Después de triunfar con casi todos sus protector televisivos, Ryan Murphy decide dar el salto hacia la dirección de largometrajes (aunque tampoco es que entre en terreno desconocido, al fin y al cabo se trata de un producto destinado a plataformas), y la propuesta elegida para la ocasión es ni más ni menos que la adaptación de un musical de Broadway.
The Prom mezcla el cine de
adolescentes de instituto, la denuncia social y el ritmo de un puñado de temas
bastante destacables para ofrecer una muestra de excesos que en algunos
momentos amenazan con írseles de las manos a su director. Le salva, eso sí, un espectacular
reparto donde cada uno se lleva su parte, aunque quizá sea James Corden quien
más pueda llegar a cargar. Meryl Streep tiene el personaje más agradecido, y parece
sentirse muy cómoda en el terreno de los musicales, Nicole Kidman está
encantadora y se lamenta que su personaje no tenga algo más de presencia y
Andrew Rannells consigue el mejor momento del film cuando interpreta el tema Love thy Neighbour. De fondo, aunque el
ruido con que impregna todo Murphy amenaza con axifisiarlo, está el tema del buling
escolar, esta vez con historia romántica homosexual como trasfondo.
No dudo que todo
esté hecho con muy buenas intenciones y hay momentos realmente brillantes en la
película, pero que Murphy no sea el director adecuado de la propuesta, que
pretende emular a los grandes éxitos de Broadway y queda empequeñecido, con una
dirección apresurada que rememora a sus anteriores trabajos. Todo es una gran
fiesta de excesos y eso puede resultar algo cargante e irreal, pero tampoco
llega nunca a destacar tanto como para alcanzar el desastre.
Por eso, The Prom es algo inferior a lo que
cabría esperar, pero sigue siendo una propuesta alegre y contagiosa, de buenos
propósitos y algunos temas muy pegadizos.
Valoración: Seis
sobre diez.
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