domingo, 23 de agosto de 2020

Visto en HBO: LO QUE HACEMOS EN LAS SOMBRAS. T2.

Es posible que Taika Waititi no sea un creador del gusto de todos. Su humor, inteligente y absurdo a la vez, puede crear controversias, y aunque no terminó por convencerme A la caza de los ñumanos, lo cierto es que su Thor Ragnarok es de lo más radical y diferente que se ha podido ver en el MCU de Marvel mientras que Jojo Rabbit es una completa maravilla.
Antes que todo esto escribió y dirigió Lo que hacemos en las sombras junto a su amigo Jemaine Clement en su Nueva Zelanda natal, y aunque no fue lo que se dice un bombazo (tuvo un estreno muy discreto, es una de esas joyitas que yo personalmente descubrí, casi por casualidad, en el Festival de Sitges), poco a poco se ha ido convirtiendo en película de culto hasta que, hace un año, en FX Networks decidieron apostar por ella para convertirla en serie de televisión.
Distribuida en España por HBO, acaba de concluir la segunda temporada de las particulares peripecias de cuatro vampiros que comparten piso en New Jersey y solo puedo decir que no solo se mantiene el nivel de la primera (que ya era muy alto), sino que por momentos incluso lo supera. Con las cartas ya sobre la mesa y conociendo ya a los protagonistas, la serie se permite arriesgar por terrenos desconocidos, como en el episodio en que el vampiro Laszlo abandona su comunidad, abandonando así la zona de confort de la serie, dando más papel a Colin Robinson, un vampiro psíquico realmente desternillante, y manteniendo la zona costumbre de incluir cameos memorables, en este caso destaca la presencia siempre formidable de Mark Hamill. No obstante, y buscando huir de la mera repetición de situaciones, esta segunda temporada inicia una interesante línea argumental paralela centrada no en los vampiros sino en Guillermo, el «familiar» humano que hace de sirviente para Nandor y que se erige, por sorpresa, en el verdadero motor de la temporada.
Igual de absurda, irreverente y extravagante que la primera temporada o la película, esta nueva tanda de episodios de Lo que hacemos en las sombras dejan con un muy buen sabor de boca. Por momentos tronchante, es digna heredera del buen hacer de Waititi, aquí solo productor, ya que su entrada en el mundo de Star Wars a través de The Mandalorian no le habrá dejado mucho tiempo para dirigir, como sí hiciera en tres episodios de la primera temporada. Y con un final de temporada que, como no podía ser de otra manera, deja con ganas de más.

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