viernes, 17 de agosto de 2018

MEGALODÓN

El desarrollo de una película basada en la novela Meg de Steve Alten ha sido un auténtico calvario. Tras su paso por diversas productoras y después de un baile de nombres para la silla del director, desde Jan de Bont hasta Guillermo del Toro, siendo John Turteltaub quien al final se llevara el gato al agua, un realizador competente pero sin demasiada personalidad.
Ha hecho falta la paticipación de productoras chinas para ayudar a Warner a conseguir los ciento cincuenta millones de presupuesto necesarios, lo cual, sin duda, ha afectado al producto final. El propio Turteltaub ha reconocido que la película ha sufrido tantos recortes que cuesta reconocer lo que él había rodado, y el protagonista el film, Jason Statham, así lo ha confirmado.
Con estos precedentes, daba un poco de miedo pensar en lo que Megalodón, que es como se ha llamado en España a Meg, por más que las novelas se hayan editado respetando el diminutivo original, nos podía ofrecer. Y es que, definitivamente, estamos ante una película de serie B con un presupuesto de superproducción. No es que tenga ningún problema con el cine de serie B, siempre que el referente está más cercano a Pirañas 3D de Alexandre Aja que al Sharknado de Anthony C. Ferrante, pero el problema es que Megalodón se queda un poco en tierra de nadie a medio camino entre el cine de aventuras serio y la broma gamberra.
Por un lado, su guion, tópico a más no poder (sigue el esquema básico de la novela de Alten, pero se desdibuja en sus subtramas), pretende aspirar a una profundidad emocional muy intensa. Por otro, la propia campaña publicitaria (la frase: “te quedarás con la boca abierta” lo dice todo) prácticamente vende el film como un enfrentamiento entre Jason Statham y un tiburón prehístórico (y por ahí van los tiros, aunque cueste ver en el físico de Statham al científico descrito por Alten).
Con todo, el resultado no llega a ser malo. Megalodón es una película muy entretenida, a la que se agradece que, por lo menos, se recuerden constantemente las pérdidas humanas que sueles pasarse muy por encima en otras producciones de este estilo, con Statham derrochando carisma y algunos momentos visuales muy impactantes. Lo malo es que los fallos (ese guion tan pobre y la falta de gamberrismo y sangre, por ejemplo) se notan demasiado, y al final pesa más lo que podría haber sido (a ver si alguna vez nos ofrecen una versión del director) que lo que es.
En fin, entretenimiento para pasar el rato, algún que otro susto efectivo y Statham. No pidáis más.

Valoración: Seis sobre diez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario