sábado, 19 de diciembre de 2020

Cine: WONDER WOMAN 84

Cuando parecía que en Warner ya no se podían superar, lo han vuelto a hacer. Al fin se ha desvelado el misterio de porqué han decidido estrenar Wonder Woman 84 en su plataforma HBO Max simultáneamente que en cines y sin ningún coste adicional. Y la razón no se debe ni a la pandemia ni a la cantidad de cines cerrados alrededor del mundo. El motivo es que la película es tremendamente mala. Un horror, incluso.

A lo largo del cada vez más maltrecho DC Extended Universe ha habido películas buenas, reguleras, algunos desastres por motivos ajenos a lo estrictamente cinematográfico y alguna que otra verdaderamente mala. Entre estas últimas se encuentran Escuadrón suicida y Aves de presa (o como la quieran llamar ahora), pero que por lo menos eran propuestas poco ambiciosas más o menos autoconscientes de hacia dónde querían dirigirse. No eran, para que me entiendan, parte de las apuestas importantes de la casa, como son las películas individuales de cada uno de los miembros de la denostada (en espera a esa segunda vida en HBO Max con el Snyder Cut) Liga de la Justicia. Wonder Woman 84 juega en esa liga, siendo una propuesta seria a blockbuster, ambiciosa y con la finalidad de reconducir, de una vez, el rumbo de la franquicia. Por eso, visto lo visto en pantalla, aunque tenga virtudes que superen, por ejemplo, a las ya mencionadas, merece ser considerada la peor película hasta la fecha parada por estos señores de la Warner. Recuerdo que en su momento se dijo que el papel de la cabeza pensante Geoff Johns iba a ser un equivalente al trabajo desarrollado por Kevin Feige en la enemiga Marvel, y ciertamente parece que lo han conseguido. Geoff Johns (firmante junto a la incompetente Patty Jenkins del…¿guion?) parece, efectivamente, trabajar para Marvel, y sufrir la terrible experiencia de soportar la secuela de Wonder Woman en pantalla grande solo sirve para lamentar haber tenido un año sin un solo estreno del MCU (recordemos que Los Nuevos Mutántes no entra en la categoría).

En Wonder Woman 84 el villano de la función tiene un hijo de unos cinco años más o menos, y esa podría ser la edad que uno calcula que tenga quien haya imaginado un argumento tan espantosamente ridículo como el que presenta esta película de más de dos horas y media que, en honor a la verdad, tampoco es que se haga larga.

Tras un prólogo excesivo pero visualmente atractivo en la que se retorna al pasado de Diana, la película arranca con una especie de segundo prólogo en la que Wonder Woman realiza pequeños actos heroicos hasta culminar en el desbaratamiento de un atraco en un Centro Comercial que, aunque aspira a tener tintes dramáticos, rezuma un humor ridículo que me hizo recordar al arranque de Superman III. Ya en ese momento uno sabía que no se podía esperar demasiado de la película, más que confirmar que en Warner habían decidido abandonar, definitivamente, la oscuridad cimentada por Nolan y Snyder en losinicios del proyecto. Lo único bueno, ver a la amazona en acción, ya que a partir de ahí pasa casi un tercio de película deambulando de aquí para allá con ropa de civil (hay que lucir a Gal Gadot, y qué mejor manera de hacerlo que en escenas propias de anuncios de perfume navideños), configurando el tramo más aburrido (que no el peor) de la película.

Este tercio sirve para sentar las bases de los personajes, en especial un Steve Trevor que, una vez desvelada su presencia en el tráiler, merecía una buena explicación para su retorno. Esta es una película de fantasía, y como tal hay que tomarla, desde luego, pero la artimaña para traer de vuelta al personaje es tan bochornosa como estéril la presencia del mismo. Se ha elogiado mucho la química entre Gal Gadot, Chris Pine y Kristen Wiig, y no seré yo quien la niegue, resultando ser de lo poco estimulante de la película, pero la base de sus personajes es tan inconsistente y mal desarrollada que poco pueden hacer para levantar el argumento.

Alguna vez he comentado que, ante cierto tipo de película que parece gustar al respetable y a mí me horrorizan, puede que me esté haciendo mayor. Quizá esa es la explicación para haber sufrido al encontrarme con que no estaba entendiendo nada de lo que pasaba en pantalla. Pagaría por un tête-à-tête con quien tuviera la idea de esta trama para que me explicara los cien mil agujeros de guion, desde un villano de opereta hasta una serie de situaciones que solo sirven para aderezar el espectáculo con algo de acción en el segundo tramo del film, lo más entretenido. Sigo teniendo, no obstante, graves problemas con la manera de filmar la acción de la Jenkins y, sobre todo, con los horrorosos cromas cada vez que Wonder Woman salta por los aires que me retraían, esta vez, a la terrible Superman IV. Todo lo que se explica en pantalla es una total tontería, y los momentos hermosamente visuales no deberían servir como justificación para un «todo vale» que me hizo sentir vergüenza ajena en más de una ocasión (estoy pensando, por ejemplo, en el avión invisible atravesando los fuegos artificiales). Afortunadamente, Hans Zimmer está especialmente inspirado en la partitura musical y entre eso y el potente leitmotiv que creó para ella en Batman V. Superman las escenas de acción aparentan más épica de la que en realidad tiene.

Otro defecto de la película es su pretendido tratamiento feminista. Como en la anterior Wonder Woman, Jenkins quiere hacer gala del empoderamiento femenino, sin caer en la cuenta de que una vez más la protagonista necesita a un hombre para guiar sus pasos y marcar el camino (amén de que la salva en más de una ocasión) mientras que el personaje de  Barbara Minerva es una doctora con grandes actitudes cuya principal motivación es sentirse atractiva y gustar a los hombres (sig).

Y en esas que llegamos al tramo final, donde todo pierde definitivamente sentido. Lo único destacable es el leve trasfondo político con un villano que podríamos comparar a Donald Trump y un presidente de los Estados Unidos que emula a Ronald Reagan aunque no se atrevan a nombrarlo directamente. Aquí todo es ya un sinsentido terrible, con Minerva llegando al zenit de su transformación para luego solventarlo en apenas diez minutos y con los habituales excesos digitales marca de la casa, con un plan maestro del villano absurdo y desproporcionado, con escenas irrisorias de Diana emulando a Spiderman primero, enganchando su lazo a los relámpagos (!!) para terminar convertida en una versión femenina del mismísimo Superman (!!!), incoherencias varias y un clímax moralista, de nuevo sonrojante, que no hay por dónde agarrarlo.

En fin, que sin llegar a aburrir y con cierta disparidad en cuanto a la calidad de las escenas de acción, la ridiculez de su guion y de muchas de sus escenas, así como la falta total de sentido en cuanto a la forma de actuar de la mayoría de los protagonistas hacen que la película sea un despropósito total, con reminiscencias a la peor serie B de los años setenta, con antagonistas megalómanos sin objetivos claros más que el poder por el poder, resoluciones de chichinabo y chistes generacionales pasados de moda.

 

Valoración: Tres sobre diez.

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