sábado, 6 de marzo de 2021

Visto en Disney+: BRUJA ESCARLATA Y VISIÓN

Al fin ha llegado la conclusión de Bruja Escarlata y Visión, y tras rendirme a mis propias ansias y renunciar a esperarme a hacer una maratón de fin de semana he llegado al capítulo final de este viernes con el hype por las nubes y deseando conocer el desenlace del primer paso hacia la fase cuatro del MCU. Y una vez visto el resultado lo cierto es que me he quedado con cierto regusto agridulce.

No me malinterpretéis, la serie es genial y la he disfrutado a tope, pero a estas alturas de la película quizá me esperaba algo más. O puede que todo sea culpa de Kevin Feige, el genial arquitecto de este MCU que con respecto a la serie ha vendido algo más humo que fuego.

Pero vayamos por partes, y lo primero que hay que reconocerle a Bruja Escarlata y Visión es que supera con nota la difícil prueba de ser el pistoletazo de salida de la Fase cuatro, todo un desafío tras lo acontecido en Vengadores Endgame (para mi la película más grande de la historia) y su emotivo epílogo de Spider-Man Homecoming. Aquí puede que la pandemia haya echado una mano, pues no estoy seguro de si las películas de Viuda Negra o Los Eternos habrían cumplido igual de bien ese papel. Y tampoco es que para nada por alterar el orden de la periferia de Natasha, al fin y al cabo, si nos ponemos meticulosos, posiblemente habría que ubicar los hechos de Bruja Escarlata y Visión con anterioridad a los de la película de Spidey.

Se trataba, a priori, de una apuesta arriesgada y valiente, y estoy seguro de que si no fuese porque el logo de Marvel ya vende por si solo dudo que mucha gente se hubiese atrevido a continuar con una serie que arranca como una sitcom de los años sesenta, en blanco y negro y sub dar explicaciones de lo que está sucediendo. Además, las vinculaciones con el pasado del MCU son suficientemente relevantes como para terminar de desconcertar al espectador casual.

Sin embargo, apenas alcanzar el ecuador de la tentada, la serie deriva hacia unos registros mucho más convencionales y toda esa estimulante narrativa desaparece para asentarse a cualquier otra película Marvel. Algo lógico y casi hasta necesario, desde luego, pero algo frustrante después de un inicio tan rompedor.

La fórmula Marvel, se podría decir, pero la fórmula Marvel bien interpretada, esa que recuerda a los momentos más difíciles de las películas de los hermanos Russo y sobre la diversión está en las espectaculares escenas de acción, no en su humor, y donde las lágrimas amenazan con aparecer por sorpresa en cualquier momentos. Sí, hay efectos especiales de nivel, sorprendentes si tenemos en cuenta que esto es televisión (y con Agentes de SHIELD en la memoria), pero al final lo que más cala son los momentos emotivos, ya sea por lo que sucede o por lo que se dice (los diálogos son también otro de los puntos fuertes de la serie). Sorprende que en una historia que trata de magia el combate final (los dos que hay, de hecho) se resuelvan más por el ingenio que por la fuerza, exactamente igual que pasaba en Doctor Strange.

Otro acierto es la interrelación de personajes secundarios de películas muy distantes entre ellas, como Thor o Ant Man, dando así más cohesión si cabe al Universo Marvel, aunque he echado en falta algún peso pesado en el episodio final, tal y como se llegó a insinuar (y no es que yo sea muy fan de las apariciones gratuitas estilo The Mandalorian), amén de algo que nos pusiera los dientes largos de cara al futuro de este universo. Sí, ya sé que hay dos escenas postcréditos precisamente con ese fin, pero lo cierto es que todo lo que acudían es alfil que más o menos se sabía desde que Disney anunciara su listado de proyectos en la pasada junta de accionistas.

Lo mejor, la manera en que los de Marvel saben tocarnos la fibra sensible, la preguntas sobre ciertos personajes que sin duda se resolverán en un futuro más o menos cercano, el genial duelo interpretativo entre Elizabeth Olsen y Kathryn Hahn y el desarrollo narrativo y rompedor de los primeros episodios.

Lo peor, el convencionalismo al que cede en el tramo final, reduciendo la capacidad para sorprendernos y dejando con la sensación de que tenían entre las manos la posibilidad de hacer algo único y se han confirmado con firmar una gran serie, lo que tampoco es poco.

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