Podría
parecer que Thomas Jane es un gran aficionado a la literatura de Stephen King.
Puede que en realidad no haya leído jamás una novela del escritor, pero lo
cierto es que, aparte de su interpretación de Punisher cinematográfico de 2004,
sus trabajos más relevantes han sido adaptaciones del mismo: El cazador de sueños, La niebla y, ahora, 1922
, la segunda adaptación de King en manos de Netflix y que, como
en el caso de El juego de Gerald, se
ve muy beneficiada de los recursos de la plataforma de streaming
1922 es la adaptación de un relato breve, y su paso a largometraje no se ha
visto afectada gracias, en gran medida, al soberbio trabajo de Jane. Aunque la
ambientación y la trama suele ser la base de las historias de King, el
deterioro mental y emocional del personaje de Jane se convierten en esta
ocasión en el verdadero centro de la película, y su gran interpretación
permiten sacar a flote una historia sin que se resienta por el alargamiento de
la misma.
Wilfred
James es un pobre hombre centrado solo en su granja y sus cultivos, por más que
las mejores tierras pertenezcan a su esposa, que se muere de ganas por
venderlas y mudarse a la ciudad. Este principio de conflicto los lleva a un
distanciamiento irreparable que culmina con la amenaza por parte de ella de
divorcio y abandono, hijo incluido. Esto supone un mazazo para Wilfred que
decide que su única salida es matar a su esposa, convirtiendo a su hijo en cómplice.
Pero el asesinato suele pasar factura, y los fantasmas de sus acciones lo
atormentarán hasta el fin de sus días.
De
nuevo una obra de King basada en la culpa y los remordimientos, en un ejercicio
sobre el descenso a los infiernos de una mente enfermiza que en el caso de
Thomas Jane se refleja en un deterioro físico y psicológico encomiable.
Una
vez más tenemos que recordar que estamos ante un producto televisivo, por lo
que no cabe esperar aquí una puesta en escena de gran lujosidad como si estuviésemos
ante un producto diseñado para la gran pantalla, pero aun así el trabajo de
Zack Hilditch es suficientemente eficiente para que la atmósfera enfermiza
luzca como debe, convirtiendo la película en una pesadilla rural muy
interesante, con sus imprescindibles toques macabros incluidos
No
todo puede ser perfecto, y las subtramas flojean un poco, sobre todo cuando se
alejan del personaje de Jane, pero con todo es de nuevo una propuesta muy
recomendable para disfrutar del King más costumbrista que efectivista.
Valoración:
Seis sobre diez.
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