Hace ya cuatro años Antonie Fuqua y Denzel Washington repetían colaboración tras Training Day. Deben formar buen equipo, pues desde entonces han vuelto a coincidir en Los Siete Magníficos y vuelven a hacerlo en esta secuela de The Equalizer, en la que también repite el guionista Richard Wenk, que consigue ir un poco más allá e incluso superar el nivel de aquella.
Uno de los reproches que hice en su momento a The Equalizer es su total falta de credibilidad, con un héroe todopoderoso e implacable. En The Equalizer 2 el protagonista sigue en la misma estela, pero Faqua se preocupa por humanizarlo un poco más, evitando así que la película sea una mera repetición de aquella y ampliando el mundo de Robert McCall.
En esta ocasión, McCall tiene un trabajo que le permite conocer a todo tipo de gente y aprovechar sus habilidades únicas para “desfacer” entuertos, siempre con un punto de lógica humanidad por en medio. Posiblemente ese fue el argumento que emplearon para seducir a Washington, ya que esta es la primera secuela que acepta protagonizar en toda su extensa carrera. Por fin conocemos algo más el pasado de McCall y lo vemos interrelacionar con el mundo que lo rodea, no es ese lobo solitario y amargado que pasaba noches en vela leyendo en una cafetería. En este sentido, el personaje sale muy enriquecido y reforzado, convirtiendo el dolor que lleva por dentro en una motivación para luchar por causas perdidas, ya sea atravesando medio mundo para devolver a una niña a los brazos de su madre o ayudar al vecino cuya incursión en un grupo pandillero no puede más que acarrearle problemas.
Esto no significa, sin embargo, que Fuqua se olvide de la acción. The Equalizer 2 tiene acción, y mucha, decorando una trama con tintes de intriga y falsas pistas que tampoco es que se salgan del camino habitual. Cierto es que la verosimilitud puede quedar de nuevo en entredicho, pero el ritmo narrativo está mejor medido esta vez, y aunque el acto final sea una traca apoteósica, hay suficientes escenas de lucha a lo largo de toda la película, muy sangrientas y crueles, como para perdonarle ciertas licencias.
The Equalizer 2 es dura y contundente, con puñetazos que llegan a doler al espectador y muertes tan salvajes que, hay que reconocerlo, se llegan a disfrutar con cierto sadismo. La historia, más allá de ese intento de profundizar más en McCall, no es que sea nada del otro mundo, pero el buen trabajo de Washington y la pericia de Fuqua lo compensan a la perfección.
Se echa en falta el punto de diversión de películas como, por ejemplo, Misión Imposible: Fallout, aunque algo más de humor que en la primera entrega sí que hay, pero se puede entender la película como una cara B más seria y despiadada del título de Tom Cruise, y disfrutar de una sesión doble que podría ser, junto a Los Increíbles 2, de lo mejor de este verano.
Valoración: Siete sobre diez.
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