sábado, 15 de agosto de 2020

Cine: PADRE NO HAY MÁS QUE UNO 2. LA LLEGADA DE LA SUEGRA

Hace apenas un año Santiago Segura reafirmaba con Padre no hay más que uno esa blancura que su cine había empezado a abrazar con Sin rodeos, dejando de lado la cafrería de Torrente quizá influenciado por la baja recaudación de la quinta entrega -pese a todo, la mejor de todas-, demostrando un cierto cansancio del público más fiel al personaje).
Que apenas haya transcurrido un año entre esa película y su secuela (confinamiento mediante) parecía presagiar lo peor y era fácil imaginar que estábamos ante un caso de estiramiento de chicle y oportunismo barato. Pese a que cada vez hay más ejemplos, en la filmografía española seguimos sin acostumbrarnos a las secuelas, y que eso se convierta en una saga, y de manera tan precipitada, además, no era buena señal.
Sin embargo, libre ya de las ataduras que suponía estar ligado a un argumento ajeno (la película argentina Mamá se fue de viaje), Segura y su coguionista Marta González de Vega se las han ingeniado para que esta continuación mantenga las virtudes de la primera entrega, sabiendo potenciar los puntos de humor y aprovechándose de la base que supone conocer (y querer) a los personajes de antemano.
Con Segura más protagonista que nunca (un tema de fechas obligó a que el personaje de Toni Acosta tuviera menos presencia de lo deseado), Padre no hay más queuno 2: la llegada de la suegra arranca con brillantez, con Javier, el padre protagonista, en un momento exultante, pero todo se tuerce con el anuncio de un nuevo embarazo de Marisa. A partir de ahí las escenas de humor se suceden casi en forma de mini historietas que funcionan, pero amenazan con agotarse rápidamente. Y justo cuando uno piensa que la cosa va para abajo se produce la entrada en escena de la suegra (la siempre contundente Loles León), como un torbellino dispuesto a ponerlo todo patas arriba. Y ahí la cosa remonta de nuevo, giro sorpresa final incluido.
Así, Padre no hay más que uno 2 sigue los mimbres de la primera película, funcionando estupendamente bien y resultando muy divertida y refrescante, repitiendo (pero no fotocopiando) la fórmula. Eso sí, es tan continuista que aquellos a los que no les gustó la primera película no van a encontrar aquí argumento alguno para poderla defender, pero aquellos que ya se lo pasaran pipa con la primera aventura de este padre de familia numerosa van a ver sus expectativas sobradamente colmadas.
La eficacia de la película, el carisma de Segura y la inteligencia (no exenta de cierto riesgo) de estrenar antes incluso de lo previsto, siendo casi la única propuesta importante de la cartelera, están convirtiendo el film en uno de los grandes éxitos del año. Y eso, en un m omento en que el cine parece en peligro de muerte por virus mundiales y políticos ineptos, es una extraordinaria noticia.

Valoración: Siete sobre diez.

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