Extraña la nueva versión
del héroe de DC así como extraña ha sido mi percepción de la misma. Mientras
veía la película estaba disfrutando, considerando puntuarla con un mínimo de 8.
Superado el ecuador de la obra la cosa decae sobremanera, de manera que he
salido de la sala del cine con un 6 en la cabeza, y en el tiempo que he tardado
en empezar a escribir estas líneas (apenas un par de horas) la he dejado
reposar lo suficiente para quedarme con un aprobado rascado. Y gracias.
Ante sentimientos tan
encontrados he decidido escribir una crítica un poco diferente a lo habitual,
enumerando al principio lo que me ha gustado y a continuación lo que no, de
manera que cada uno de vosotros valoréis lo que consideréis que tenga más peso.
La historia, por más que
nos la sepamos de memoria, está narrada de forma bastante interesante,
fusionando el argumento de las dos primeras películas clásicas (¡que larga es
la sombra de Richard Donner!). Había cierta duda sobre si iba a pesar más la
dirección de Zack Snyder o la producción de Christopher Nolan (ese tipo que
debe odiar tanto a los superhéroes que le alimentan que se empeña en que sus
nombres no aparezcan ni en el tíitulo), y por fortuna ha sido el director quien
se ha llevado el gato al agua, con una dirección sobria y elegante (me sobra el
uso de algún zoom), no tan excesiva como nos podíamos temer y con algunas
secuencias realmente impactantes (esas peleas en vuelo, casi en primera
persona). También encuentro interesante la manera de alternar dos líneas
temporales, tal y como ya hiciera en la brillante Watchmen, y la recreación de Kripton es muy buena, desmarcándose de
lo que habíamos visto hasta ahora e insinuando una mitología propia que sabe a
poco. Otro aspecto destacado es el interpretativo. Henry Cavill (conocido por
su participación en Los Tudor y por
ser el hijo de Bruce Willis en esa flojita peli de intriga rodada en España
llamada En la fría luz del día) está a la altura de Christopher Reeve y a
años luz del soso de Brandon Routh, haciendo un Superman creíble, con toques de
humanidad y gran poder de seducción, mientras que Amy Adams consigue con esa
mezcla de determinación y ternura confeccionar a la mejor Lois Lane posible
(por encima de la histriónica Margot Kidder y... ¿alguien se acuerda quien
hacía el papel en Superman returns?).
Parecía imposible evitar comparaciones odiosas con Marlon Brandon y Glenn Ford,
pero Russell Crowe y Kevin Coster aprueban con nota, mientras que Michael
Shannon (al que hemos visto en Broadward
Empire y poco más) cumple como villano, pese al horrible doblaje español. Así
que: perfecto, el personaje se presenta con buen ritmo (el uso de los flashback
nos permiten ver al héroe vestido con su característico traje apenas a la media
hora de película) y la parte dedicada a su juventud es emotiva sin empalagar,
así como interesante la manera de darse a conocer al mundo (me gusta
especialmente que Lois descubra enseguida su identidad, nunca entendí que la
ganadora de un Pulizzer pudiera ser tan torpe como periodista).
Si hasta ahora me gustaba
todo... ¿Qué pasa para que me venga abajo? Para empezar, el villano. Por más
que se esfuerce el actor y por mucho que a priori aplaudiésemos la ausencia de
Lex Luthor en esta primera película, lo
cierto es que la amenaza que supone el general Zod es terriblemente plana. Una
vez enfrentado a Superman desaparecen las subtramas y todo se reduce a más de
una hora de una batalla interminable, explosiones a tutiplén y edificios derrumbándose.
No creo que exagere nada si afirmo que a partir del ecuador de la película el
guion brilla por su ausencia, ignorando
esa máxima del cine de calidad que afirma que, en ocasiones, más es menos. Todo
ahora se reduce a un exceso de violencia y destrucción que termina por aburrir
soberanamente, haciéndose eterno y recodando poderosamente además (aunque en
malo) a la batalla final de Los
Vengadores. Además, tiene el film un
tufillo a trascendencia épica (aquí si que se adivina la mano de Nolan) que
lastra al personaje, que por momentos parece contagiarse del aurea de divinidad
que ya insinuó Bryan Singer en la fallida Superman
Returns, y desechando totalmente el sentido del humor que Josh Wedon tan
sabiamente usó para aderezar a Los
Vengadores. Sí, este es un mundo más
real, parecen decir Nolan y Snyder, pero la conclusión se me antoja muy Happy
End cuando media ciudad es destruida y ni por asomo se ve o menciona a una sola
víctima civil. En serio, quée terriblemente decepcionante y soporífera segunda
hora de película (y dicen que el montaje inicial superaba las tres horas).
Quiero concluir esta
crítica analizando dos escenas concretas que me parecen determinantes en la
definición del personaje, pero que podrían tratarse de SPOILERS (bueno, una
seguro que lo es) así que estáis avisados por si no queréis continuar leyendo.
No soy un especialista en
la mitología de Superman, he leído mucho más Marvel (especialmente Spiderman,
como veréis a continuación), pero me consta que Johnatan Kent muere por un
infarto, y aunque siempre se esforzó por dar una buena educación a su hijo no
lo recuerdo en el comic original como una guía espiritual tan marcada en la
vida de Clark Kent como en esta película (algo así sucedía también en Smallville), donde aquí además el
personaje interpretado por Kevin Costner muere a consecuencia de la no intervención
de Clark en un momento dado.¿ Es cosa mía o sobrevuela por ahí el recuerdo del tío
Ben? Solo falta que en algún momento el bueno de Johnatan le suelte a su hijo
adoptivo eso de que "todo gran poder..." ¿Ya sabéis cómo sigue, no?
Lo segundo que quería
comentar, e insisto con lo del spoiler, concierne a la escena final, al momento
culminante en que Superman, para salvar la vida de tres civiles mata al general
Zod. Vamos a ver, quizá esto os parezca de alguien muy cuadriculado, pero esto
es así: Superman no mata. Punto. Es casi una definición del personaje. Batman
es el oscuro y violento. Superman, no. Y verse en esa tesitura en la que se
supone es su primera película y su primera acción como superhéroe debería
marcarlo de por vida. Algo parecido pasa en Marvel. Lobezno no tiene reparos a
la hora de desgarrar a alguien, pero en sus más de cincuenta años de historia
Spiderman nunca ha provocado voluntariamente ninguna muerte, conocedor de que
una vez que se cruce la línea ya no habrá marcha atrás. Superman la ha cruzado
(da igual que hubiesen inocentes en peligro, Spiderman habría encontrado otra
manera de solucionarlo o habría muerto en intento; y el verdadero Superman, tanto
el del comic o como el de Donner, también), y eso hace que deje de ser nuestro
héroe tal y como lo conocemos.
Otro héroe deformado,
oscuro y amargado. Sigue así, Nolan.
En Marvel te lo agradecerán.
Resumiendo, brillante
arranque con una buena historia y unas grandes interpretaciones que deriva en
una copia mala, burda y aburrida de la épica batalla de Nueva York de Los Vengadores. No es tan mala como el
final de la estúpida y sobrevalorada trilogía del murciélago llorica, pero sí muy decepcionante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario