Pese a haberse dicho siempre que su catálogo es un cajón de sastre donde cabe de todo, si hay algo a lo que Netflix parece abonado es a los zombies. Tras éxitos como Black Summer o Kingdom o comedias tan estimulantes (pero lamentablemente canceladas ya) como Santa Clarita Diet o Daybreak, ahora su nueva apuesta llega desde Brasil y se llama Reality Z, siendo nada más ni nada menos que un remake de la espléndida serie británica Dead Set que despuntó cuando los zombis no estaban aún tan de moda.
La
premisa es muy sencilla: una epidemia Zombi se desata en Río de Janeiro (más
tarde se descubrirá, como no podía ser de otra manera, que se trataba de algo
global) dejando como supervivientes a los protagonistas de un reality
televisivo, una especie de Gran Hermano (así era en el original) que en
este caso está inspirado en el Olimpo de los dioses.
Reconozco
que su arranque se me antojó demasiado fotocopiado de la versión inglesa,
incluyendo el momento zombi en silla de ruedas, pero a medida que avanza la
serie (algo más larga esta vez), se sabe distanciar. Quizá no alcanza nunca en
calidad a la británica, pero sabe eludir el único problema que aquella tenía,
el juguetear con cierto desinterés al alejarse de los platós televisivos,
amenazando con convertirse en un producto de zombis del montón. En Reality Z
el «Olimpo» siempre está presente y la metáfora se lleva hasta el final, teniendo
que nominarse entre protagonistas para decidir quién merece seguir en el juego
y quien no.
Por
supuesto, el ser un producto brasileño hace que no convenga compararlo con sus
homónimos anglosajones, siendo las escenas de acción las que más pobres
resultan, pero a cambio han apostado por un desborde de la sangre y la casquería
digna de aplauso. Puede que con ello consigan que la serie no sea del agrado de
todo el mundo, pero al menos sabe ser contundente dentro de un género en el que
la amabilidad no tiene cabida.
Otro
aliciente, por más que al principio pueda llegar a desconcertar, es la ausencia
de un protagonista real. Como en un reality cualquiera, todos los
participantes pueden ser eliminados cuando menos te lo esperas, y si Hitchcock
se atrevió a matar a su protagonista apenas empezar Psicosis, ¿por qué
no iban a hacerlo estos? No es que sea una carta ganadora (a veces cuesta
implicarse con personajes a los que no has tenido tiempo de cogerles cariño)
pero ayuda a que no te acomodes y pienses que puede pasar de todo en cualquier
momento.
En fin, una muestra más de que los zombies, valga la contradicción, siguen más vivos que nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario