lunes, 8 de febrero de 2021

Visto en Netflix: MANK

La historia de esta película data de los años noventa, cuando Jack Fincher escribió el guion y David Fincher quiso dirigirla. Ya por aquel entonces ambos, padre e hijo, tenían claro que decía ser una película en blanco y negro y eso y las poco tentador para la taquilla que pintaba el argumento impidió que ninguna productora confiada en ellos.

De nuevo ha tenido que ser Netflix quien andaré por un autor de demostrada calidad para darle rienda suelta y permitirle hacer las película con total libertad, dando como resultado que Mank sea una de las mejores películas de 2020 y una presencia asegurada en los próximos Oscar. Es una película, eso sí, que requiere de una atención especial, cosa complicada fuera de las salas de cine, donde las distracciones son constantes, motivo por el cual se ha debutado tanto este comentario.

El veredicto es que Mank no es, desde luego, el mejor trabajo de Fincher, cosa fácil de decir si tenemos en cuenta que hablamos posiblemente del mejor director de cine en activo, pero no por ello deja de ser una excelente película.

Todo en Mank está soberbio. La dirección impecable de Fincher, la cuidada fotografía, una música sublime y una de las mejores insurrectos ser la carrera de Gary Oldman, que logra dotar a su Mankiewicz de la mezcla justa de humor, cinismo y repulsión logrando esquivar los dos grandes peligros que este papel le confería: caer en el histrionismo o causar antipatía.

Por poner algo pero, puede que el eslabón más débil sea precisamente el guion. Fincher padre parece no decidirse por completo sobre si quiere hacer un retrato del Hollywood dorado, una biografía sobre Mankiewicz o una crónica sobre la creación del guión de Ciudadano Kane, una de la películas más importantes de la historia del cine.

Existe controversia sobre la autoría del libreto, ya que algunos defienden que fue Mank el escritor principal mientras que otros atribuyen el mérito principal al propio Orson Welles. Fincher no es imparcial, ni lo pretende, así que puede que no deba cogerse su historia como un relato totalmente fidedigno (me comentan que hay ciertas posturas políticas que están también algo alteradas), aunque sí sirve como retrato de una época que, en ciertos momentos, no deja de ser un reflejo del mundo actual.

Más allá de decisiones argumentales, lo cierto es que tanto a nivel técnico como interpretativo todo roza la excelencia, desde los títulos de crédito que nos trasladan de inmediato a ese Hollywood dorado como a las escenas casi calculadas del clásico de Welles.

Fincher, que llevaba tiempo alejado del mundo del cine (desde la excelente Perdida, del 2014) por culpa de sus compromisos televisivos no menos brillantes, vuelve a cargos otra gran muestra de cine con mayúsculas que, eso sí, por ciento y temática no es apropiada para un público demasiado palomitero.

 

Valoración: Ocho sobre diez.

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