martes, 16 de marzo de 2021

Visto en Movistar: LAS NIÑAS

Una de las triunfadoras de los recientes Goya, película revelación del año, mejor directora novel y bla, bla, bla…

Las niñas es una película interpretada por un puñado de crías que están muy bien haciendo el papel de niñas, que corren sus aventurillas como cualquier otra niña de la época y… nada más.

Dirigida por Pilar Palomero, Las niñas es la nueva película vacía y sin nada que aportar al lenguaje cinematográfico más que la necesidad de su directora de plasmar sus recuerdos ser la infancia en pantalla grande, como si a alguien más que a ella le tuviese que importar.

Filmada en formato 1.37:1, lo que se traduce en una sensación de gafapastismo y poco más (vamos a ver, el formato puede ser útil como parte del lenguaje, para plasmar una sensación de claustrofobia, muy bien reflejada en El hijo de Saúl, pero es este caso sólo sirve para aparentar una pretenciosidad insoportable), que junto a planos de cogote (otro ejemplo de casos directores «modernillos» que pretender ser más protagonistas que los actores o el guionista (e el supuesto de que lo hubiese) demuestran las intenciones ser la película. Seguramente los que la defiendan reflejarán su increíble realismo, y eso no lo puedo negar. Es casi como si se pusiera una cámara pegada a la niña protagonista y se filmara todo lo que hace en su vida cotidiana. Algo parecido a otras peliculillas menores que la crítica ha aplaudido (me gustaría saber cuántos de esos críticos las han visto enteras sin cabecear) como Estiu 1993 o Els dies que vindran. Pero una vez más olvidan que esto es cine, sinónimo de fantasía, espectáculo, diversión. Y una cosa es hacer un drama con conciencia social y otra muy diferente es retratar la vida cotidiana sin un desarrollo ni una historia. Al final (y no me vengan con que el tema del canto es una metáfora que lo redondea todo), la directora planta el fin cuando le apetece y nos quedamos todos tan panchos. Y ni siquiera me vale la excusa de buscar una identificación mediante el recuerdo o lo bien que festeja los ecos de una época. Desconozco cómo fue la infancia de Pilar Palomero, pero yo viví como adolescente la misma época que refleja el film (con algún año más que la protagonista) y no reconozco el paisaje. Se ve que ese exceso de conservadurismo ultra católico pasó de largo por mi barrio.

En fin, película aburrida, que sólo se sostiene por la simpatía que puedan despertar las protagonistas, cuyos aplausos críticos me resultan totalmente incomprensibles. Cómo la nominación al Goya de Natalia de Molina (y aquí no soy sospechoso de nada, mil veces he declarado lo que me encanta esta actriz, pero es que aquí no tiene papel ni tiempo para lucirse). Esta es una de esas películas que arrasa en festivales pero que, en un año normal (2020 y 2021 no cuentan para nada) serían totalmente ignoradas en los rankings de taquilla.

 

Valoración: Cuatro sobre diez.

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