Después de meses,
si no años, de rumores, especulaciones y deseos, al fin la cacareada version cut de La liga de la Justicia que se etimología hacia completado Zack
Snyder antes de su marcha forzada del proyecto ha visto la luz.
Cómo recordaréis, Snyder estuvo al frente del proyecto original en el 2017, pero tuvo que dejar el proyecto por causas no muy claras. Por un lado, se dice que abandonó destrozado por el suicidio de una de sus hijas adoptivas, pero parece también que en Warner no estaban muy contentos con el rumbo que estaba tomando la película y, aprovechando la coyuntura, le abrieron las puertas con la idea de que Joss Whedon enderezara el timón, dando más luz, humor y color al film. El resultado fue una especie de monstruo de Frankenstein que como producto palomitero resultaba entretenido pero como película era un completo desastre. Los devotos de Snyder, verdaderos fanáticos del estilo sombrío del director, montaron en cólera contra Whedon, acusándolo de ser el causante de todos los males del universo (pese a que parece que tampoco él tuvo la última palabra del montaje definitivo, que en esto de tropezar dos veces con la misma piedra los de Warner saben un montón, y tampoco se le puede acusar de desaguisados como el del famoso «bigote de Superman»).
Esto bien podría
haber supuesto el final de la carrera de Whedon como director, amén del
estrepitoso fracaso de la película (aunque las recientes acusaciones de abusos
contra el director de Los Vengadores
tampoco es que le vayan a ayudar mucho) y por ello, cuando corrió el rumor de
que existía una copia completa de la versión de Snyder, la presión de las masas
de fanáticos para poder llegar a verla fue brutal.
Al final, tras
muchos dimes y diretes, confirmaciones y desmentidos, el señor Snyder se ha
sacado un borrador que ha ido montando en su casa en su tiempo libre y se ha
demostrado que sí era cierto que en el momento de su marcha la película estaba
más o menos terminada. Y no sé si debido al fracaso en taquilla de Aves de presa (otro más) o por la
necesidad de potenciar la plataforma de streaming
de HBO Max, imprescindible en tiempos
de pandemia, el caso es que en Warner han dado el visto bueno e incluso han
inyectado una buena cantidad de dinero para mejorar el acabado final del film.
Con estos
antecedentes, no sólo es necesario valorar la calidad individual de la nueva
versión, sino que se impone el realizar una comparativa con la original, ya que
en el fondo de eso trata la cosa, de saber quién es el gran culpable de la
debacle de 2017.
Y por mi parte,
teniendo en cuenta todas las apreciaciones que detallare a continuación, mi
conclusión es que La liga de la justicia
de Zack Snyder hace buena a La liga
de la justicia de Josh Whedon. Y no porque sea mala ni inferior la de
Snyder a la de Whedon, sino porque ha quedado demostrado que muchas de las
cosas de las que se acusaba a Whedon no se las tenían que achacar a él, sino al
director original.
Un inciso: dado que
estamos hablando de una película que, a nivel argumental, es básicamente la
misma que la de hace cuatro años, en el resto de mi comentario habrá todo tipo
de spoilers, si es que en este caso se les puede considerar como tal.
De lo primero que
habría que hablar es del humor. Cierto que Whedon mete muchos chistes en su
reescritura de guion, ya sea por imposición de arriba o por ser fiel a su
propio estilo. Lo que me extrañaba es que esto es algo que se le suele dar francamente
bien, estando especializado en diálogos dinámicos y divertidos. Y lo cierto es
que muchos de sus momentos sí funcionaban en la película. Lo que realmente
chirriaba era, por ejemplo, el personaje insoportable y tontaina de Flash. Pues
bien, ahora sabemos que ese era el Flash de Snyder. Incluso el chiste que
muchos odiaron con respecto a Batman («¿Cuál es tu superpoder?», pregunta
Flash; «Ser millonario», responde Batman) sigue estando en el Snyder' cut.
No todo es risa y
cachondeo, y ya se puede corroborar (aunque era más o menos de dominio
público), que la mayor escena de Batman de todo el CDEU es su lucha contra los parademonios, autoría en este caso de
Whedon.
Entrando más de
lleno en el guion, las diferencias principales están en el tramo final. En
ambos casos Steppenwolf, el villano principal, tiene su base junto a un
pueblecito cercano a Moscú, pero mientras Snyder apuesta por mantenerlo
abandonado por culpa de la radioactividad la versión de Whedon estaba habitada.
Esto daba pie a momentos ridículos, cierto, pero también a otros en los que se
podía ver a los héroes haciendo cosas de héroes, es decir, salvando a gente. Es
bien sabido que Snyder es más dado a gigantescas batallas llenas de ruido y
explosiones y dejar que los actos heroicos transcurran en off.
El clímax final, epílogo aparte, también difiere bastante, ganando la batalla, esta vez, Snyder. Puede que indignado por el maltrato al que Superman ha sido sometido a lo largo de toda la saga, Whedon optó por cederle el protagonismo de derrotar con relativa facilidad a Steppenwolf, mientras que el Snyder' cut reparte el protagonismo entre todo el equipo.
