni criterio
(de algo tienen que vivir los procedimentales), y que tienen más audiencia de
la que puedo llegar a comprender, lo cierto es que la manera de entender la
televisión ha sufrido una fuerte transformación en los últimos años.
Siempre
se ha dicho que este era un país muy propenso a la piratería, y eso parecía una
certeza hasta la aparición de las plataformas de streaming, esas mismas que los
más agoreros vaticinaban que iban a fracasar. Nadie pagará por lo que puede
tener gratis, decían. Pero ha pasado más de un año y no solo se han aposentado,
sino que su número se ha incrementado de manera notable.
Es
evidente que ahora el público televisivo es mucho más exigente. Por un lado, se
requiere inmediatez.
No tiene ningún sentido acceder a series de fama mundial
como The walking dead o Juego de Tronos varios meses (cuando no
años) después de su emisión en Estados Unidos (recuérdese si no lo que pasó con
True Detective).
Luego está el tema
de la libertad. La televisión tradicional impone una especie de dictadura que
obliga a ver los programas cuando y como ellas quieren. El streaming, sin
embargo, permite al espectador elegir el mejor momento para el visionado.
Todos
tenemos en mente a Netflix como la gran
pionera del streaming en España, aunque para ser justos hay que recordar que
antes que ella ya teníamos a Filmin y Wuaki (rebautizada Rakuten), aunque estas se centran más en la oferta cinematográfica
que la televisiva propia. Y luego están las plataformas de internet de los
canales generalistas, esas que permitieron que series como El ministerio del tiempo pudiese triunfar pese a las bajas
audiencias en su emisión original.
Pero
definitivamente ha sido Netflix quien
más ha apostado por este formato. Y casi u n año y medio después de aterrizar
en nuestro país su catálogo se ha incrementado de forma ostensible y su apuesta
por la producción propia ha sido notable.
Al llegar, parecía que solo Orange is the new black y House of cars, de las cuales, en un
primer momento, ni siquiera tenían los derechos para España. Sin embargo, y
dejando de lado el tema superheróico del que ya hablaremos en otro momento, las
producciones propias se han multiplicado, con gran nivel de calidad y
aceptación. Títulos como Better call Saul
(el spin off de Breaking Bad), Narcos o Stranger Things están entre lo más destacado del año.
En
paralelo al crecimiento de Netflix
habría que mencionar también los esfuerzos de Movistar por no quedarse a la zaga, pero cuentan con una gran
desventaja al depender del servicio de telefonía.
Mientras no se pueda
contratar al canal independientemente del servidor de Internet que cada uno
quiera nunca podrán competir de tú a tú con el resto de ofertas.
Además,
en los últimos meses hemos disfrutado del desembarco de otros dos grandes
canales de streaming: HBO y Amazon. En el caso de la primera se han
encontrado con el mismo hándicap que Netflix,
ya que su serie de cabecera, Juego de Tronos,
ya tenía los derechos vendidos en España. Pero han reaccionado rápido y WestWorld ha sido otra de las
revelaciones de la temporada. Con respecto a Amazon, la propuesta es
interesante por su precio, llegando a ser gratuito para clientes Premium de su
portal de compras por internet, aunque su serie más relevante hasta la fecha (aunque
las críticas no han sido muy positivas) no ha llegado aún. Me estoy refiriendo
a Crisis in six scenes, el debut de
Woody Allen en televisión.
El gran problema, a día de hoy, de HBO y Amazon es no disponer todavía de aplicaciones para SmartTV, aunque
no creo que tarden mucho en solventarlo.
Los
tiempos están cambiando. Y más que van a cambiar todavía. HBO suele arrasar en los premios Emmy, Amazon ha tenido una importante presencia en los Oscars de este año
(coproducían Manchester frente al mar) y Spike Lee se encargará de dirigir la
primera película producida por ellos en solitario, y Netflix, aparte del imprescindible apoyo que han dado para que la
tercera temporada de El ministerio del
Tiempo sea una realidad, se han quedado en exclusiva la nueva película de
Martin Scorsese con Robert de Niro y sus próximos títulos serán protagonizados
por Brad Pitt y Will Smith, aparte de haberse comprometido a concluir y
estrenar el proyecto que quedó inacabado de Orson Welles.
Insisto.
Los tiempos están cambiando. La piratería debería ser ya cosa del pasado. La
ficción televisiva en “directo”, también. Ahora hay alternativas. De calidad,
variadas y a buen precio. Y el público está respondiendo.
Vienen
buenos tiempos para la televisión. Esto no ha hecho más que empezar…
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