Cada día es una extraña película que, como punto de partida,
es una tremenda tontería, solo clasificable como comedia romántica adolescente
con toques fantásticos.
Sin embargo, hay que reconocerle que tiene un puntito
que la hace suficientemente amable como para conseguir digerirla sin demasiados
problemas, resultando simpática y hasta tierna.
Todo
se basa en la aceptación de que existe alguien de carácter incorpóreo, una
especie de ser que cada día habita en el interior de un cuerpo diferente,
tomando control del mismo, como si de una posesión se tratase, durante ese
único día.
Eso es algo que el tipo, que decide autodenominarse A, lleva
haciendo toda su vida hasta que conoce a Rhiannon, de la que se enamora, y por
la que tratará de cambiar las reglas del juego que rigen su vida.
Romance
simplón, como digo, en el que casi todo el peso recae en Angourie Rice, que ya
demostró en Dos buenos tipos que tenía
madera de estrella y a la que hemos podido ver también en La seducción y Spider-man Homecoming.
El no tener un partenaire fijo en toda la película hace que todo dependa de lo
que la muchacha llegue a creerse su papel, y en ese sentido la actriz cumple
con creces, siendo el primer flotador al que agarrarse al enfrentarse a la
película.
Por
lo demás, poquita cosa hay en este producto demasiado enfocado a un público
juvenil (que no sé yo si está por estas moñadas) pero más aceptable de lo que
en principio invitaba a pensar su argumento y que, al menos, sirve como
distracción siempre que no se le exija demasiado.
Valoración:
Cinco sobre diez.
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