Acostumbrados como estamos a esas comedias simplonas que se anuncian como la película del año en Francia (de esas que había seis o siete cada año), da gusto descubrir que en el país vecino se hace algo más que falso costumbrismo del montón con moralina de postureo.
Bronx es un relato criminal
violento y duro sobre un cuerpo de policía y sus confrontaciones con una banda
mafiosa, poco amable y carente de humor, un policiaco en toda regla cuyo
principal defecto posiblemente sea estar demasiado preocupado de desligarse,
precisamente, de los prejuicios hacia el cine galo para mirarse tanto en el
espejo americano que, al final, se carga denegado de tópicos y situaciones mil
veces vista que no consigue ofrecer algo novedoso al espectador.
Resulta difícil
ponerle peros a una película que no hace nada realmente mal, pero tampoco logra
sobresalir en nada, con lo que al final sólo queda un relato interesante y, por
momentos, emocionante, fácil de olvidar apenas ha terminado.
Cierto es que, tal
y como pasaba con La Bestia, el hecho
de no ser americana la libera del clásico final «made in Hollywood»,
otorgándole un punto de amargura muy acorde con el estilo de toda la función,
pero no sé si es suficiente para poder ensalzar una peli mil veces vista y cuyo
reparto ligeramente coral impide empatizar especialmente en ningún protagonista
en concreto.
Valoración: Seis
sobre diez.
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