Y eso sin entrar a
valorar el propio final, ya que no es sólo una cuestión de visiones sino de
objetivos (Whedon debía cerrar su película mientras Snyder plantea un epílogo
modo cliffhanger con el que anuncia
un futuro -sus planes incluían dos películas más- que casi con toda seguridad
nunca llegaremos a ver).
Lo cierto es que al
final la cosa no ha sido para tanto. Los añadidos de Snyder no es que cambien
la cosa una barbaridad y ha habido más publicidad (algo engañosa, de hecho) que
resultados. Ni rastro de Green Lantern, un Detective Marciano más anecdótico
que otra cosa y un uso del traje negro más caprichoso que lógico.
En definitiva, ¿qué
versión es mejor? Es cierto que la de Whedon es una mezcla extraña de dos
estilos opuestos, pero algunas de sus aportaciones (esa carrera final entre
Superman y Flash para comprobar quién es más rápido) son la esencia pura de los
cómics. La de Snyder es completamente fiel a su estilo. Con planos que parecen
literalmente copiados de las viñetas y la cámara lenta con la que acentúa los
momentos dramáticos (se echa en falta, eso sí, la música de Hanz Zimmer), más
tiempo para desarrollar a los personajes y una fotografía oscura y deprimente
tan propia de su cine. Por ello, el veredicto es…
Que las dos son
igual de malas. No dejan de ser dos caras de una misma moneda, con un guión
absurdo y unos actores desganados. Al final, todo el tema de las cajas madre
suena igual de ridículo en cualquiera de las versiones y el truco de resucitar
a Superman me parece tan sacado de la manga como lo que hicieron en ese otro
espanto llamado Wonder Woman 84. Flash
es horrendo e insoportable y Cyborg (que en la nueva versión cuenta con mucho
más metraje e importancia) me sigue pareciendo un llorón cansino, aparte de
estar interpretado por un pésimo actor (al menos esa costumbre suya de
decidirse a todo aquel que le mira mal ha garantizado que no volvamos a verlo
interpretando a este personaje), Jason Momoa no es capaz de desprender ni la
mitad de carisma que en Aquaman y
Henry Cavill sigue sin ser el Superman adecuado (y no por culpa suya).
Y sigue sin
convencerme el villano, pese a que en la versión dos tenga un mejor acabado
digital. Eso de ser una simple avanzadilla de Darkseid le quita entidad, aparte
de que ver al villano en las sombras aparecer de manera tan similar a la de
Thanos en Guardianes de la Galaxia me parece una pifia. Sé que hay una gran
controversia sobre si el Thanos del cómic es en realidad una copia
«marvelizada» de Darkside, pero en el cine el titán loco llegó antes, y de eso
no se puede dudar.
El fin, que
comparaciones aparte, La liga de la
justicia de Zack Snyder no deja de ser otro sindios propio de su director,
cargado de imágenes majestuosas y luchas sin sentido, una oda a la destrucción
cuyas escenas oníricas no bastan para camuflar la vacío de sus personajes,
atormentados todos ellos, pero que
funciona como espectáculo y merecería haber sido vista en pantalla grande,
ganando a la versión de Whedon en coherencia visual. Continúo pensando que
Snyder es único trasladando grandes momentos de los tebeos en imágenes, pero
sigue sin comprender el trasfondo de los cómics (ya lo demostró con su Watchmen). Y viendo la dirección hacia
Injustice que tomaba su saga, tampoco a los directivos de Warner.
Y una vez dicho esto, os voy a revelar la gran verdad. Pese a toda la chapa que os estoy pegando, lo cierto es que estamos ante una gran mentira. No es posible comparar La liga de la justicia de Whedon con la de Snyder sencillamente porque la de Snyder no existe.
Me explico: Cuando
Snyder aseguró que tenía un montaje de su film en su casa pidió la colaboración
de algunos actores para grabar unos audios de cara a rematar la película. De
ahí se pasó a decir que iba a filmar un par de tomas adicionales para lo que Warner le había cedido unos veinticinco
millones de dólares y fijamente se ha sabido que el coste final de entre
setenta y ochenta millones, con lo que el director ha contado con actores que
no estaban en su primera versión ni se les esperaba, ha podido introducir
cambios sabiendo ya, gracias a Whedon, lo que no funcionaba del otro film y ha
retocado lo que le ha dado la gana. Así que puede que sí, que esta sea La liga de la justicia de Zack Snyder,
pero desde luego, no es La liga de la
Justicia que Zack Snyder habría hecho en 2017 (y que desde luego, no habría
durado cuatro horas).
Así que si nos
empeñamos en seguir haciendo comparaciones, lo más justo sería que le
entregasen a Josh Whedon otros tantos fajos de billetes y le permitieran hacer
su propio montaje original, que lo que se estrenó tampoco era cien por cien
suyo.
¡Ay! ¡Qué bonito es
el cine y que divertidas las quimeras…!
Valoración: Seis
sobre diez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario