Dirigida por Alain
Darborg, Punto rojo es un intenso
thriller sueco engullido en el subgénero de los survivals.
Todo empieza de una manera muy sencilla, casi con aroma a telefilme barato: una pareja en crisis decide escapar unos días a la montaña donde se cruzará con quien no debe. Un planteamiento que puede parecer trillado pero que engancha desde el principio con una sencillez tan contundente que cualquier prejuicio que se pueda tener de ella de antemano cae en el olvido tras la rápida aparición del punto rojo del título, un puntero láser de origen desconocido y principio de una huida a ciegas desesperada y aterradora.
Dos son los méritos
de Danborg para convertir la aparente simpleza de Punto rojo en una gran película. Por un lado, la presentación de
los protagonistas, que con apenas unos retazos de sus vidas y sin alargar
demasiado el prólogo, permite que conozcamos lo suficiente como para sufrir por
ellos. Por otro, una serie de giros de guion que logran sorprender, rompiendo
los esquemas que uno se pueda haber planteado a medida que va avanzando la
trama.
Estamos, pues, ante
una película angustiante, casi aterradora, que gana mucho con la belleza de sus
paisajes y los planos cortos, desconcertantes, con los que el director logra
implicarnos con el acorralamiento de los protagonistas.
Ha sido, sin duda,
una grata sorpresa que, con rotundidad y sin hacer ninguna concesión al
espectador, logra entretener a la vez que hacer pasar un mal rato.
Valoración: Siete
sobre diez.
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