A medida que se acercan las fechas mágicas que deriven este mes de diciembre, y abre la insistente sequía de grandes títulos en las carteleras, es cuestión de seguir buceando por el infinito baúl de películas navideñas de Netflix con el fin de encontrar algo que destaque entre la morralla general.
Caídos
de lleno en el género de la comedia romántica (cómo añoro esa época en que
cuando uno hablaba de películas navideñas lo primero que venía a la mente eran
maravillas como Sólo en casa, Jungla de cristal, Gremlins, etc. ), Nochevieja en el Magnolia tenía un aura que me inspiró un punto de confianza. El que
los protagonistas compartirán un programa de radio y que fuesen ávidos de la
infancia llegando de toda la vida sus propios sentimientos me invitaba a pensar
en una película donde el humor fuese más sutil que visual, sin que el tema
navideño fuese un exceso empalagoso y con diálogos mínimamente ingeniosos. Y
aunque no es que estamos ante una película de Woody Allen, lo cierto es que si
me encontré con un interesante desarrollo de personajes que, por más que
deambulen por un terreno de sobras conocido, consiguieron captar mi atención y
simpatía.
Esta
es la clásica historia de un chico y una chica abre el dilema de enfrentar la
amistad con el amor y sobrevivir a ello, y con este planteamiento no se puede
engañar a nadie, pero también es un recuerdo de aquella época en que la radio
acumulaba más seguidores que los influencers
de Internet, de fiestas de Nochevieja en grandes salones al ritmo de jazz y de
una época que, aunque ya caduca, no por ello deja de ser maravillosa. Un guion
que, al final, resulta muy neoyorquino, por más que la acción se suponga que
transcurre en Chicago aunque en realidad esté filmada en Canadá.
Una
película agradable y simpática de ver donde los protagonistas brillan
consiguiendo enamorar (a la vez que enamorarse) tanto a sus regidores
radiofónicos como a los espectadores del film, pudiendo perdonarle sus errores
sin odiarlos ni reuniéndonos por el empalague de la clásica moralina navideña ñoña.
Valoración:
Seis sobre diez.
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