Hasta por dos ocasiones a lo largo de la película, el personaje al que da vida Denzel Washington insiste en la importancia de fijarse en los pequeños detalles a los que alude el título. Pero John Lee Hancock, director y guionista de Pequeños detalles, parece olvidarse precisamente de ellos en su puesta en escena, dando lugar a una película excesivamente ligada a su trío protagonista y obviando al entorno que los rodea (víctimas incluidas) y dificultando el interés por la historia que nos pretende contar, más allá de lo que dé de sí la interactuación entre ellos tres.
Con una estética muy noventa que emula sin disimulo a clásicos como Seven o El silencio ser los corderos, Pequeños detalles trata sobre la investigación para atrapar a un asesino en serie mediante la colaboración del inspector encargado del caso, Rami Malek, y un ayudante de policía de gran fama pero oscuro pasado, Washington.
Hay muchos méritos que otorgar a John Lee Hancock en su haber, como conseguir una química estimulante entre actores tan dispares o lograr hilvanar una historia interesante pese a sostenerse sobre unas bases harto conocidas, pero es entonces cuando esos detalles a los que aludía al principio amenazan con desequilibrar la balanza. Por un lado, la investigación se me antoja demasiado superficial, «eligiendo» más que descubriendo a su sospechoso principal, Jaret Leto. Por otro, la corrección política de unas imágenes que evitan en todo momento la truculencia propia de los dos ejemplos en los que se quiere reflejar, con lo que no permiten que nos sintamos tan horrorizados por la crueldad del asesino tanto como los propios investigadores, y por consiguiente no sentir sus mismas emociones. Lo mismo sucede con la casi inexistente plantilla de secundarios, meros elementos decorativos con poco o nada que aportar.
Finalmente, John Lee Hancock toma una decisión discutible en cuanto a su desenlace final, cargando todo el peso en un dilema moral que si bien es por un lado aplaudible corre el peligro de resultar demasiado decepcionante para el espectador.
Al final, el tener a tres ganadores del Oscar como trío protagonista salva los muebles, en especial con un implicado Washington, y elevan el interés de la ficción más allá de su trama, menos tétrica y adictiva de lo que se propone.
En resumidas cuentas, un policiaco con tintes noir, disfrutable pero desaprovechado, que cuenta con el mérito involuntario de ser uno de los pocos atractivos de una cartelera post confinamiento poco glamorosa y atractiva.
Valoración: Seis sobre diez.
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