Recién salidos del confinamiento general del año pasado, poco imaginaban los cines que su reapertura no sería más que un espejismo y que lo peor para ellos estaba por llegar. En aquella primera semana, a la espera de que aterrizará Padre no hay más que uno 2 y con Tenet en el punto de mira, Superagente Makey se perfilaba como la avanzadilla de una temporada de cine que nunca llegó.
La propia Superagente Makey desapareció de las
carreteras con un éxito discreto pero efímero, y ha sido con su estreno, a
bombo y platillo, en Movistar que he
podido recuperarla. Aunque, como diría aquel: ¿Pá qué?
Superagente Makey no es
exactamente una película mala, pero sí totalmente irrelevante, que se ve y se
olvida el momento sin que consiga dejar mella. Ni siquiera garantiza un gran
disfrute durante el visionado.
Creada con la clara
intención de homenajear al cine de acción de los ochenta, con Superdetective en Hollywood cono
arranque argumental, la película no da para mucho, con un Leo Harlem que si bien
no desentona continúa siendo mejor secundario que estrella, aunque donde de
verde brilla es como monologuista. A su lado, un reparto sacado de cualquier
otra comedieta de Atresmedia dando
más de lo mismo en una historia donde la acción canta por su torpe
planificación y eh la que el drama amenaza con dominar al humor.
Al final, la cosa
sabe a poco, llegando incluso a ser aburrida en ciertos pasajes. No busca nunca
el humor disparatado al estilo Leslie Nielsen, que sin duda le habría ido mucho
mejor, y las esperadas carcajadas nunca llegan. Poco se puede rascar, pues, más
allá de esos guiños ochenteros, algunos más acertados que otros, y un plantel
de secundarios que cumple sin ser tampoco nada del otro mundo.
Valoración: Cuatro
sobre diez.
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